The Zombie Boy: Historia de vida contada con tinta

El modelo canadiense Rick Genest, mejor conocido como The Zombie Boy, tiene el 80% de su cuerpo tatuado. Los diseños van desde huesos humanos hasta insectos.

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Su voz es suave, las palabras salen despacio de su boca y elude las preguntas comprometedoras con sutiles bromas. La forma de expresarse del modelo canadiense Rick Genest es todo lo opuesto a lo que muestra su apariencia física.

De buen verbo, inteligente y convencido de que su forma de vida es la correcta, así es Genest. ¿Se puede juzgar a un libro por su tapa? A él parece no importarle.

“La opinión de la belleza cambia de persona a persona. Cada uno tiene su perspectiva, para mí, ser verdadero y genuino es belleza”, dijo Genest.

Este joven, de 29 años, ostenta dos récord Guinnes gracias a los tatuajes en su piel. El primero de ellos por tener la mayor cantidad de huesos humanos dibujados en su cuerpo (138), y el segundo por llevar en su piel un total de 178 insectos hechos con tinta. Pero, detrás de la apariencia ruda de este también actor y futuro cantante, hay una historia de vida que él mismo se ha encargado de representar por medio del arte del tatuaje.

El fin de semana anterior, Genest, o The Zombie Boy, estuvo de visita en Costa Rica para participar de la cuarta edición de la Paradise Tattoo Convention que se llevó a cabo en el Centro de Eventos Pedregal, en Belén.

Previo a su primera presentación, Zombie Boy atendió a la prensa en una conferencia y allí habló con este diario sobre el por qué de los tatuajes en su cuerpo.

Genest es sobreviviente de un tumor cerebral. A sus 15 años, el joven, nacido en un suburbio en Montreal, se enteró de que aquellos molestos dolores en su cabeza eran producto de ese mal.

Rick asumió el reto, estuvo seis meses en lista de espera con una sola idea en su mente: podía morir en la operación, no había esperanza. “Fueron meses muy duros para un muchacho de esa edad”, dijo.

Sin embargo, contra todos los pronósticos sobrevivió. “Eso pasó hace muchos años, hay que vivir y disfrutarlo como uno quiera hacerlo”, fue su corta respuesta ante el cuestionamiento de cómo se siente ahora, después de superar la muerte.

Zombie

A Rick, desde su infancia siempre le llamó la atención todo lo que tuviera referencia under . La música, el cine de terror, los circos de rarezas, el arte del tatuaje.

Al salir avante de la complicada cirugía, Rick decidió grabar en su piel una representación de aquello que había sufrido; su primer tatuaje fue a los 16 años. Un cráneo y dos tibias (huesos de la pierna) cruzadas, adornaron su hombro izquierdo.

Apenas se graduó de la secundaria, Rick decidió que quería conocer el mundo con un estilo de vida basado en la anarquía. Sin reglas y sin complicaciones, tomó alguna poca ropa y se fue de casa. A los 17 años, aquel joven se dedicó a vivir en los techos de edificios abandonados, en contenedores de basura y debajo de los puentes. Los aventones en la carretera se convirtieron en su medio de transporte diario.

“Los tatuajes son irreversibles y de esa forma es como asumo mi vida. Afronto las responsabilidades de las decisiones que he tomado y punto”.

En el ir y venir conoció a una nueva familia. La calle le presentó a otros con las mismas intenciones que él: divertirse y conocer el mundo; ser auténticos y despertar todo tipo de admiración en otras personas.

Zombie fue el apodo que le pusieron sus amigos inspirados en la cruda realidad de salud que había superado Rick. Ahí comenzó todo. El mote marcó su carrera.

¿Por qué tatuarse huesos e insectos?

“Esto que se ve es un proyecto de espectáculo. Los tatuajes son temáticamente la representación de un cuerpo en descomposición con insectos que se lo comen. Mis tatuajes simbolizan la vida a través de la muerte, o la muerte por la vida”.

Fue a sus 19 años cuando conoció al artista del tatuaje Frank Lewis quien se comprometió con Rick a cumplir su visión de la vida. Durante los siguientes seis años, Lewis fue quien pintó la mayoría de los tatuajes que posee Zombie y, aunque él haya dicho que ha gastado más en drogas que en pagar por los tatuajes, el monto cercano del precio del arte que lleva en su piel supera los $20 mil.

Fueron muchos años de dolorosas inyecciones de tinta con agujas para lograr que la saludable piel de Rick se transformara en un cuerpo en descomposición con los sistemas óseo, muscular y circulatorio expuestos.

¿En qué parte del cuerpo le ha dolido más un tatuaje?

En cualquier lugar de la piel. No hay forma de que alguno no duela.

¿Dónde no tiene tatuajes?

¿Quieres ver, te lo puedo mostrar?

(La respuesta oficial fue en el 80% de su cuerpo y todavía está en proceso de completar el lienzo).

El primer interés de Rick por tatuarse fue para unirse a un grupo de freaks en Canadá. En carnavales callejeros aprendió varios de los números de un fakir: desde tragar fuego y acostarse en una cama de clavos, hasta realizar técnicas de extracción de carne. Fue el paraíso para Zombie.

El interés fue creciendo y armó , con otros artistas, la agrupación Lucifer’s Blasphemous Mad Macabre Torture Carnival, que se inspiró en los actos del circo de Jim Rose con la incorporación de artistas de la modificación del cuerpo.

Fue la punta de lanza para lo que vendría y en lo que se llegaría a convertir el hombre de los tatuajes.

El ascenso

El reconocimiento internacional llegó a Rick como si fuera una historia de pobre a rico. Nicola Formichetti, la estilista personal de Lady Gaga, se encontró una foto de Zombie mientras navegaba en Internet.

A Formichetti le llamó la atención todo el arte que representaba Genest en su cuerpo y no dudó en contactarlo para que fuera parte del video Born this Way de la cantante estadounidense.

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“Ella (Gaga) es realmente una artista completa que se divierte y se compromete con lo que hace; fue un buen trabajo”, recordó Genest.

Rick viajó a Nueva York de inmediato y fue, casualmente, la primera vez que el hombre se montaba en un avión y salía de Canadá. Fue el arranque oficial de su ascenso al estrellato.

Luego de Born this Way , a Rick le llovieron contrataciones. Dejó los shows de fenómenos de lado y se dedicó al modelaje en pasarelas; conquistó de esta forma espacios como París, Milán, Praga, Rio, Nueva York, Berlín y hasta regresó para modelar en Toronto.

El cine también le hizo un guiño, en el 2013 hizo un cameo en la película 47 Ronin protagonizada por Keanu Reeves.

Actualmente Zombie se dedica a generar ganancias a lo que tantos años ha invertido: su cuerpo, sus tatuajes. El artista es invitado a diferentes convenciones internacionales de tatuajes solo para que los amantes de la tinta en la piel departan unos minutos con él y se tomen fotografías. Él, siempre metido en su papel de Zombie Boy posa para las cámaras y deleita a sus seguidores con sus ademanes. Ese es su negocio.

Para el futuro, Rick está trabajando en uno de sus sueños: convertirse en cantante de Industrial , un género musical que lo atrapó desde muy pequeño.

“Quiero compartir mis sentimientos”, justificó.