Cura acusado de abandonar sobrino en Estados Unidos dice que atisbó en la frontera hasta ver que patrulla lo había recogido

Afirma que su afán nunca fue abandonarlo y que más bien actuó ante reacción depresiva del niño al momento en que le negaron la visa

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El sacerdote de la Diócesis de Tilarán Liberia, de apellidos Brenes Villalobos, sospechoso de abandonar a su sobrino de 6 años en el desierto de Arizona, Estados Unidos, declaró la mañana de este viernes en los Tribunales de San José.

En su exposición, Brenes afirmó durante 40 minutos que su accionar fue ante la petición que le hizo la mamá del niño (exesposa de un hermano de él), quien le suplicaba trasladarlo ya que ella anhelaba tenerlo allá. De igual manera, el chiquito también había caído en estados depresivos cuando le negaron la visa y vio caerse la promesa que le había hecho su madre al partir, de que pronto se uniría a ella y a sus hermanas.

Al no obtener la visa, la única forma de que el niño volviera con su madre era la que ejecutó el sacerdote, quien indicó que lo hizo como un acto de caridad cristiana con su sobrino, porque vio como al menor la vida se le estaba apagando y por eso ayudó a llevarlo a Estados Unidos.

En junio del 2018 fue cuando el menor fue hallado en suelo de Estados Unidos, donde lo dejaron con el fin de que fuera rescatado y pudiera encontrarse con su mamá, que residía en Nueva York.

Muy planificado

La mamá del niño coordinó paso a paso la forma para que el sacerdote lo llevara hasta un lugar en el estado de Sonora de México, cerca de la frontera con Estados Unidos, donde buscaron activar el protocolo de este último país para personas menores de edad no acompañadas, que implica ponerlo a la orden de los servicios sociales, los cuales se encargan de buscarle el familiar más cercano en esa nación.

Un tío de la actual pareja de la madre fue quien llegó a México a topar al sacerdote y al niño en el aeropuerto de Hermosillo, Sonora y los llevó hasta la frontera, que para ese momento no tenía un muro, sino una cerca de madera que era muy fácil de atravesar.

En ese lugar, una persona que les ayudaba cruzó con el niño la calle de lastre, donde se captó la foto que luego se hizo viral, en la que aparecía el menor con una botella de agua y con el rótulo que decía “voy en busca de mi mamá” y el número de teléfono donde podían ubicarla.

El religioso explicó que esa calle está a solo unos 20 metros de la línea fronteriza, por lo que destacó que se quedaron atisbando en el sitio. En el momento en que vieron a lo lejos una patrulla, las personas que le ayudaban caminaron esos 20 metros con el niño y luego se devolvieron, hasta que se aseguraron de que ya la patrulla se había llevado al menor.

El sacerdote recordó que en una ocasión en que había estado sirviendo en parroquias de California, EE. UU. se había enterado de que esa era la forma que las familias de migrantes utilizaban para reunificarse y que no eran penalizadas en ese país.

Todo planeado

Todo lo que fue el trámite para la compra y entrega de los tiquetes del cura y su sobrino para viajar a México corrieron por parte de la familia en Estados Unidos.

El día antes del vuelo, el sacerdote salió de Guanacaste, pasó a Palmares, que es donde vive la abuela materna del niño, ahí lo recogió y le dieron los tiquetes para irse a México, explicó en la sala de juicios.

Puntualizó que en ningún momento tuvo la intención de abandonar a su sobrino ni de dejarlo desamparado y a su suerte. Para él, en ningún momento el niño corrió peligro pues siempre lo tuvo a una distancia visible, por lo que lejos de traficar ilícitamente a su sobrino, lo único que hizo fue actuar a pedido de la madre para salvaguardar bienes jurídicos de más alto rango que son la vida del niño, así como el derecho que el menor tenía de estar con su familia y con su madre, lo cual finalmente ocurrió.

Para reforzar su exposición, el cura mostró fotos y videos de la salida del aeropuerto, así como del sitio donde comió con el niño y del lugar donde estuvieron a su llegada a otra terminal aérea y la zona fronteriza. Para ello, el Tribunal, a solicitud del defensor del cura, le permitió hacer uso del celular que le fue decomisado el día que lo detuvieron.

Brenes, de 51 años, se enteró de que el OIJ investigaba el caso y por eso se apersonó a la sede judicial de Carrillo, Guanacaste, donde quedó detenido el 6 de noviembre del 2019. Posteriormente se le dejó en libertar con medidas cautelares de firmar en el Juzgado mientras avanza el proceso judicial.

El cura afronta dos delitos de tráfico ilícito de personas en modalidad agravada y abandono de persona incapaz.

Aunque originalmente el proceso estaba dispuesto para dos días, se han presentado inconvenientes que han alargado el proceso, que comenzó el 18 de abril.

El juicio fue suspendido poco después del mediodía y ahora será el 22 de mayo cuando la Fiscalía, la defensa de Brenes y la representación del Patronato Nacional de la Infancia brinden sus conclusiones y el tribunal defina la fecha de sentencia.