‘Un porro para mamá': el fenómeno de las cannamoms

De la mano con la legalización del cannabis en otros países ha surgido el movimiento de las ‘cannamoms’; madres que utilizan el consumo de la droga para desestresarse en medio de la crianza de sus hijos

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A Sara le sorprendió cuando le conté que, si uno tratara de etiquetarla, ella pertenecería a un movimiento llamado ‘cannamoms’.

“¿Pero cómo voy a ser parte de algo que no sé qué es?”, dijo entre risas.

Sara, a quien llamaremos así para proteger su identidad, tiene un hijo de 12 años. Cuando su pequeño, a quien llamaremos Raúl estaba en el kínder, ella sentía que el mundo se le salía de las manos. Para aliviar ese estrés, de vez en cuando, volvió a fumar marihuana después de años sin hacerlo.

“Como que, cuando tuvimos a Raúl, estaba demasiado metida en ser la mejor mamá, ser ejemplar y dejé de lado todo lo demás, todo lo que me distraía. Eso sí, no me mal entienda: no es que tenga estigmas contra la marihuana ni el alcohol, pero yo simplemente quería estar solamente enfocada en criar a Raúl”, recuerda.

Este año, Sara cumplirá 33 años. Es joven y, aunque pasa mucho tiempo en redes sociales, nunca había escuchado el término ‘cannamoms’, el cual ha convertido en una tendencia lo que ella hizo de forma casual: usar el consumo de marihuana como un método para conservar la calma en época de crianza.

“No sabía que era una moda o algo por el estilo, pero bueno. Supongo que tiene sentido”, dice Sara riendo.

Un movimiento que crece

En el último semestre, la explosión del fenómeno de las ‘cannamoms’ se ha atestiguado en grandes medios como NBC y BBC, quienes han procurado examinar las raíces de este movimiento.

Aunque en Costa Rica es difícil rastrear una organización a la defensa del consumo de cannabis, al menos específicamente para el período de crianza, sí que existen grupos internacionales de Facebook al respecto y varias publicaciones editoriales sobre el tema.

Danielle Simone Brand es un ejemplo de esas referencias. Ella es la autora de Weed Mom: The Canna-Curious Woman’s Guide to Healthier Relaxation, Happier Parenting, and Chilling TF Out, un libro en el que cuenta cómo el cannabis le ayudó a calmar sus ansiedades para poder dedicarle mayor tiempo a sus hijos, acompañarlos con sus deberes y relajarse a la hora de irse a la cama a descansar.

Antes de experimentar con el cannabis, como madre ella sentía que no escuchaba las necesidades de sus hijos, tanto emocionales como en relación a la escuela. “El cannabis me ayuda en ciertos momentos de estrés”, dijo Simone, el año pasado, a la BBC.

“Puedo dejar a un lado más fácilmente mi lista de tareas del día laboral, así como los desafíos y frustraciones que he experimentado en el día para entrar en el tiempo de espacio mental en el que puedo ayudar, pacientemente, con la tarea o preparar la cena con mi hija”, agregó.

En esa misma entrevista, la autora del libro asegura que ‘cannamoms’ es un término reciente, pero no algo nuevo. Mientras escribía su libro, específicamente, ella pensó en hacerlo para “las madres convencionales que no sabían mucho sobre el cannabis”, pero descubrió, más bien, que había más cannamoms de las que esperaba y que su publicación podía servir para institucionalizar el movimiento.

“Podemos ser padres responsables y consumir cannabis al mismo tiempo. Ha habido grupos de ‘cannamoms’ muy pequeños durante mucho tiempo, pero está creciendo”, asegura.

Eso sí: está consciente de los estigmas existentes en contra del cannabis. Aunque en la ciudad en la que vive (San Diego, California) existen legislaciones a favor, ha conocido historias de muchas ‘cannamoms’ que son señaladas por su consumo de marihuana.

“Algunas ‘cannamoms’ que conozco en las redes sociales han recibido comentarios como, ‘eres una mala madre’, ‘les estás dando un mal ejemplo a tus hijos’, ‘estás glorificando el consumo de drogas’, ‘es patético que tengas que estar drogada para ser mamá’ e, incluso, ‘deberían quitarte a tus hijos’”. También hay ‘cannamoms’ cuyos hijos han perdido amistades porque las madres de sus amigos prefieren alejarlos ante una posible ‘mala influencia’”, asegura la escritora.

“Aún así, este movimiento sigue creciendo y continuará en ese mismo camino”, añade convencida.

La promulgación de la legalización de la marihuana a nivel estatal de EE. UU. y la legalización a nivel nacional en Canadá, ha ampliado el acceso al cannabis para adultos. Aunque es difícil tener una estadística certera de cuántas madres consumen cannabis, la expansión de las comunidades de ‘cannamoms’ en internet sugiere que más madres están adoptando el consumo. Además, se han lanzado publicaciones como The Cannabis Craze: A Practical Guide for Teens and Parents y Splimm, una revista sobre cannabis y la crianza de hijos.

La doctora Heather McIlvaine-Newsad ha sido una investigadora sobre este fenómeno. En entrevistas para medios como The Norway News y BBC, ha dicho que las actitudes generacionales están comenzando a cambiar las convenciones de lo que implica ser madre. En sondeos que ha realizado en el Reino Unido, ha sabido de algunos jóvenes que informan que sus familiares han admitido el consumo de cannabis.

Ella cree que las generaciones más jóvenes son menos críticas al respecto, por lo que asegura que los millenials y la generación Z no tienen problema en recibir la noticia de que su madre fuma marihuana, contrariando un estigma histórico.

““Algunas ‘cannamoms’ que conozco en las redes sociales han recibido comentarios como, ‘eres una mala madre’, ‘les estás dando un mal ejemplo a tus hijos’, ‘estás glorificando el consumo de drogas’, ‘es patético que tengas que estar drogada para ser mamá’ e incluso ‘deberían quitarte a tus hijos’”.

— Danielle Simone Brand, escritora

Dejando los tabúes

Aunque Sara, quien vive en Costa Rica, prefiere reservar su nombre, en internet se puede encontrar un grupo de lideresas que, sin el anonimato, pretenden hacer crecer la comunidad de ‘cannamoms’.

Por ejemplo, existe un grupo muy popular en Facebook llamado Cannavistmoms Club. En este grupo se define a una ‘cannamoms’ como “una mujer que ha llevado a un niño con su cuerpo o en su corazón, que disfruta o apoya el consumo de cannabis con fines medicinales o recreativos y que está tratando activamente de romper el tabú que rodea a las madres que eligen el cannabis en su vida cotidiana”.

Este lema viene encabezado por dos madres: Kaycee Lei Bawdon Cuesta (que se puede encontrar en Instagram como @cannavistmom) y Jenna Guerrero (cuya cuenta se ubica como @cannawitchmom).

Hace cinco años crearon el grupo en Facebook para visibilizar a todas las madres que consumen y que llevan una maternidad responsable. Actualmente, el grupo cuenta con más de 26.500 miembros.

Jenna, una de las fundadores, explica que “el principal problema con el que muchas mujeres nos encontrábamos, incluida yo misma, era que tan pronto como mencionabas la palabra cannabis te bombardeaban de inmediato con todo este odio, negatividad y juicio. Y yo hablo como alguien que tiene una enfermedad crónica y he usado cannabis para ayudarme a dejar los analgésicos, realmente descubrí que anhelaba esta comunidad”, expresó para el portal web VeriHeal.

El caso de esta madre es particular, pues sufre de osteogénesis imperfecta, lo que provoca fracturas óseas frecuentes y dolor crónico. “Así que consumo cannabis para ayudarme a ser una mejor madre. Si estuviera tomando las pastillas para el dolor que me recetó mi médico, simplemente sería un zombi absoluto y no tendría energía para ser mamá”, asegura.

En el caso de la otra fundadora del grupo, la historia es un tanto similar. Kaycee usa cannabis para ayudar a aliviar el dolor tanto de la endometriosis (trastorno en el que el tejido que normalmente recubre el interior del útero crece desordenadamente fuera del útero) como contra las migrañas que sufre.

“Cuando mami necesita un porro debería ser tan aceptable socialmente como cuando mamá necesita una copa de vino”, dice Kaycee.

Jamela Zarha (quien se puede encontrar como @jamelazarha en Instagram) es otro ejemplo. Ella es una bloguera que escribe sobre temas de cannabis a través de su sitio web High How Are You?. En su caso, creció en una familia que nunca estigmatizó el consumo de cannabis, lo que la motivó a empezar su propio blog.

“Como mujer negra, tengo miedo de meterme en algún tipo de problema legal por estar embarazada y fumar”, cuenta. De todo su aprendizaje ha escrito en el sitio web www.highhowareyou.com, el cual contiene entrevistas sobre cómo emprender en el negocio del cannabis, así como otros artículos más personales sobre cómo fingir estar sobrio cuando se ha consumido.

Desde lo académico, las investigaciones sobre los beneficios y riesgos de las microdosis, o sobre el consumo de cannabis en general, no son concluyentes. Una revisión del 2017, realizada por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, publicó que hay evidencia limitada que sugiere que el cannabis puede causar algún tipo de efecto en la salud a largo plazo.

Otra detallada investigación sobre los daños relacionados con el cannabis, publicada en el 2018 por CMAJ OPEN, destaca algunos riesgos potenciales relacionados con la salud mental y física, como se identifica en varios estudios. En el reporte se indica que, nuevamente, no toda la evidencia fue concluyente y es necesario realizar más trabajos.

Actualmente, según la academia, el riesgo más claro en torno al consumo de cannabis parece ser el de las lesiones y accidentes que pueden ocurrir debido a las personas que consumen cannabis. Al igual que cualquier sustancia intoxicante, puede afectar el juicio y los tiempos de reacción, y se ha demostrado que aumenta el riesgo de tener un accidente automovilístico, por ejemplo.

“Si bien una larga lista de estudios ha examinado el consumo de cannabis en todas sus diversas formas, a menudo estas conclusiones de investigación no se sintetizan, traducen o comunican adecuadamente a los responsables de la formulación de políticas, proveedores de atención médica, funcionarios estatales de salud u otras partes interesadas que han sido encargadas de influir y promulgar políticas, procedimientos y leyes relacionadas con el consumo de cannabis”, dice la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos .

“A diferencia de otras sustancias controladas como el alcohol o el tabaco, no existen estándares aceptados para el uso seguro o la dosis adecuada para ayudar a guiar a las personas a medida que toman decisiones con respecto a cuándo, dónde y cómo consumir cannabis de manera segura y, con respecto a usos terapéuticos, de manera efectiva”, agrega el estudio.

Soy mejor esposa, madre y humana cuando no tengo dolor y puedo dormir bien por la noche. El CBD me ayuda a mejorar mi salud y mi perspectiva de la vida, incluyendo la crianza de los hijos.

— Aliza Sherman, activista de las cannamoms

En Costa Rica

En el caso de Sara, ella se crió en Costa Rica en una familia que nunca vio bien el consumo de cannabis. Ella fumó marihuana por primera vez en la adolescencia y nunca ha visto su consumo como algo que le genere adicción.

Aunque su hijo Raúl ya está en primer año de colegio, sí confiesa que intensificó el consumo de marihuana cuando su chico estaba en la primaria. “Solo pensaba en relajarme un poco”, dice Sara.

Tras hablar sobre las publicaciones y todos los grupos que existen en pro del movimiento, Sara se sorprende que algo que ella vio como una decisión personal, a pequeña escala, haya crecido de tal forma.

“O sea, yo nunca creí que fumar y ser madre se podía convertir “en algo”, en un hashtag o lo que fuera. No hubiera pensado jamás que se haría un movimiento con ese activismo del que usted me cuenta. Simplemente fumaba casualmente desde adolescente y bueno, tuve a mi hijo a mis veinte. Era algo que iba a pasar”, comentó.

-¿Y qué pensaba su pareja?

—Pues nada. Era como un acuerdo sin palabras. Sabía que yo no iba a ser irresponsable. A él nunca le gustó la marihuana, pero nunca tuvo nada en contra de que yo fumara. Así fue desde que nos conocimos. Fui dejando de fumar con el paso del tiempo, pero sí volví a fumar más cuando había que lidiar con todo lo de la escuela y las dificultades que uno sabe que hay en ese tiempo (para su hijo).

—Sí, y bueno, él no sería un “cannadad” (risas), solo a mí me gusta fumar.

—¿Ya usted no consume?

—Bueno, no llevo como un registro de la última vez que lo hice (risas), pero yo diría que prácticamente no. No es algo que sienta necesidad ahora. Ya Raúl está más grande y siento que es bastante maduro para su edad. Ya no es como cuando tenía seis años que era incontrolable y me quitaba el sueño. Pasaba muy ansiosa y no podía dormir por estar pensando en todo eso. No podría asegurar que fumar fue lo que me dio la tranquilidad, porque mi esposo lógicamente también ha tomado parte de la crianza y yo no estoy sola. Simplemente, me relajaba.

—Y ahora que su hijo entra a la adolescencia, ¿no cree que vuelva a tener esa fase? Lo digo porque obviamente son años difíciles...

—Pues (risas). Es que como te digo. No es como que uno pierda las ganas de fumar. Simplemente se siente como fuera de tono. Aunque yo sea joven, ya soy mamá, y eso lo hace sentir a uno como que ya ese tren pasó. Y está bien. No pasa nada.

—¿Y su hijo sabe todo esto?

—La verdad es que no. Sería muy raro, ¿no?.

En un principio, el movimiento de ‘cannamoms’ surgió como una actividad de consumo privado para la madre en su crianza. Aún así, hay otras mujeres que han ampliado la tendencia.

Por ejemplo, está el caso de Ashley Kingsley, quien es cofundadora de Ellementa, una red mundial de bienestar para mujeres con base en Alaska, donde el cannabis se legalizó en el 2015.

“Tengo un niño de 9 y otro de 12 años y les hablo seguido sobre el cannabis”, cuenta Kingsley. Ella fuma un híbrido de sativa y productos consumibles de cannabidiol (CBD).

“Comparto con mis hijos los diversos usos y propiedades medicinales que ofrece la planta. Respondo a sus preguntas con honestidad. El cannabis me ha hecho feliz y lo celebro todos los días”, cuenta en una entrevista replicada por Vice.

Aliza Sherman, también cofundadora de Ellementa, es la otra activista que está a su lado en esta empresa. “Algunos padres que conozco esconden que fuman hierba; otros son informales y abiertos al respecto, pero la actitud general hacia los padres que consumen cannabis sigue siendo bastante negativa”, afirma.

“Muchos padres, especialmente las mamás, ahora consumen cannabis para tratar problemas de sueño, dolor crónico, problemas de salud reproductiva y estrés general. Soy mejor esposa, madre y humana cuando no tengo dolor y puedo dormir bien por la noche. El CBD me ayuda a mejorar mi salud y mi perspectiva de la vida, incluyendo la crianza de los hijos”, agrega.

Ante estos testimonios, Sara se sorprende: “Bueno, supongo que los tiempos cambian, ¿no?”, replica.

“Yo particularmente no creo compartir algo así en una cena familiar ni mucho menos. Creo también que fumar, al menos en mi caso, es algo adicional, no un estilo de vida, pero puedo entender que cada quien lo asuma de la forma en que más le funcione”, finalizó.