Conductor que cayó a guindo en puente de 'la platina': 'Mi vida ha tenido un cambio total'

Regresó a su casa el 4 de setiembre, tras más de dos meses hospitalizado luchando contra la muerte

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El José de la foto no es el mismo José que está en cama, sin poder mover el cuerpo del cuello hacia abajo.

El de la foto está de pie, sonriendo junto a varios compañeros, en una cancha defútbol cinco. La fotografía se tomó cuatro años antes de caer a un guindo con su carro, en elpuente de 'la platina'.

La imagen del carro destruido en las márgenes del río Virilla y el operativo de rescate de bomberos y cruzrojistas la transmitieron en vivo todos los noticieros en su horario estelar de las 7 de la noche, el miércoles 21 de junio.

La transmisión se hizo minutos después de que el Hyundai 93 de José cayera 35 metros al vacíopoco antes de cruzar el puente. El carro dio varias vueltas en el aire, y el joven quedó atrapado entre los hierros retorcidos.

"Ese muchacho se mató", fue lo primero que pensó Isamar Molina Sirias, esposa de José, cuando vio la imagen.

Jamás se imaginó que el conductor por quien luchaban tanto los rescatistas era el muchacho de quien jamás se separó desde que lo conoció, en octavo del Liceo de Heredia.

José Gerardo Argüello Villegas. A él le gusta que lo llamen José. Hoy yano es el mismo joven que quedó impreso en la fotografía.

LEA: Conductor sobrevive a caída de unos 35 metros en puente 'de la platina'

Másde tres meses después de esa caída al vacío, el nuevo José mira la fotodesde una cama en donde apenas puede mover la cabeza.

Un cuello ortopédico le dificulta los movimientos.

El3 de julio, cirujanos del Hospital del Trauma intentaron corregirla lesión más grave que sufrió tras el siniestro: daños en variascervicales.

La inflamación tardará en ceder, al menos, seis meses.

Seráhasta enero cuando los médicos podrían hacer un recuento delosdaños y cuando le darían una respuesta más realista a la pregunta que le davueltas en la cabeza: ¿volveré a caminar?

Otro nacimiento

Es miércoles. Un día antes, el 19 de setiembre, José cumplió 28 años.

Enla humilde casa que alquila en los alrededores de la UniversidadNacional, en Heredia, todavía quedan algunos globos y papeles de coloresde la fiesta que le organizaron su familia y amigos.

"Arrocito con pollo, ensalada rusa y, por supuesto, pastel". Ese fue el menú, contó su suegra, Aracelly Sirias.

"Como bien. Nada me cae mal", responde lentamente José cuando se le pregunta cómo reacciona su estómago a los alimentos.

Inmediatamente, Isamar interviene y dice que la familia tiene suficientes razones para celebrar.

LEA: Conductor que cayó al vacío en 'puente de la platina' lleva dos meses de lucha en el hospital

"Pasamosde contar las horas porque nos decían que podía morir, a contar los días.Los primeros nueve estuvo en el Hospital México, sedado en la Unidadde Cuidado Intensivo porque estaba tan grave que no podían pasarlo al hospital del INS (Instituto Nacional de Seguros).

"Alguien ahí me dijo que si llegaba a sobrevivir,quedaría paralizado del cuello hacia abajo y solo movería los ojos. Peroya habla y puede mover su mano derecha", comenta Isamar y le pide a Joséque haga una demostración: "Levantá la mano".

Lo hizo muy, muy despacio, de arriba hacia abajo antes de dejarla reposar, como dormida, sobre su cadera.

Su suegra, nicaragüense de nacimiento, se ha convertido en el principal apoyo para Isamar junto a Ana Cecilia Villegas, mamá de José.

Aracellycuida a Josué, el hijo de siete años que ambos tienen. Suabuela lo lleva a la escuela, le ayuda con lastareas y hasta loduerme mientras Isamar se dedica a curaciones o a cambiar de posición a José varias veces al día para que no se le hagan más úlceras de las que tiene por pasar tanto tiempo en cama.

Antes del siniestro, su esposo disfrutaba de estar en casa con la familia.

Ese era y sigue siendo su mayor placer. Algo que le dibuja una sonrisa de solo recordar cuando le dieron la salida del hospital y lo trasladaron en ambulancia a su casa, la tarde del 4 de setiembre.

"Estar en la casa fue lo más esperado para mí cuando estaba internado. Lo esperaba todos los días. Aquí es otra cosa", dijo.

ElHyundai modelo 1993 que había comprado tan solo dos años atrás,lesirvió para llevarlos a pasear a las playas de Jacó yPuntarenas, yhasta para trasladar a su suegra a Los Chiles, en la fronteranorte.

Fue su primer carro.

Loque quedó de él después de que el INS lo declaró en pérdida total trasla caída, está en el garage de una de sus hermanas, esperando a que seresuelvan algunos trámites para venderlo como chatarra.

Solo cinco minutos para verlo

La última llamada que José le hizo a Isamar el miércoles 21 de junio fue a las 5:30 p. m..

La realizó desde su trabajo, en una empresa dedicada al negocio de la impresión donde lleva seis años en diversas funciones.

"Me dijo que tenía mucho trabajo en la bodega y que estaría ocupado. Para mí eso era muy normal porque, por lo menos una vez al mes, se quedaba trabajando hasta tarde.

"Lo volví a llamar a las 8 p. m. y no me contestó. Yo había visto las noticias del accidente pero como decían que era un hombre de 30 años, jamás pensé que podía ser él", recuerda Isamar.

No fue sino hasta las 2 de la madrugada que ella logró conciliar el sueño.

No sabía porqué, pero le parecía raro que su esposo no hubiera llegado. "Él era del trabajo a la casa", asegura. Aracelly Sirias asiente con la cabeza, reforzando la afirmación de su hija mientras escucha su relato.

"Al día siguiente, llamé a la oficina y me contestó un amigo. Me envió varias fotos que habían salido en los periódicos y yo reconocí los aros del carro.

"Me fui directo al Hospital México, donde me dijeron que estaba entre la vida y la muerte. Solo nos daban cinco minutos por hora para entrar a verlo a Cuidados Intensivos. Estaba sedado, conectado a un respirador", agrega.

Semanas después, Isamar se enteraría de que el accidente ocurriómientras José se trasladaba hacia Alajuela, adonde tenía que dejar elencargo de un cliente.

Esa sería la última parada hacia su casa, en Heredia. No llegó a ninguno de los dos lugares.

Pronóstico: 'reservado'

Cuando se le pregunta a José cómo describiría lo que ha vivido en los últimos tres meses,responde: "Mi vida ha tenido un cambio total".

Cuatro meses antes del evento, Isamar había perdido su trabajo.

Esa fue, tal vez, la motivación para que ambos decidieran animarse a montar un negocio propio.

"Josué está en primero de la escuela y yo quería pasar más tiempo con él. Pensamos en una lavandería e hicimos la inversión para comprar las máquinas", recuerda Isamar.

El rótulo del negocio también sirve de señal para la dirección de su casa: Lavandería Sirias, 200 este y 20 al norte del ICE, en Heredia.

En la cocina de la casa están las dos máquinas que compraron con un préstamo todavía pendiente de cancelar.

La pareja calculaba que los ingresos por lavar, planchar o teñir prendas, sumado al salario de José, permitirían un desahogo económico. Hasta que el Hyundai 93 se precipitó en el guindo y la vida cambió para todos radicalmente.

De las múltiples lesiones que sufrió José, la más grave es la de lascervicales. "El pronóstico erareservado", recuerda su esposa.

"Parecía un robot de tanto aparato que teníaconectado.Había un ventilador y muchas mangueras por donde le pasabanantibióticosy medicamentos para que se desinflamara.

"Fue hastael 29 dejunio que lograron trasladarlo al Hospital del Trauma. Aunqueloshospitales quedan cerca, era mucho el riesgo de pasarlo y selecomplicara la fractura en el cuello", explicó Molina.

El apoyo de la empresa donde labora, ha permitido que José cuente con una póliza que hoy le cubre todos los gastos médicos por la atención que recibe en el INS.

Periódicamente, un equipo de enfermería lo visita en su casa para confirmar que Isamar está haciendo bien lo que le enseñaron antes de dar salida a su marido.

Los cuidados incluyen la curación de las úlceras, los cambios de posición del cuerpo para que no le aparezcan otras heridas por presión, los ejercicios para manos y pies y la administración de los cinco medicamentos que debe tomar diariamente.

Lucha se complica por estrechez económica

El salario bajó casi a la mitad debido a la incapacidad, mientras el negocio que pensaron hacer prosperar antes de que sucediera el accidente no crece a la velocidad que ellos necesitan para dar abasto con todas las necesidades.

Principalmente, las de José.

Hay cambios que hicieron a la casa para poder movilizarlo un poco más y sacarlo del cuarto en donde duerme con su esposa e hijo. Por ejemplo, hicieron una rampa para la hora del baño, que no lo hacen en la cama sino con ayuda de una silla que les dieron y que les permite trasladarlo a la ducha.

Pero está la otra, la silla especial, que requieren para darle mayor movilidad durante el día, evitar que pase mucho tiempo acostado y prevenirle así la aparición de úlceras. Esa es la mayor preocupación y urgencia.

Hasta ahora están pensando en esto, porque antes no hubo tiempo para más. Solo para rezos y largas jornadas en los hospitales, de 5:30 a. m. hasta las 4 p. m.: el tiempo que permanecía junto a él Isamar.

Ya con José en casa, piensan en todo eso y no descartan presentar una demanda contra el Estado por lo que sucedió.

Aseguran que si el puente hubiera tenido una barrera especial el carro no habría caído al guindo y, quizá, la historia de José hubiera dado continuación al sueño que iniciaron cuatro meses antes del accidente.

La familia también está empezando a hacer las primeras averiguaciones de los reportes de tránsito sobre lo que sucedió aquella noche del 21 de junio porque no hay mucha claridad. "Como no hubo más víctimas...", diceIsamar, dejando que su interlocutor complete esos puntos suspensivos.

Todo, prácticamente todo, está empezando casi de cero para ellos. Incluidos estos trámites y averiguaciones.

Como bien lo resumió José, su vida ha tenido un cambio total: desde la foto que congeló a aquel joven tras un balón de futbol, hasta el momento actual, donde la esperanza de volver a caminar sigue en pie contra todo pronóstico.