Después de cuatro meses de investigación, la Policía Judicial decomisó cuatro serpientes de la especie pitón burmés (Python Molurus) que un joven de 21 años estaba vendiendo por aproximadamente ¢200.000 cada una.
En primer lugar, se le confiscó una serpiente albina y luego otras tres serpientes conocidas como nominales, las cuales tenía en su casa. Se trata de una especie no venenosa.
Los agentes de la Sección contra Delitos Medioambientales del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) detuvieron el jueves al sujeto, de apellido Moya, bajo el cargo de comercio de vida silvestre. El hombre fue arrestado en vía pública cerca de su residencia, en Los Guido de Desamparados. Poco después de su arresto, una persona cercana al detenido entregó a los oficiales las tres serpientes adicionales a la que tenía al momento de la captura.
Los animales fueron trasladados a un centro de contacto de vida silvestre, mientras que el sospechoso quedó a disposición de la Fiscalía a la espera de que se defina su situación legal.
En nuestro país, se ha vuelto común el tráfico interno a través de redes sociales o medios de comunicación privados, en los cuales las personas se contactan para llevar a cabo estas transacciones ilegales.
Según el Artículo 18 de la Ley 7317 en Costa Rica, se prohíbe el tráfico de cualquier especie de vida silvestre incluida en las listas del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), como aquellas en peligro de extinción o con poblaciones reducidas, a menos que provenga de un sitio de manejo de vida silvestre autorizado.
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