Manchas poco tiernas

Un rasgo popularmente asociado con la edad también puede tener una relación directa con el cáncer de piel. Nadie se exime de la vejez y tampoco de los cuidados para prevenir esta enfermedad

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Las manos de un adulto mayor, tal y como se retratan en su versión más característica, incluyen, sin falta, algunas pintas más oscuras que el resto de la piel.

Son “manos de abuelita”, diría uno con ternura, reconociendo que las arrugas y las manchas vienen cargadas de sabiduría y experiencia. Sin embargo, ese rasgo veteado podría significar también algo menos tierno de lo que parece.

A pesar de que el cáncer de piel puede afectar a una persona en cualquier momento de su vida, conforme aumenta la edad, aumenta también el riesgo.

De hecho, aproximadamente la tercera parte de los pacientes diagnosticados con este cáncer se presentan en la población mayor de 75 años. Además, después de las seis décadas de vida, los casos se duplican en relación con la década anterior, según Cristian Hernández Mena, Cirujano oncólogo del hospital La Católica.

En el cáncer de piel, el más frecuente (80%) es el carcinoma basocelular. El otro 20% es de tipo carcinoma escamoso.

“A veces se le ven las manos a los adultos mayores y uno piensa que las manchas solo delatan la edad. En realidad es que, en diferentes casos, ese daño puede ser una manifestación de que el sol ha hecho un daño acumulativo en la piel hasta convertirse en cáncer, por eso se da en zonas expuestas. Si tenemos lesiones nuevas, arrugas, pelotitas o hundimientos, es mejor consultar. Por eso es importante conocerse”, explica Hernández.

Algunas características particulares a tomar en consideración con los cambios en la piel incluyen cicatrices, pérdida de elasticidad y humedad. También puede ser detectable con sangrado, dolor o picazón; manchas de color rojo, café, negro o nácar; mientras que otras veces se muestran vasos capilares, costras o verrugas.

La recomendación del especialista es revisar el cuerpo en un espejo periódicamente, para identificar las apariciones de señas nuevas en la piel, y así detectar manchas o lesiones mutables.

Además de las manos, las otras partes de mayor riesgo son el cuello y la cara, especialmente por la exposición a los rayos ultravioleta. Otra fuente de daño son las cámaras de bronceado.

En Costa Rica, el Registro Nacional de Tumores del 2011 del Ministerio de Salud señala que en ese año se registraron 2.321 casos, de los cuales 1.207 fueron hombres y 1.114 mujeres. El mismo documento indica que las provincias más afectadas son San José, Alajuela y Cartago y la mayor parte de pacientes se dedica a oficios expuestos al sol o tiene prácticas que se realizan al aire libre.

Lo que es un hecho es que, con la edad, el riesgo y las manchas, se incrementan.