Personajes 2020: Hernán Medford, el ambicioso DT con deseo de inmortalizar su apellido

Acostumbrado a ganar dónde sea, el estratega tiene dos pendientes: dirigir una selección en un Mundial y acabar con los casi 80 años sin cetro de Cartaginés.

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Hernán Medford no necesita párrafo de introducción. En Costa Rica es de esas personas que donde sea que esté llama la atención y todos tienen que ver con él. Su efecto va más allá de los colores de un equipo de fútbol.

Una vez conversando con Alexandre Guimaraes mencionó: ‘es que si querés hacer historia con Costa Rica, tenés que llevar a Hernán’. El Pelícano ha estado en no pocos de los momentos más célebres del fútbol costarricense: Italia 90, el Aztecazo, Corea y Japón 2002, el Mundial de Clubes de Saprissa de 2005, solo para citar algunos.

“Cuando jugamos contra México camino a Corea y Japón 2002 yo decido incluir a Hernán porque, bueno, tiene esa estrella y dije: ‘Bien puede darnos la victoria’”, relata Guima al recordar la victoria ante los aztecas en 2001. Al final ese brillo de Medford le dio a Costa Rica un triunfo histórico en el Azteca.

Medford acostumbró su vida a la ambición por ganar, pero es que más allá de ganar es entrar en la historia; él siente una necesidad por dejar su nombre en los titulares de los periódicos. Hay un deseo prioritario por inmortalizar su apellido.

El ahora estratega lo hizo en Saprissa, también en Herediano, trascendió fronteras y dejó su huella en México, Guatemala y Honduras; no obstante ahora busca un reto que quería desde hace tiempo: ponerle punto final a una sequía de casi 80 años.

El último campeonato ganado por Cartaginés se remonta a 1940 y es una de las curiosidades más investigadas en Google, al punto que si usted coloca en ese buscador: último campeonato, le saldrá como primera sugerencia: ‘último campeonato de Cartaginés’.

“Todo el mundo que es cercano mío sabe que yo siempre he dicho que quiero dirigir a Cartaginés para romper esa mala historia que tiene, sueño con ese momento”, aseguró Medford.

¿Es decir, su ambición lo hace querer afrontar el reto de matar al famoso ‘muñeco’?

“Exactamente, exactamente, esa es la idea. No es fácil porque cuando se cambia la historia no es de un día para el otro, escribir historia necesita tiempo. A mí no me gustan los mensajes de fantasía, pero sí decir que hemos trabajado y que vamos hacia eso”, respondió.

Hernán ya consiguió en el primer semestre del 2020 llevar a Cartaginés a semifinales y en la segunda parte del año es protagonista.

Aunque muchos le ponen esa ‘medalla’ de suerte en su paso por el deporte, al timonel brumoso eso más bien le molesta: para él no existe ese fenómeno, sino que cada logro es fruto del trabajo y calidad que posee.

En el fútbol es analítico, fuerte, vehemente y ganador, sin embargo fuera de los terrenos de juego, Hernán tiene sus matices.

¿Qué es lo que la gente cree de Hernán Medford que no es así?

“Que soy un ogro (risas). Yo en el campo puedo verme bravo, pero fuera del terreno de juego yo me adapto a cualquier grupo, molesto, me río y soy sobre todo muy sentimental”, acota.

Hernán Medford es de las personas que llora viendo una película, de hecho es una situación que enfrenta comúnmente y por esto no recuerda la última cinta que lo hizo derramar lágrimas.

En el banquillo y conferencias de prensa, Medford efectivamente da la impresión de ser un ogro. Su carácter fuerte, constantes reclamos y enfrentamientos lo ponen en el ojo de la polémica y hacen prender grabadoras cada vez que está frente a un micrófono; empero el DT tiene dos calmantes naturales a su vida: Rashany y Kaneesha, sus dos hijas.

Sus niñas, como él les dice a sus jóvenes, tienen una difícil tarea de parte de su padre: hacerlo abuelo. El estratega no escondió en una entrevista con La Nación, en abril pasado, su deseo de chinear nietos.

Hernán no le tiene miedo al matrimonio de sus hijas, al punto que al ponerlo a elegir entre cuál es su principal temor: ¿No cumplir el sueño de dirigir en un Mundial o la boda de sus hijas? Él se acomoda la gorra, dibuja una sonrisa en su rostro y contesta con seguridad: ‘No cumplir el sueño de dirigir en un Mundial... qué va, eso lo tengo que lograr’.

En su carrera como DT, el Pelícano comandó la Selección Nacional de Costa Rica y la de Honduras, pero en ambas representaciones no pudo culminar el proceso; desde su punto de vista por falta de paciencia de parte de las dirigencias... Pero está a la espera de su revancha.

Manejo del carácter

En los estadios de Costa Rica se volvió tradicional ver a Hernán Medford tirar su gorra contra el suelo cuando en el campo no se daban los resultados; el técnico siempre fue consciente que ese no era el mejor ejemplo pero su carácter le ganaba.

Ahora asegura tener pocas gorras en su armario, ya que constantemente las pierde pero no porque las tire al piso sino más bien por dejarlas botadas. Medford solo recuerda una vez haberla tirado dirigiendo al Cartaginés, pero no precisa la fecha.

“Ya eso cambió, ya no la tiro, yo me desquitaba con la pobre gorra. Con las experiencias malas uno debe mejorar, a mí me han pasado cosas buenas, pero también malas. Yo tuve conciencia, gente alrededor me habla como mi papá, mi mamá, mis hijas, en especial Rashany que es psicóloga, mi pareja pues me regañan, pero uno también ha ido aprendiendo mucho”, expresó.

Hernán escucha a su padre, Hermán Medford, como su principal consejero. Ambos son amantes de conversar sobre mentalidad; los dos son fervientes creyentes los pensamientos son los que al final deciden el cómo vivir.

“Yo me considero un psicólogo empírico, con mi papá habló mucho sobre eso, este es mi tema de conversación favorito porque yo creo que eso es lo que maneja el mundo y con eso, si usted lo domina, consigue muchas cosas”, destacó.

Punto y final

A sus 52 años y en la faceta familiar, Hernán entró en razón que con él su apellido Medford, llegará a su final, por la secuencia de las generaciones.

El exjugador tiene dos hermanas y dos hijas, por lo que él forma parte de la antepenúltima generación, ya que sus hijas y sobrinos son la penúltima y si ellos tienen hijos serán la última; el Medford será el segundo apellido.

“Lamentablemente no se darán más Medford, se acaban conmigo”, advirtió.

Pero más allá del árbol genealógico, Hernán Medford ya tiene su apellido muy en alto, el legado de su familia para Costa Rica, saprissistas y heredianos está hecho, y pese a que para muchos el Medford ya está inmortalizado, el Pelícano es ambicioso y quiere más... su hambre por ganar no se sacia.

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