Noe Mar y Leilani McGonagle: Líderes mundiales en el campeonato de la Asociación Internacional de Surf

Los hermanos McGonagle crecieron entre el agua salada; viven en playa Pavones al sur de Puntarenas, el mar es telón de fondo de su casa. Provienen de una familia que domina las olas y padres que se conocieron sobre la arena. El surf lo llevan en las venas. Este 2015, Noe Mar fue campeón mundial y Leilani quedó como subcampeona del mundo. Dos atletas a los que hay que seguirles la pista.

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Leilani y Noe Mar. Hijos de estadounidenses que viajaron durante siete meses por tierra desde su país hacia el sur, recorriendo costas, explorando playas, buscando olas. La travesía los llevó hasta el paraíso de Pavones, Puntarenas, en una punta recóndita en la boca del golfo Dulce. Se instalaron allí y, luego, nació Noe Mar y, tres años después, vino Leilani.

Sean McGonagle es el padre de estos jóvenes. Nació en Inglaterra, pero a los dos años se mudó a California; vivía frente a la playa, y junto con sus hermanos, hizo del surf una actividad diaria. Jamie Cada, por su parte, siempre ha sido apasionada de las olas. Ellos se conocieron en tierras ticas, cuando coincidieron en un surf trip y, tiempo después, regresaron para quedarse. En Pavones, son propietarios de un hotel.

Los mejores recuerdos de la familia McGonagle Cada están en el mar, en ese pedacito de océano Pacífico que es telón de fondo de su casa. Ahí se sumergen, conviven, aprenden, ríen. Es como si el mar fuera una extensión de su hogar, la sala de la casa.

No es de extrañar que los hermanos se convirtieran en surfistas. No cualquier surfista, sino de los mejores del mundo y eso quedó demostrado en el 2015 que termina.

A sus 15 años, Leilani McGonagle se convirtió en subcampeona mundial; mientras que Noe Mar conquistó el primer lugar en el campeonato de la Asociación Internacional de Surf (ISA), celebrado en Nicaragua.

Con los esfuerzos combinados de los hermanos McGonagle en las finales consecutivas, Costa Rica no solo se llevó dos medallas individuales, sino también el título del campeón mundial por equipo.

Para entrevistar a los hermanos McGonagle fue fundamental la aplicación WhatsApp, porque mientras Noe Mar concursaba en Brasil y Hawái, Leilani llegaba a Nicaragua para un torneo centroamericano. Sus agendas cambian tanto como las mareas; los viajes son constantes en la vida de estos atletas.

Ambos han recorrido el mundo gracias al surf y tienen como objetivo dedicarse a este deporte de manera profesional. ¿Cómo es competir junto al hermano? “Es muy lindo compartir con él, porque no todos los hermanos hacen el mismo deporte. Nos apoyamos, nos ayudamos. Entendemos el esfuerzo que se requirió cuando hay un logro, pero como cualquier hermano y hermana también nos peleamos”, dijo Leilani cuando la entrevistaron para ser la portada de la revista Perfil.

Leilani. La menor de la familia nació en la casa y durante dos días no tuvo nombre. Su madre la iba a llamar Luna, pero cambió de parecer al conocerla. Leilani es de origen hawaiano y significa “flor del cielo”.

Se podría decir que aprendió a nadar antes que caminar. Desde bebé, sumergirse en el mar era tan natural como tomar una ducha. Con solo un año y medio, ya acompañaba a su papá en la tabla de surf y, a los cinco, ya dominaba la tabla sola.

Desde que tiene memoria de sus recuerdos, el surf ha estado ahí. No solo era entretenido, sino que también es parte de la dinámica familiar. Todos estaban dentro del mar y ella no se quería quedar afuera. El amor por este deporte fue casi tan instantáneo como el amor que el mar parece tenerle a Leilani.

Entre los 8 y 9 años agarrar las olas era más divertido que cualquier otro juego. Desde esa edad, empezó a participar en competencias locales. Luego, fue parte del Circuito Nacional de Surf, el Mundial de Surf en Perú, el Open en Panamá y la lista no ha parado de engrosarse de países: China, Estados Unidos, Nicaragua, Ecuador.

Nada la ha detenido, ni siquiera padecer de escoliosis (desviación lateral de la columna vertebral), enfermedad que, antes de Leilani, se creía incompatible con el surf.Pr

evio a recibir el diagnóstico, ella se había propuesto dedicarse de manera profesional a este deporte. Nada ni nadie la iba a hacer cambiar de planes; así que usa un corsé especial para dormir, asiste a terapias físicas especiales, hace yoga y, sobre todo, se mentaliza diariamente para subirse en la próxima ola. Para Leilani, la escoliosis no es un impedimento, es solo una condición.

Hoy tiene 16 años y es parte de la Selección Nacional de Surf, subcampeona mundial en la categoría Open Femenino; obtuvo medallas en el Mundial Junior de Surf en Ecuador en dos categorías diferentes –fue la única persona que ha logrado eso en un evento similar–. También ganó el Groom Search en Brasil, reconocido como la antesala al descubrimiento de grandes estrellas.

¿Su meta? Terminar el colegio, en un programa de maestro en casa que llega hasta sexto año (le faltan dos), lograr un espacio en el Tour Mundial de Surf (donde solo llegan los mejores y el espacio es limitado) y tomar cursos de economía y mercadeo en la universidad, materias que planea poner en práctica dentro de la industria del surf.

Noe Mar. Era la final del campeonato ISA en Nicaragua. Mientras sus contrincantes habían obtenido una ola de tres puntos, Noe Mar surfeaba entre olas de más de ocho puntos. Cuando parecía que lo había dado todo, el tico se subió a una ola de calificación casi perfecta; 9,93 puntos le dieron el título de campeón mundial. Su objetivo estaba logrado: ser el número 1.

“El 2015 ha estado lleno de bendiciones, fue un muy buen año, logré quedar campeón del mundo en el Mundial ISA en Nicaragua y pude aportar para que Costa Rica también obtuviera el primer lugar en la clasificación de equipos. Era un reto que quería obtener en mi vida y lo logré en este año”, nos cuenta a la distancia, mientras participa en una competencia en Brasil.

Su pelo amarillo, un poco por los rayos de sol y otro tanto por sus genes, han hecho que algunas personas cuestionen su nacionalidad. Sin embargo, Noe Mar es muy tico, no solo por haber nacido acá, sino también por el amor que siente por este país. Al ganar en el campeonato ISA, sus declaraciones fueron: “No hice esto para mí mismo, lo hice para Costa Rica. Venimos a estos eventos para hacer lo mejor para nuestro país, y sabía que una victoria en mi heat nos daría los puntos que necesitábamos para la Medalla de Oro por equipo. Costa Rica es un país pequeño, pero tenemos un gran corazón y la gente más solidaria. Les dedico esto a ellos”.

El nombre de su Costa Rica lo ha ido dejando cada vez más alto. Poco a poco, se ha ido buscando un espacio en las grandes ligas del surf, es decir en el Circuito Mundial de Surf (WCT, por sus siglas en inglés), ubicada un escalón arriba de la Serie de Calificación Mundial (WQS). El WCT es una competencia exclusiva que reúne solo a los mejores 34 del orbe y el objetivo de Noe Mar es ser uno de ellos.

“Hasta el momento, las competencias han sido muy difíciles. He estado luchando en todos los mayores WQS y mi meta es pelear un puesto para entrar por primera vez en el WCT”, asegura.

Este joven de 19 años ha ganando varios títulos nacionales, Latin Pro Junior de América Tour de campeón (ALAS ) 2013 y centroamericano campeón del Abierto de 2013. En el 2015 obtuvo su primer título de campeón mundial, en la competencia de Nicaragua, y, al igual que su hermana, el mundo se le ha hecho pequeño para surfear.

Si él tiene 19 años, significa que tiene 17 de surfear y 19 de haber sido salpicado por olas.

“Sinceramente no recuerdo mis primeras veces surfeando; creo que desde los dos años mis padres ya me subían a las tablas con ellos”, escribe por WhatsApp. Lo que sí recuerda es su primer campeonato local en Pavones: participó con solo 10 años.

Al terminar la escuela, sabía que el surf y él eran inseparables. Por ello, con el apoyo de sus padres, decidió matricularse en el programa de maestro en casa. Eso le daba flexibilidad de entrenar, viajar a diferentes países y decidir a qué hora abría los libros y a qué hora agarraba las mejores olas. Su horario de clase lo decidía la marea.

“Para lo que estoy intentado lograr, hay que viajar mucho; la mayoría de las competencias son fuera del país. Es difícil, extraño mi casa y a mi familia, pero, este es mi sueño, es lo que quiero hacer y lo voy a perseguir con todo siempre”.

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