Psicólogo enfrenta juicio por muerte en presa vehicular

Víctima fue golpeada con un bastón metálico, según dijo testigo

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“Pateó el carro (del conductor de adelante), después se devolvió al de él y sacó un objeto, como un candado de los que se usa en los pedales de los carros, y lo introdujo por la ventana del señor”.

Así recordó Geovanny Villegas el momento en que una disputa entre choferes terminó en la agresión, y luego muerte, del técnico de Telecomunicaciones del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) Gustavo Loaiza Bolandi.

El ataque ocurrió en la mañana del 6 de octubre del 2008, cerca de Los Arcos, en Belén de Heredia.

Villegas fue el primer testigo en declarar ayer ante los jueces del Tribunal Penal de Heredia, en una causa que se sigue contra un psicólogo, de apellido Zumbado, por el delito de homicidio simple.

En aquel momento, según contó Villegas, él manejaba un camión de una empresa cervecera para la cual laboraba.

Relató que, en apariencia, el técnico del ICE se negó a darle espacio a otro conductor.

“Había bastante presa (...). Logré ver que el carro de adelante frenó y el señor (chofer) hizo una seña, no vi bien, pero era como de que pase (...). El otro señor (del carro de atrás) se bajó y fue hasta el otro auto, iba malhumorado”, relató.

En ese momento, dijo, fue que Zumbado tomó el bastón metálico y golpeó a Loaiza.

El testigo aseguró que, después, el agresor huyó.

Agregó que, cuando fue hasta el vehículo del ofendido, observó que este tenía una grave lesión en el ojo derecho.

Además, contó que otra conductora le dio un papel con el número de placa del vehículo del atacante y que él lo introdujo en el bolsillo de la gabacha de la víctima.

Larga agonía. Ayer también declaró la familia de Loaiza.

Patricia Chavarría, esposa del fallecido, aseguró que, ese día, su esposo la llamó y le describió el carro de su atacante. Se trataba de un carro Fiat, de color verde, según dijo.

La mujer contó que, diez minutos más tarde, Loaiza se comunicó otra vez, pero que ya no lo escuchó bien. “Después no supe de él hasta que llegamos al hospital. Lo último que vi fue su mirada”.

En el Hospital México, en San José, Loaiza agonizó durante 51 días hasta que murió. “Murió de una hemorragia cerebral, producto de la varilla con la que ese tipo lo perforó”, exclamó la viuda.

Los tres hijos de Loaiza también contaron la difícil situación económico que enfrentaron tras la muerte de su padre.