Vecinos de Sarapiquí abren a la fuerza camino afectado por derrumbe desde hace dos semanas

Solo vehículos doble tracción pueden transitar; lo hacen bajo su propio riesgo

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Cerca de las 5:30 p. m. del viernes 27 de julio, los trabajadores de la empresa que se ocupa de la limpieza del camino entre Puerto Viejo de Sarapiquí y Quebrada Grande colocaron una cinta amarilla para advertir que era prohibido transitar por ahí.

Sin embargo, la cinta duró poco, pues un vecino decidió pasar en su vehículo, cansado de la tardanza en las labores de limpieza, luego de la caída de un enorme derrumbe el domingo 15 de julio.

Así, casi a la fuerza, los lugareños volvieron a transitar la ruta nacional 505, por la que necesitan sacar productos, como huevos y leche, hacia Puerto Viejo.

“La gente estaba desesperada, incluso el viernes pasadas las 5 p. m., colocaron una cinta amarilla para evitar que los carros pasen, pero un carro pasó y rompió la cinta y todos pasaron”, narró Marco Batista, taxista pirata de la zona.

Tal vez por resignación, ya no colocaron la cinta el sábado. Sin embargo, está claro que el camino no está habilitado, pues por ahí solo podrían pasar vehículos doble tracción. Automotores livianos, motos y bicicletas se quedan atascados en el lodazal.

Esta es la consecuencia del gran deslizamiento que además de afectar camino, dañó una casa. El alud se vino debido a las fuertes lluvias de esos días.

A pesar de la insistencia de los pobladores, David Meléndez, jefe de emergencias del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), advirtió que la ruta no está habiltada para el paso de vehículos y que quien la transite lo hará por su propio riesgo.

Gerardo Arias fue uno de los que se arriesgó. Iba con su esposa y dos hijas en un vehículo.

Él es empleado municipal y asegura que conoce de maquinaria. Considera que el trabajo que se hace está bien, pero reclama que ha sido muy lento, que no se piensa en las necesidades de todos los habitantes de estos pueblos.

“Siento malestar porque no lo han visto como emergencia, porque en la ruta 32 ocurren cosas peores y en tres días está habilitada”, dijo.

Aquí, recordó Arias, han pasado dos semanas.

Las fuertes lluvias obligaron al cierre de la vía San José-Limón por varios días, dejaron daños en diques, viviendas, caminos y motivaron la suspensión de clases para centenares de escolares y colegiales del país.

Jorge Solís, quien vive enfrente del sitio del derrumbe y dueño de la casa afectada, cuenta que ha sido testigo de conflictos entre vecinos y trabajadores de la empresa encargada de los arreglos.

El MOPT recordó que hay una ruta alterna, aunque reconocen que es muy larga. Por esa razón, dijeron, buscan una camino más corto para estos lugareños pues estiman que las obras en el sitio del derrumbe podrían prolongarse por y medio.