Marco Picado, el nieto ‘rebelde’ de Teletica

Es parte de una dinastía mediática y su futuro bien pudo estar en la televisión. Sin embargo, Marco Picado buscó las alturas sobre un cuadraciclo, siguiendo la herencia de adrenalina del padre al que perdió siendo un niño

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¡Dele gas! Esa es la máxima de vida del piloto costarricense Marco Picado Córdoba, quien pasa sus días entre piruetas y volando por los aires en su cuadraciclo. ¡Sí, en un cuadraciclo! Picado es uno de los pocos atletas de freestyle del mundo que ejecuta el peligroso truco backflip (voltereta hacia atrás, en el aire) en ese tipo de vehículo, algo que muchos riders hacen en sus motocicletas, pero que él lo lleva más allá sobre cuatro ruedas.

Desde muy pequeño, Marco, hijo mayor de Marco Picado Cozza e integrante de la familia dueña de Teletica, ha estado montado sobre una motocicleta, pero los cuadraciclos fueron los que conquistaron su corazón, tanto así que, pese a la insistencia familiar, no se vinculó al mundo televisivo para cumplir con su sueño de vida, uno en el que la adrenalina y el peligro están a la orden del día.

Picado Córdoba comenzó su carrera profesional en el freestyle cuando tenía 18 años (ahora tiene 35), en Estados Unidos. Sin embargo, mucho antes de saltar en rampas y llevar al cuadraciclo a las alturas, la pasión por los motores llegó desde temprano a su vida, justo por la herencia de su papá, fallecido en 1996.

El piloto, al recordar su historia, reconoció que en el camino hubo muchas personas importantes que lo apoyaron, pero fue su papá quien le regaló su primer cuadraciclo cuando él apenas tenía tres años. Desde entonces, los recuerdos de Marco sobre su padre son principalmente subidos en algún vehículo con motor: motos, cuadras, carros…

“Papi murió cuando yo iba a cumplir ocho años. A mi papá siempre lo he relacionado con este mundo de los motores, de la adrenalina, de la velocidad. Él fue quien sembró esa semillita en mí”, manifestó el rider.

Cuando el padre se llevaba a la familia de paseo a Puntarenas, la ilusión del chiquillo era que su papá se levantara para irse a manejar por la playa. Pero, en 1996, todo cambió.

Las motos, una pasión de Marco padre y Marco hijo

Además de la pasión por la adrenalina, Marco Picado Cozza le heredó al chico un regalo especial: una moto KTM nueva. Era el sueño del pequeño Marco, pero su madre María Córdoba no quería nada que tuviera que ver con la velocidad, así que, según recordó el piloto, tras la muerte de su padre, ella se deshizo de los cuadraciclos y las motocicletas.

Doña María tomó esa decisión pensando en la seguridad de sus hijos, Marco y Daniel. Sin embargo, para Marco el fallecimiento de su padre y la pérdida de las motos que tanto se lo recordaban fue un duro golpe.

“Estaba muy pequeño, no había entendido cómo había pasado todo. Pasé mal y bravo por unos dos años”, contó.

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Con el tiempo su mamá cedió y, al ver el amor que el niño tenía por los motores, decidió comprarle un cuadraciclo, considerando que era algo más seguro que una moto (cuatro ruedas vs dos significa más estabilidad, ¿cierto?).

Correr en el vehículo era para Marco una especie de liberación, de desahogo y además, lo hacía bien: tenía todas las habilidades para convertirse en un gran motociclista, tanto así que gracias a unos amigos de su madre, pudo incursionar en competencias oficiales en el país. Poco a poco se fue abriendo paso en los torneos y a hacerse un nombre en la moto velocidad.

Así fue como empezó Picado en el mundo de las competencias, algo que él cree que le salvó la vida porque lo distrajo de las preocupaciones y del dolor que vivió en su niñez por la pérdida de su papá. Su madre, en tanto, después de haberse negado a las motos, se convirtió en uno de sus principales impulsos para que él lograra destacar en las pistas.

En Costa Rica, el piloto ha corrido en torneos de diferentes categorías. Compitió contra grandes motociclistas como Leopoldo Diez y otros que en ese momento eran élite en el país. Marco, siendo mucho menor, incluso les ganó en varios campeonatos. Desde ese tiempo se notaba el gusto del piloto por la adrenalina y, según contó, se llevó más de un regaño de sus entrenadores porque levantaba los pies mientras hacía saltos en las pistas. “Eso quita tiempo, me decían. Yo quería brincar, quería soltarme del cuadra, quería hacer lo que veía en los videos, pero no me dejaban”.

Todo esto sucedió mientras era adolescente y estudiaba en el colegio. Desde entonces el muchacho admiraba al estadounidense Travis Pastrana, una leyenda del motociclismo de piruetas y desafíos. Así, el muchacho se adentró en ese mundo de adrenalina gracias a videos, revistas y entrevistas que fue consiguiendo en el camino.

Estados Unidos, el despegue del cuadraciclo de Marco Picado

Una de las características de Marco, que se le nota en la pista y es parte fiel de su vida, es la insistencia. Justamente por eso logró tener contacto con dos experimentados pilotos estadounidenses que lo ayudaron a cumplir su sueño.

El tico recordó que cuando tenía unos 16 años le envió un correo electrónico a un grupo de riders a quienes seguía porque producían videos sobre motos. Ellos viajaban por el mundo buscando pilotos y conociendo países, así que Picado los invitó a venir a Costa Rica.

Para su sorpresa, los motociclistas aceptaron y visitaron el país. Conocieron a la familia del intrépido muchacho y grabaron su programa. Gracias a ese contacto, Marco pudo conocer a otros dos profesionales en el motociclismo: los hermanos Colten y Caleb Moore.

La relación de amistad y profesional fue creciendo a tal punto que apenas cumplió 18 años y recién graduado del colegio, Picado decidió irse a vivir a Estados Unidos. Allá por el 2006 lo recibieron los Moore y si bien su idea era quedarse un año para experimentar con ellos el freestyle, la convivencia se extendió por una década, tiempo en el que el nacional se profesionalizó.

Con ellos aprendió sobre disciplina no solo deportiva, sino también en la vida. “Lo que me enseñaron nunca lo hubiera aprendido en ningún otro lugar”, afirmó.

Marco dejó atrás lo que su familia quería para él: que fuera parte de Televisora de Costa Rica. En cambio, el nieto mayor de doña Olga Cozza se alejó de la seguridad de la empresa familiar, se dejó crecer el cabello, se tatuó y se fue a montar en cuadraciclo.

Al recordar estas anécdotas sobre su carrera, Picado asegura que al principio del camino hubo un poco de rebeldía, pero conforme fue avanzando se convirtió en una meta personal en la cual contó con el apoyo de su familia. “Como todo en la vida hubo momentos buenos, otros malos que me han hecho dudar sobre lo que estoy haciendo, pero hoy veo lo que tengo y es lo que siempre le pedí a Dios, lo que siempre soñé”.

En Estados Unidos se rozó con riders profesionales y comenzó su carrera. Eso sí, desde antes de viajar ya había hecho algunas pruebas en Costa Rica, gracias a una pista improvisada que montó en un tajo que tenía el papá de un amigo. “Habíamos hecho una pista con una pelota de tierra sin saber nada, sin mediciones, ni ángulos, ni nada. Así nos la jugamos”, recordó. En ese momento se le llegó a tildar de “loco” por intentar algo que todavía se veía como un tabú en el mundillo local de los motores, en vista de lo peligroso y extremo que representaba.

Ya en tierras norteamericanas el joven aprendió la técnica correcta y se fue especializando. Aseguró que sus colegas allá lo convencieron de creer en él mismo, de creer que podía lograr todo lo que se propusiera... como hacer el backflip en cuadraciclo.

Eso sí, no estuvo exento de caídas, golpes y lesiones. Con apenas un mes de haberse ido a vivir a Estados Unidos, sufrió una caída que le provocó una fractura de compresión en su columna en las vértebras L2 y L3; además se quebró una pierna en nueve partes: durante una prueba tuvo un problema con el cuadraciclo, lo que causó que se soltara y cayera de pie. Lo tuvieron que sacar de la pista en helicóptero para llevarlo al hospital de Dallas, Texas. En ese momento no quiso que lo operaran y esperó para regresar a Costa Rica, tres días después del accidente.

Cuando volvió al país, su mamá estaba de viaje, así que fue su abuelita quien lo recibió y de una vez lo llevó a un centro médico para operarlo. “Mi familia no estaba muy contenta, pero ya habían aceptado el hecho de que esto era lo que yo había decidido hacer. Por eso les agradezco mucho, porque lo aceptaron y me apoyaron”, cuenta el piloto.

Después de la recuperación, que tardó unos seis meses, Marco volvió a la pista.

Su primera vez como profesional del freestyle fue en un show en un rodeo, en Colorado. Recordó que fue un evento pequeño, “muy de pueblo”. “Brinqué y por primera vez me pagaron por hacer lo que me gustaba”. Ese fue un punto clave en su vida. En ese momento no se usaban los inflables que ahora se ven en las competencias, era más “hardcore”, así que aprendió cayendo sobre la tierra.

Otro punto de inflexión en su carrera fue cuando decidió hacer el famoso backflip, el cual manejaba en las prácticas cayendo sobre espuma, pero que no había realizado frente a un público. Por recomendación de un amigo le puso una fecha al salto, decidió que ese día, sin importar cómo se sintiera, iba a hacerlo.

Para lograrlo, necesitaba el apoyo de una persona muy importante en su vida: su mamá. La llamó y le dijo que lo acompañara, que esa era como su graduación de la universidad. “Le dije que la necesitaba a mi lado para celebrar o para que me acompañara si no lo lograba”, afirmó.

Y lo logró. Ese backflip es como la firma de Marco, ya que en motocicleta es un truco muy común, pero en cuadraciclo con todo lo que implica la máquina más pesada y de cuatro ruedas, le imprime más peligro. Hacer ese truco le abrió la puerta al atleta a patrocinadores, giras, eventos y contratos.

Picado hizo una carrera provechosa en Estados Unidos, pero cumplió su ciclo y decidió regresar a Costa Rica para emprender nuevos sueños.

Marco Picado y su propia marca

El piloto volvió a Costa Rica en el 2016. Con un background muy grande montó un espacio para promover este deporte de alto impacto.

En Atenas, Marco construyó House of Dirt, un parque con rampas especiales para practicar todo tipo de deportes de freestyle. Inició en el 2016 como un espacio de entrenamiento para bicicletas, pero fue evolucionando hasta convertirse en un lugar para la práctica con motores.

El objetivo del parque es brindarle a los futuros deportistas de estas disciplinas un lugar para practicar y profesionalizarse. Picado afirmó que él siempre se ha sentido afortunado por las oportunidades que se le han presentado en la vida, pero sabe que no todos corren con la misma suerte, así que pretende ser un puente entre las personas y sus sueños.

Ahí mismo él practica junto a otros jóvenes que están dando sus primeros pasos. Eso también le sirve para motivarse y seguir buscando nuevos retos en su carrera profesional.

Además, se ha especializado en la producción de eventos de freestyle en varios países y sigue realizando sus exhibiciones, como lo hizo recientemente en el espectáculo Nitro Circus que se realizó en el Estadio Nacional, a finales de enero.

Un Picado más de la familia de Teletica

Marco es un orgulloso Picado, hijo, sobrino y nieto de la familia de Teletica. Su nombre es reconocido por casi toda Costa Rica, ya que está ligado al estudio que la televisora tiene en sus instalaciones, lugar donde se realizan producciones como El Chinamo, Tu cara me suena o Dancing with the Stars. El estudio Marco Picado fue bautizado en homenaje a su padre fallecido.

Como buen Picado, él sí tuvo una fuerte relación con el canal antes de dedicarse a dar volteretas en un cuadraciclo. Contó que cuando era bebé fue parte de un comercial de Navidad, años después participó con su papá y su mamá en la producción de varios espacios como San Buenaventura, TV Mejenga y hasta Miss Costa Rica.

También estuvo frente a cámaras. Cuando era niño, su padre tenía un programa llamado Una pausa con la naturaleza, en el que abordaba temas ambientales y de ecoturismo, así que al pequeño Marco le encargaron hacer un segmento titulado Rayitos con la naturaleza.

“Siempre me trataron de meter en el canal. Recuerdo que mi prima María Jesús (Prada Picado) fue siempre la que cantaba y actuaba, ella hacía obras de teatro en la casa. Eso fue siempre lo de ella, lo mío no. Conmigo lo intentaron por todos lados, pero al final la fuerza del cuadra y de la gasolina tuvieron más jalón”, dijo.

¿Es un peso llevar el nombre Marco Picado?

“Hasta el día de hoy sigo aprendiendo a manejar mi nombre y apellido”, dice de manera transparente el piloto. Afirmó que sí, que en muchas situaciones ser un Picado le ayudó, como cuando viajó a Estados Unidos le dio tranquilidad financiera, pero también su apellido lo ha llevado a transitar “lugares oscuros” porque la gente cree que al ser un Picado se le ha facilitado cumplir todas sus metas, algo que no ha sido así.

“Cuando era chiquillo me afectaba más lo que la gente dijera, pero ahora no. Sí, mi familia me puede pagar el apartamento, pero no hay plata que vaya a hacer que yo logre un backflip, ¿verdad? Entonces es ahí donde yo me muevo, uno tiene que empezar a creérsela y darse cuenta de lo que vale”.

En su carrera, Marco ha buscado hacerse un nombre propio, pero contó que ha recibido negativas de empresas para patrocinar sus eventos porque consideran que él tiene los medios para financiarlos por sí solo.

“Sentí muchas veces que me cerraron la puerta porque tal vez piensan que uno la tiene fácil y no es así. Mi papá se me fue desde muy temprana edad, él fue el que me metió en este mundo y no lo tuve para defenderme cuando lo necesité”, aseveró.

Sin embargo, como la sangre al final siempre jala, hace un tiempo que el piloto comenzó a involucrarse más en Teletica, pero con producciones relacionadas con su pasión por los motores, como sucedió con el Nitro Circus, del cual fue parte de la organización y que la televisora transmitió.

“No puedo estar más agradecido de haber nacido en la familia que nací. He tenido de parte de ellos todo el apoyo y ahora lo siento más que nunca en mi vida. Eso me llena de satisfacción y de mucha felicidad”, comentó.

-¿Cómo visualiza a su papá?

-”Yo le hablo mucho a mi papá. Siempre que me monto al cuadra le agradezco porque esta semillita me la sembró él”.

Marco agregó que su padre es el ángel más grande que tiene y que está seguro de que se encuentra muy orgulloso por todos sus logros. “Lo he hecho a punta de garrotazos y a ciegas, pero aquí estamos”.

También se cuestiona si su vida hubiera sido diferente de haber tenido a su padre a su lado, si le hubiera costado tanto cumplir sus sueños o si hubiera llegado al nivel que tiene hoy como deportista.

-¿Y qué significa ser nieto de doña Olga?

“Mi abuelita básicamente fue mi papá”.

Marco agregó que doña Olga ha sido un gran apoyo no solo en lo económico, sino también en lo moral y hasta ha sido algo alcahueta con él en sus sueños por convertirse en un piloto profesional.

“Yo sabía que no era lo que hubiera escogido para mí, pero ella, tan prudente como ha sido toda la vida, no lo dijo y me dio soporte. No tengo palabras para describir lo buena que es. Recuerdo el día que me dio la bendición y me dijo: ‘Mijito, si es lo que usted quiere hacer, vaya a Estados Unidos’”, narró el rider.

Y así, con altos, bajos, glorias, lesiones, éxitos y mucho trabajo, es como Marco Picado se alejó de las cámaras de Teletica para hacer locuras montado en un cuadraciclo.