Desprendimientos en pared del volcán Turrialba muestran que coloso tiende a fase de quietud

Científico del Ovsicori afirma que fuertes lluvias facilitan que material en lo alto de las paredes caiga al fondo

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

---

Los aguaceros propios de la fase de transición hacia la estación lluviosa, en el Valle Central, repercuten en las paredes de los volcanes cuyas partes más verticales suelen ceder cuando su peso aumenta al infiltrar el agua llovida.

Sobre la importancia de estos procesos de erosión, Javier Pacheco vulcanólogo del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), afirmó que les brinda una idea de la estabilidad de la ladera y, en este caso, es una expresión de que el volcán está en proceso hacia la quietud, aunque todavía se le considera un volcán activo.

El miércoles 27 de abril los científicos del Ovsicori notaron, al revisar los sismogramas del volcán Turrialba, que a las 7:58 a. m. había una señal de ruido cratérico muy diferente al de una erupción, de modo que al revisar los videos, como estaba despejado, notaron que un bloque de la pared oeste del cráter se desprendió y eso fue lo que generó la señal sísmica en el instrumento de medición.

Según Pacheco, ese tipo de deslizamientos son muy frecuentes cuando empieza a llover fuerte y afectan también otros volcanes como el Irazú, donde también han notado días atrás caídas de material en la pared norte, donde en agosto del 2020 se produjo el desprendimiento de unos 25 millones de metros cúblcos, lo cual afectó antenas, torres de trasmisión y casetas de varios medios de comunicación que tenían sus equipos en esa zona de riesgo. Algunos dueños de esos equipos tuvieron que trasladarlos a lugares más seguros, mientras que otros todavía están en ese proceso.

“Con estas lluvias tan fuertes y lo empinado de las paredes son propensos los deslizamientos. Así lo hemos visto en la zona de las antenas de Irazú, donde el jueves vimos caída de rocas. Eso es normal porque el agua ayuda a lubricar las fallas y es más fácil que las rocas y el material saturado de agua caiga, pues adquieren más peso”, dijo el científico.

Todo el material se va depositando en el fondo, el cual se hace menos profundo, hasta que con el paso de las décadas se va llenando y las paredes quedan menos inclinadas pues logran alcanzar su pendiente estable.

Pacheco destacó que es un proceso natural de erosión y se puede ver en el cráter central y el cráter este del mismo volcán Turrialba, que ahora están llenos de sedimentos y apenas subyacen.

Otro ejemplo se puede observar en la laguna Botos del volcán Poás en Alajuela, que es un viejo cráter eruptivo y ahora sus paredes tienen una inclinación leve y el fondo lleno de sedimentos y agua.

Recordó que cuando el volcán Turrialba estuvo en su pico de actividad, entre el 2015 y 2017, esos derrumbes eran cotidianos porque el macizo cimbraba constantemente y las erupciones lanzaban material por todo lado. Al mismo tiempo, las explosiones socavaban el fondo. Ahora las caídas de material ocurren en época pasiva, lo que deja ver que el volcán va hacia el reposo. También se nota el cambio en la forma del cráter con el paso del tiempo.