Y entonces, ¿quién mató a Meredith?

La justicia italiana absolvió a Amanda Knox y a su exnovio Rafaelle Sollecito de un cruento crimen ocurrido en el 2007. Este es un escándalo internacional que parece no terminar.

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Aparejado con la tragedia que implicó el sangriento asesinato de Meredith Kercher, esa noche de noviembre del 2007 se abrió, en Perugia, Italia, un caso mediático de esos que Hollywood ama... y buena parte del planeta sigue engolosinado por lo surrealista de la trama.

Tras ocho años de vaivenes judiciales, condenas, anulaciones, acusados, mentiras y confusión, finalmente la semana pasada fueron exonerados de toda culpa la estadounidense Amanda Knox y su novio de entonces, el italiano Rafael Sollecito. Sin embargo, el caso sigue dejando más dudas que certezas y la justicia italiana ha recibido severas críticas de sede en el extranjero por los baches del proceso.

De hecho , las agencias de noticias han dado cuenta de que este último fallo volvió a poner en evidencia el estado de la justicia en Italia, donde el gobierno de Matteo Renzi pena por su reforma.

Según un despacho de EFE, "el Tribunal Supremo, tras once horas de deliberación, dio una nueva sorpresa de esas a las que el sistema judicial tiene acostumbrado a ese país: un giro inesperado".

Pero no inusual, puesto que es muy reciente otro vuelco del Supremo: el pasado 10 de marzo, el alto tribunal confirmó la absolución del exprimer ministro Silvio Berlusconi por presunto abuso de poder e incitación a la prostitución de menores en el " caso Ruby ".

Nada más conocerse el fallo favorable a Berlusconi, la omnipresente en Italia Iglesia católica le advirtió al excavaliere que por mucho que la Justicia le absolviera, una cosa es lo que dice la ley y otra, la moral.

Es así como la absolución de Knox y Sollecito vuelve a poner de manifiesto los males de la administración de la justicia en el país, insiste la prensa local.

Los hechos

El primer gancho de esta novela tuvo que ver con la belleza casi celestial de Amanda Knox, quien de hecho fue bautizada por la prensa estadounidense como "Cara de ángel" y a quien era casi imposible imaginar involucrada en la muerte de su compañera de pasantía y de habitación estudiantil, Meredith, quien falleció tras recibir 43 puñaladas durante una noche de alcohol y drogas.

En la misma causa fue incluido el entonces novio de Amanda, el veinteañero italiano Rafael Sollecito y, más tarde, apareció como parte de la tripleta supuestamente asesina el marfileño Rudy Guede, quien actualmente es el único condenado como culpable y está purgando 28 años de prisión por el hecho.

En el ínterin, hubo un cuarto afectado. Cuando detuvieron a Knox y a Sollecito, el 3 de noviembre del 2007, el día después del homicidio, supuestamente Knox confesó que ella estaba en su casa cuando mataron a Kercher e involucró a Patrick Lumumba, el dueño del bar en el que ella trabajaba y del había sido despedida por comportamientos demasiados desinhibidos con la clientela. Lumumba también quedó detenido pero fue liberado dos semanas después, el 20 de noviembre, tras corroborar su coartada: había pasado la noche del asesinato hablando con un cliente de su bar en Perugia, según la policía. Más tarde demandó a Knox por difamación y ganó 40.000 euros en daños.

Este es casualmente uno de los hechos más turbios del caso... ¿por qué habría de mentir deliberadamente Amanda, implicando a un inocente en algo tan supremamente grave? ¿Para vengarse por el despido y, de paso, salvarse ella?

Por este hecho, justamente, Knox fue condenada por "falso testimonio" a tres años de prisión en el fallo de la semana pasada, pero no irá a la cárcel porque ya los descontó cuando estuvo presa por cuatro años, igual que Sollecito, luego de que fueron condenados por culpabilidad en el crimen, en el primer juicio que luego fue anulado.

De acuerdo con una reconstrucción realizada con insumos de la revista colombiana Semana y de CNN en español, todo empezó en el verano de 2007 cuando Knox viajó a Perugia para aprender italiano. Al llegar se instaló en un apartamento con otras tres jovencitas, entre las que se encontraba la británica Meredith Kercher. A los pocos meses la estadounidense conoció a Raffaele Sollecito, con quien sostuvo una apasionada relación en medio de una agitada vida nocturna. Todo pintaba a que aquello sería una maravillosa experiencia de juventud para ella, algo así como una trama de la icónica película Grease... pero no. Nada más lejano.

El 1°. de noviembre de ese año, Knox pasó de ser una estudiante anónima a la protagonista de uno de los escándalos judiciales más mediáticos de los últimos tiempos. En la madrugada encontraron a su compañera de cuarto muerta con 43 puñaladas y semidesnuda. Las evidencias apuntaban a Amanda y a su novio, pues la Policía encontró ADN de la norteamericana en el cuchillo usado en el crimen, así como material genético de Sollecito en el brassier de la víctima.

Entonces, la Fiscalía concluyó que la pareja había asesinado a la inglesa porque no quiso participar en su juego sexual.

Aunque los novios lo negaron, sus declaraciones contradictorias alimentaban las sospechas. Según la primera versión de Amanda, esa noche vio manchas de sangre que conducían al cuarto de Meredith y no les puso mucha atención. Fue entonces cuando culpó a Lumumba, pero varios testigos lo ubicaban en el bar del que era propietario. Ella luego se retractó y aseguró que había pasado la noche en casa de su novio. Aunque Sollecito la apoyó en un principio, después la desmintió porque, según él, se quedó dormido y no volvió a saber de ella por un largo rato.

En medio del devenir de acusaciones cruzadas, apareció un tercer sospechoso: el vendedor de drogas marfileño Rudy Guede. Ese día Meredith y él se citaron en casa de ella. Guede dice que solo estuvo allí un rato durante el cual sostuvieron relaciones sexuales. Un fuerte dolor de estómago lo obligó a entrar al baño y a la salida vio una silueta masculina que huía después de atacar a la joven.

Sin embargo, los investigadores no confiaron en su versión y concluyeron que Guede la violó mientras Sollecito la sostenía y Knox la acuchillaba.

El africano fue condenado a 16 años de prisión y sus cómplices recibieron 25 y 26 años. Ambos purgaron prisión hasta el 2011, cuando esa sentencia fue anulada tras una exitosa apelación de la defensa.

El revuelo internacional atizó la hoguera, pues paralelamente la prensa hizo su propio dictamen sobre Knox. Mientras en Europa la condenaron, en Estados Unidos la convirtieron en una suerte de mártir. Su familia gastó casi un millón de dólares en campañas publicitarias y a los ojos de los norteamericanos Amanda se convirtió en una víctima más de la débil justicia italiana.

Ella y su novio pasaron cuatro años en la cárcel hasta que sus abogados lograron convencer a los jurados de que las muestras que involucraban a sus clientes no fueron manipuladas correctamente. Contra todo pronóstico, Amanda volvió como un ídolo a su Seattle natal y con una propuesta millonaria para escribir su historia.

Pero en el 2014 un tribunal de Florencia revivió el caso y volvió a condenarla, esta vez a 28 años de prisión, y ratificó la sentencia del novio. Ella siguió libre en su país mientras se resolvía una nueva apelación, en un juicio interminable. La semana pasada, tras reexaminar el caso, la máxima corte italiana concluyó que no existe evidencia suficiente para inculparlos y ambos quedaron exonerados.

Pero sin duda, el caso tendrá cuerda para rato. Ya se había escrito un libro al respecto en el 2013, Angel Face: Sex, Muder and the Inside Story of Amanda Knox (Cara de Angel: Sexo, Asesinato y la historia dentro de Amanda Knox), de la periodista estadounidense Barbie Latza Nadeau, que a su vez dio origen a la película The Face of an Angel (La cara de un ángel), dirigida por Michael Winterbottom.

Como era de esperarse, Knox y su familia improvisaron una conferencia de prensa en las afueras de su casa, donde celebraron que se hubiera hecho justicia y ella insistió en que contará toda la verdad en su autobiografía. Rafael Sollecito, por su parte, afirmó en su país que solo quería pasar la página, que se conformaría con que la justicia le ofreciera una disculpa por los cuatro años que pasó en prisión, y aseguró que de todas maneras su vida jamás sería la misma. Sobre Knox, fue escueto pero categórico: "Ella puede ser un ángel o un diablo... según se vea".

Patrick Lumumba, congoleño y primer encarcelado por la falsa acusación, fue categórico, y la prensa italiana hizo eco de su clamor: "Amanda fue absuelta porque es rica y americana. Esto no beneficia a la justicia italiana".

La madre de la británica Meredith Kercher, por su parte, se mostró desolada en declaraciones a la prensa británica. "Estoy sorprendida y conmocionada... ya los habían condenado dos veces, no entiendo lo que pasó y no, no tengo idea de qué más puedo hacer al respecto de ahora en adelante...", aseguró.

Y sí, aparentemente, la muerte de Meredith quedará en un extraño limbo. Aunque una parte de la prensa italiana asegura que esto no ha terminado.