Netflix y su último zar: la masacre de la familia imperial rusa

En julio, la cadena de ‘streaming’ estrenó una miniserie que ha dado mucho de qué hablar: ‘Los últimos zares’. Una docuserie que ha recibido críticas y halagos por igual, pero que usted no se debe perder

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Esta historia, inspirada en la vida real, está llena de intrigas, guerras, traiciones, amor y un sangriento desenlace. Son los ingredientes perfectos para llevarlos a la pantalla chica en una serie documental que Netflix no quiso desaprovechar.

Hablamos de uno de sus últimos estrenos: Los últimos zares. Deje a un lado populares producciones que recientemente estrenaron temporada, como Stranger Things y La casa de papel, y dele una oportunidad al fascinante mundo de la familia imperial rusa y sus últimos años al poder.

Esta producción, que consta de seis capítulos –cada uno con una duración en promedio de 50 minutos–, es un gran esfuerzo de la productora Nutopia por llevarnos a las entrañas de lo que vivió la monarquía rusa cuando Nicolás II, conocido popularmente como el último zar de Rusia, llega al poder.

Nicolás se convierte en una de las personas más poderosas del mundo como parte de la dinastía Romanov, que había gobernado Rusia desde el siglo XVIII.

Aunque debe asumir el poder muy joven, debido a la inesperada muerte de su padre, Alejandro III, Nicolás tiene todo para ser un monarca exitoso: juventud, amor y el respaldo de su pueblo. Sin embargo, un oscuro secreto, su incapacidad para tomar decisiones, el temor al cambio y una fe ciega en el poder emanado por Dios, acabará con unas de las dinastías más poderosas de todos los tiempos.

Gran historia

Era cuestión de tiempo para que Netflix tomará “prestada” la vida de Nicolás II y la convirtiera en una serie. Sin duda, esperan seguir los pasos del exitoso proyecto de HBO, Chernobyl, que recreó con gran realismo uno de los accidentes nucleares más peligrosos del mundo. Sin embargo, Los últimos zares tiene algunas particularidades en su producción que la hacen única y muy atractiva:

-Los actores: Aunque no contaron con el gran presupuesto de otras series con temática similar, como The Crown, es incuestionable el gran parecido que hay entre los actores y los personajes que interpretan al zar Nicolás (Robert Jack), su esposa la zarina Alejandra (Susanna Herbert) y el enigmático personaje de Rasputín (Ben Cartwright), entre otros. No solo es cuestión de maquillaje, sino que se realizó un gran casting.

-Docuserie: Uno de los grandes aciertos fue incluir comentarios de reconocidos historiadores y estudiosos de la dinastía rusa que le ayudan al espectador a entender el momento histórico y político, más allá del drama que viven los personajes. Las intervenciones de los expertos son rápidas, concisas y de gran valor para la historia, sin quitarle fuerza a la trama.

-Imágenes reales: Otro gran punto a favor de la producción es la utilización de imágenes y videos reales de la época que no solo muestran la vida íntima de la familia imperial rusa, sino que detallan las carencias de la población en esa época y que años después provocaron la Revolución. Es material inédito de gran valor.

-Buen ritmo: Aunque los hechos históricos que se relatan en la serie no siempre son fáciles de comprender, esta producción no solo logra recrearlos con gran realismo, sino que los plasma en una historia sencilla de digerir con un gran ritmo, que mantiene el interés de la audiencia de principio a fin. De ahí el gran trabajo de los escritores y guionistas que desarrollan momentos de gran relevancia histórica como la tragedia de Khodynka (la muerte de cientos de personas durante las festividades de coronación del zar), el domingo sangriento (la muerte de manifestantes pacíficos en manos de la guardia imperial) y el papel de Rusia en la Primera Guerra Mundial.

-Anastasia… ¿está viva? La historia comienza con lo que parece ser un hecho insólito: el descubrimiento de que la hija menor del zar había sobrevivido y estaba viva. Durante los seis capítulos vemos cómo el tutor de los hijos del zar, Pierre Gilliard, y la tía Olga, hermana de Nicolás y conocida como la última gran duquesa y sobreviviente de Revolución Rusa de 1917, tratan de esclarecer si la muchacha encontrada es Anastasia o una impostora. Durante todo el siglo XX aparecieron decenas de impostoras que afirmaban ser la princesa Anastasia; sin embargo, hubo una que convenció al mundo por años de que sí lo era: Anna Anderson. A ella se refiere esta parte de la historia.

Las críticas

Así como sucedió con la serie Chernobyl, muchos rusos se sintieron indignados con la adaptación que realizó la productora estadounidense Nutopia para Netflix de los últimos años de la dinastía Romanov.

Una de la escenas más criticadas es cuando la zarina Alejandra reza, mientras hace el amor con Nicolás, pidiendo a Dios un hijo varón. La pareja tuvo cuatro hijas: Olga, Tatiana, María y Anastasia, y estaba desesperada por concebir un heredero al trono. Al final, lo lograron, pero con el grave problema de que el pequeño Alexei era hemofílico.

A los críticos rusos tampoco les gustó la manera en la que se retrata en Los últimos zares la figura de Grigori Rasputín, un consejero muy cercano del zar, y quien, según los historiadores, tenía una gran influencia sobre la zarina. Rasputín fue conocido por su misticismo y sus supuestos poderes curativos, aunque llevaba una vida de fiesta, promiscuidad y mucho licor.

Finalmente, varios medios han señalado algunos errores históricos en esta adaptación como, por ejemplo, cuando se muestran los muros del Kremlin de color rojo cuando para esa época eran blancos.

Otra pifia, que ha provocado burlas en redes sociales, es cuando la serie presenta una imagen de la Plaza Roja de Moscú que data supuestamente de 1905, y en la que se observa el mausoleo del líder comunista Vladímir Lenin. Para ese año, Lenin no había llegado al poder y seguía vivo.

¿Dónde verla?

  • Nombre: Los últimos zares (The Last Czars)
  • Compañía de streaming: Netflix
  • Capítulos: 6
  • Productora: Nutopia
  • Elenco: Robert Jack, Susanna Herbert, Ben Cartwright