Tomas de cámara de seguridad desmienten versión del sospechoso de asesinar a turista Carla Stefaniak

La mañana después del crimen, guarda del hotel dijo que Stefaniak se fue en un Uber, pero el carro no apareció en los videos revisados por el OIJ

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Las tomas de una cámara de seguridad cerca del hotel Le Mas de Provence, en San Antonio de Escazú, desmienten la versión del sospechoso del asesinato de la turista Carla Stefaniak.

Así lo declaró este jueves Guillermo Hernández Sequeira, de la Sección de Homicidios del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), en el Tribunal Penal de Pavas.

Allí se realiza el juicio contra un hombre de apellidos Espinoza Martínez, por la muerte de la turista venezolana-estadounidense, ocurrida entre el 27 y 28 de noviembre del 2018.

Hernández relató que Espinoza, quien trabajaba como guarda de seguridad en el turno nocturno del hotel, dijo a los investigadores que la víctima se había ido del lugar en un transporte de Uber, el 28 de noviembre cerca de las 5 a. m.

El OIJ comprobó que al ser las 9:00 a. m., llegó otro chofer que había acordado llevar a Stefaniak al aeropuerto Juan Santamaría, para que ella tomara el vuelo de vuelta a Estados Unidos.

No obstante, otro guarda le indicó que la mujer de 36 años dejó las instalaciones horas antes, según le había asegurado Espinoza.

Para ubicar el supuesto Uber que tomó la turista, el OIJ recurrió a tomas de una cámara ubicada a 200 metros del hotel, pues el Le Mas de Provence no tenía estos dispositivos de seguridad.

Así se comprobó la versión del segundo Uber, la cual además fue corroborada con la empresa de transporte. Sin embargo, el auto mencionado por Espinoza no pasó por esta carretera en las horas que él indicó.

“Cuando se hace la revisión de los videos, pues no hay nada con respecto a otro vehículo que haya subido a ese lugar. Prácticamente la propiedad de la villa Le Mas es la última que hay en esa calle, después lo que hay es una zona boscosa de difícil acceso”, declaró el investigador.

Otros dos datos evidenciaron que ella nunca salió del hotel después de la única noche que permaneció allí.

Hernández mencionó que la venezolana no registró el chequeo de salida en la recepción. Asimismo, información brindada por la compañía telefónica que usaba Stefaniak reveló que ella se mantuvo en esa zona.

El 3 de diciembre, cinco días después de la desaparición, fue encontrado el cuerpo de Stefaniak, semienterrado a algunos metros del cuarto donde se hospedó. El cadáver tenía una quebradura de vértebras, golpes en cabeza, brazos y piernas, y heridas de arma blanca en la cara.

Ese mismo día fue arrestado Espinoza, quien ahora enfrenta cargos por homicidio calificado, robo agravado y tentativa de violación calificada.

Le dijo a amiga que estaba preocupado

Según el funcionario judicial, Espinoza le comentó a una amiga en Nicaragua, su país natal, que había tenido un accidente por el que estaba preocupado.

“Ella le pregunta que cómo está, que está muy preocupada por él, que no recibe contestación, que quiere saber cómo le está yendo, a lo que él le contesta que ya la va a llamar”, relató Hernández, con base en una conversación de WhatsApp que tuvieron un día después del homicidio.

Ante este actuar sospechoso, el OIJ contactó a la mujer nicaragüense, quien contó cuál era la supuesta preocupación de Espinoza.

“Le comentó que había tenido un accidente, que el arma que él portaba se le había disparado y había herido a alguien”, señaló Hernández.

Empero, las autoridades no recibieron reportes de ninguna persona herida de bala en ese lugar.

Otras comunicaciones del sospechoso hacia Nicaragua delatarían su papel en el crimen.

El lunes, la encargada de limpieza de las Villas, al momento del hecho, declaró que Espinoza habría confesado el homicidio a su esposa.

El investigador reafirmó ese testimonio este jueves, pues la exempleada brindó la misma versión a la Policía Judicial.

La mujer, de apellidos González Gutiérrez, obtuvo esta información tras una cadena de llamadas.

Ella contó que el imputado le contó sobre el delito a su esposa, ella se lo externó a su suegra, quien es amiga cercana y vecina de González. Fue la madre de Espinoza, finalmente, quien le hizo llegar la presunta confesión a la exempleada de Le Mas de Provence.