Con apenas dos años, Pierre Cardin y sus padres Allesandro y María Cardin huyeron de la Italia fascista en busca de una nueva esperanza en Francia. Los Cardin viajaron en tren y al entrar a un túnel el pequeño pensó que había perdido la vista. Cuando salieron de la oscuridad todo parecía claro. Años más tarde entendió que en aquella experiencia vislumbró un futuro lleno de luz en un país que asumió como suyo. Claro, nunca olvidó sus raíces.
“Este hombre ama el futuro y tiene la intención de verlo”, dijeron, a Vogue, P. David Ebersole y Todd Hughes, creadores del documental House of Cardin que analizó, una vez más, la vida del incansable creador, quien ni siquiera descansando, puede separarse de la historia y el imperio que literalmente hizo con sus manos.
Pierre Cardin, un diseñador adelantado a su época y más bien un rebelde comprometido con sus deseos que muchas veces contrariaron a otros, falleció en el ocaso del 2020, sin embargo, figura en la presente edición de obituarios porque su muerte se dio semanas después de la publicación del anterior especial. Cardin merecía su espacio y aquí lo tiene.
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Pierre Cardin murió de 98 años y hasta el último de sus días se mantuvo no solo creativo, sino vital. Activo. No tuvo hijos pero sí una vida dedicada al diseño con el que siempre fue más allá. Si volvemos a ver al pasado, a los 60 y 70 y prestamos atención a sus piezas, a aquellas creaciones que parecían como predicciones al futuro, aparecen vestidos con aberturas laterales que han sido tendencia en tiempos recientes. Fue como un adivino de la moda. Uno que siempre presentaba algún giro en sus propuestas.
Ni hablar de aquellos sacos sin solapa ni cuello que diseñó para The Beatles en 1963. Revolucionó la moda para hombres y también puso en la pasarela a los caballeros. Su relación con el diseño inició a sus tempranos 14 y se dedicó al oficio por 84 años.
Su talento le llevó a ser pieza fundamental en la casa Christian Dior y un rechazo por parte de Balenciaga fue su trampolín para ver nacer su propia marca. Antes de los vestidos futuristas o las chaquetas de los cuatro de Liverpool llegó un abrigo rojo plisado, calificado por la revista Vogue como “su primer gran éxito”. La pieza fue lucida por la japonesa Hiroko Matsumoto, su musa.
En todas sus décadas de actividad fue el primero en mucho. La historia cuenta que es el primer diseñador francés que exportó su alta costura a Japón. El impulso lo llevó a crear una línea prêt-à-porter (piezas listas para llevar, para usarse). Sacar la moda a la calle le costó ser desterrado, en 1959 de Chambre Syndicale de París ( Cámara Sindical de Alta Costura ). Su estilo tan adelantado chocaba.
A Cardin le dieron la oportunidad de regresar al sindicato, mas él prefirió continuar fiel a su visión. Fue un rebelde creador. Entre sus atestados destaca haber diseñado las primeras piezas unisex.
“Creo que mis iniciativas nunca han sido errores. Si comienzo con una nueva experiencia, es porque nunca estoy satisfecho conmigo mismo. Necesito darle interés a mi vida e intentar avanzar en esta profesión que tanto amo”, declaró en una entrevista en los 60, replica Vogue.
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Más de cerca
En su momento llegó a ser el tercer hombre más adinerado de Francia. Más allá de la moda exploró otras industrias. Estuvo en arquitectura, diseñó muebles y hasta el interior de vehículos. Se enamoró del éxito, aunque en su corazón también habitaron un par de parejas. Su amorío con la actriz Jeanne Moreau es de los más sonados. En un tiempo también se mencionó mucho su relación con el diseñador Andre Oliver, fallecido en 1993.
Con la actriz todo empezó por trabajo y ella llegó a contar que fue quien dio los primeros pasos para empezar un vínculo más que amistoso.
Cuando lo consideró pertinente, él contó su versión: “Nos elegimos mutuamente, me gustó desde el principio”, replicó la revista Vanitatis. A ella le decían que su amor no tendría futuro “porque él era homosexual”. Jeanne les decía que lo amaba tal y como era.
“Los dos nos amamos realmente. Ambos teníamos el mismo éxito. Nos respetábamos. Nunca interferimos en el trabajo del otro. Ese era el secreto: mantenerse independientes”, declaró sobre su amada en entrevista con el París Match. Fueron pareja por cuatro años. Se alejaron y regresaron para ser amigos por siempre.
Pierre fue alegre. Le encantaba rodearse de personas y disfrutar de fiestas. Aún siendo tan sociable, sonriente y multimillonario, Cardin siempre se mantuvo centrado.
Tres meses antes de fallecer dio una entrevista al medio París Match. En la conversación habló de cómo había sido su vida y con cada palabra dejó claro que siempre se guió por un mismo camino, trayecto que se le marcó, quizá, desde que salió de aquel túnel y sintió que había recuperado la vista.
“No bebo, jamás me he drogado... y ya tengo cien años”, decía. Otra de sus frases insignes y que describían su pasión era: “Siempre he tenido ambición. Me gusta ser el primero. Ser el número uno en mi casa en lugar del número dos en otras”.