Llamada tardía pudo incidir en difícil control del incendio más grande de la década

Cuando los bomberos llegaron a Empaques Santa Ana, en Coyol de Alajuela, había una hectárea en llamas

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En el Cuerpo de Bomberos no se explican por qué, si la primera unidad extintora duró solo 14 minutos en llegar al incendio del 2 de mayo en Empaques Santa Ana, en Coyol de Alajuela, a su arribo ya había más de una hectárea con fuego activo.

“Tal vez de noche se podría explicar lo ocurrido porque nadie se da cuenta, pero de día se debe determinar por qué la hora de aviso no fue tan oportuna para haber llegado a tiempo”, sostuvo Héctor Chaves, director de la institución.

Por esta razón se investiga qué falló, pues se trata del más grande incendio de la última década que, pese a no tener víctimas, obligó a los bomberos a trabajar cinco días en el sitio, de manera ininterrumpida.

Todavía no se tiene clara la causa del fuego que, según los primeros indicios, comenzó en el sector sureste del área que los bomberos encontraron en llamas al llegar. El siniestro devoró los materiales apilados en 22.000 metros cuadrados.

Además de la hora de aviso, se investiga si la brigada de la empresa trató de controlar el fuego por sus propios medios, ya que las llamas se habían extendido a un 60% del área, lo cual es mucho, al considerar que la unidad de Alajuela recorrió 15 kilómetros en menos de 14 minutos.

Bomberos despachó la primera unidad a las 12:19 p. m., luego de ser alertados por parte del Sistema de Emergencias 9-1-1.

Ese sábado estuvo soleado y el viento soplaba a más de 70 kilómetros por hora. Esos factores del tiempo impulsaron la propagación rápida, pero aún así, Chaves no se explica lo ocurrido. Por esa razón, se realizan entrevistas, revisan videos y analizan ciertos equipos que estaban en la escena.

Como los apagafuegos impidieron el avance de las llamas hacia la planta y la caldera, la empresa pudo seguir con sus faenas el lunes siguiente, cuando todavía faltaban tres días de labor para extinguir por completo el fuego.

Solo se quemó la materia prima. La misma estaba a merced del agua y el sol sin que le afectaran esos factores, pues luego sería traslada a tolvas enormes donde la diluyen con agua y otros productos, para hacer nuevas cajas de cartón.

Según Roberto Araya, gerente de la empresa, los 20.000 metros cuadrados que se quemaron representan solo el 15% del área. Agregó que cuentan con una póliza de incendio de amplia cobertura con el Instituto Nacional de Seguros INS).

Nuevas disposiciones

En el informe, el Cuerpo de Bomberos pedirá a la empresa instalar un muro cortafuegos entre el área de almacenamiento y la zona de calderas; esta última se logró salvar del fuego gracias a la acción inicial de las primeras unidades en el sitio, alertadas sobre la presencia de búnker y diésel.

También van a pedir que el área de bodega esté seccionada. “El hecho de que hayamos salvado el área de calderas, el molino y toda el área de producción y administrativa, no significa que más adelante vaya a ser así”, dijo Héctor Chaves.

En la atención de la emergencia participaron 490 bomberos, se utilizaron 17 unidades entre extintoras, cisternas, tanques, rescate, ambulancias de bomberos y unidades de ataque rápido.

Se utilizó agua no potable de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) así como de un lago cercano y de industrias aledañas que están en la zona franca Coyol, la más grande del país.

Cerca de 70.000 metros cúbicos de material se quemaron y fueron removidos para sofocar por separado cada uno de los puntos de calor.

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Según el Cuerpo de Bomberos, para la cantidad de material que había, deberían tener más muros cortafuegos y más detectores de humo, pues el que tenían no cumplió la función.

Chaves no recuerda, en sus 38 años como bombero, un incendio que les haya tomado tantos días, aunque en algunos aserraderos han durado días en apagar montañas de aserrín.

En abril del 2009, el incendio del aserradero San Fernando, barrio Pueblo Nuevo de Alajuela, dejó más de 100 damnificados, pues alcanzó también 16 casas. Esa vez la atención duró dos días y medio.

Desde entonces, dijo, no había uno tan grande en esa provincia.

En el país existen unas cinco plantas procesadoras de cartón para hacer cajas como la ubicada en Coyol, por lo que a raíz de lo ocurrido, los bomberos les exigirán, además de mangueras, contar con tanques y rociadores de agua, así como muros divisorios.

El incendio en Empaques Santa Ana supera en área quemada a los ocurridos en las comunidades de Guararí, Heredia (8.500 m2); El Pochote, en barrio Cuba (2.400 m2 ); León XIII (3.500 m2 ), en Tibás; y el del precario Caro Quintero, en Alajuela (2.400 m2).

Lago cercano los abasteció de agua

Los cálculos de Bomberos reflejan que en los cinco días de atención de este incendio se gastaron más de 20 millones de litros de agua y de ellos, el 10%, es decir unos dos millones, fueron de agua potable.

Un lago de aguas pluviales sirvió como principal fuente a los bomberos, al proveer el 60% del agua usada.

La reacción solidaria de empresas del parque industrial que está cerca, también permitió que el líquido almacenado en sus tanques fuera movilizado por cisternas para sofocar las llamas.

La empresa Empaques Santa Ana dispuso de unos 12 cisternas privados, que se unieron a tres de los Bomberos, para que no faltara el líquido. El 30% del agua usada fue de cisternas.

“El agua que se requería era tanta, que la red de hidrantes no era suficiente”, dijo Chaves.

Parte del agua usada se recolectó en Ciruelas de Alajuela, en uno de los ramales de Ojo de Agua, el cual es administrado por el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop) y que ayuda en emergencias hídricas y de incendios.

Lo anterior porque a las 3 p. m. del día del siniestro ya los hidrantes de la zona no tenían el caudal requerido por los bomberos.

Las lluvias que cayeron por ratos durante dos días de trabajo también ayudaron a recuperar el lago y a mojar los materiales calientes.

Aunque la mayoría del agua usada no era potable, Chaves dijo que tampoco se trata de agua contaminada, por lo que no les dañó ni afectó los equipos.

El director de Bomberos recordó que ellos atendieron otro incendio en la antigua planta de Empaques Santa Ana, hace como seis años, cuando esa empresa estaba a la par del río Virilla, cerca de la radial de Santa Ana.

Esa vez, por usar agua del río, que estaba contaminada, varios bomberos resultaron enfermos con problemas digestivos, porque fueron salpicados mientras apagaban las llamas.

Recordó que había chimeneas cercanas a las pacas y una de ellas habría sido la causante del fuego. Los bomberos estuvieron como tres días en la planta, dijo Chaves.

Ahora se trabaja en el informe que será entregado a las empresas aseguradoras y también queda disponible para entes como el Ministerio de Salud o el de Ambiente, en caso de que quisieran indagar aspectos como contaminación o asuntos ambientales.

Tanques de aguas pluviales

El plan de aprovechar aguas pluviales en incendios sigue adelante y por eso las dos estaciones metropolitanas que se levantan diagonal a la estación de Caribeños (metropolitana norte) y 200 metros al norte de la Estación al Pacífico (metropolitana sur) en San José, tendrán tanques de recolección.

En metropolitana, el tanque tiene capacidad de 300.000 galones y en la otra de 150.000 galones, que servirán para incendios en San José.

El agua se convierte en un recurso vital. Nosotros no ocupamos agua potable, solo agua que esté limpia.

A futuro esperan que en muchas ciudades de las más pobladas se construyan tanques subterráneos de aguas pluviales, que les permitan depender menos de los hidrantes de agua potable, como sucede en otros países.