La historia tras la corresponsal de guerra en Kiev y el ridículo viral que hicieron dos colegas suyos

A los 55 años, Elisabetta Piqué ha cubierto conflictos bélicos en Bosnia, Haití, Kosovo, Indonesia, Afganistán, Irak y ahora en Kiev. Un bombardeó la tomó en plena transmisión y los “consejos” de dos compañeros se convirtieron en una burla planetaria. ¿Quién es ella?

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Su vida es como de película. Elisabetta Piqué, esposa, madre y ya legendaria corresponsal de prensa del diario argentino La Nación, desde hace más de 20 años, no podría haber actuado de otra manera. Fiel a la estela de valentía y profesionalismo que la acompañan, fue la primer periodista de su país en arribar a Ucrania y, tan pronto como pudo, hizo su primer pase desde Kiev.

En plena transmisión, que en cosa de segundos se volvería mundialmente viral, empezaron a sonar unas intimidantes sirenas de alerta por un inminente bombardeo. Ella, asida a su monumental experiencia, guardó la compostura y explicó rápidamente que debía cortar en vista de lo que estaba ocurriendo e hizo el amago de despedirse.

De inmediato sus dos colegas, quienes le recibían la transmisión muy “sentadotes y cómodos” –como dijo alguien en redes– se apuraron a darle indicaciones a Elisabetta con una torpeza casi infantil, para empezar, con la frase que solo minutos después encabezaría titulares en varios medios de todo el mundo. “¡Aléjate de las ventanas!” le espetó Diego Laje, uno de sus compañeros de LN+ (versión digital).

Tal cual se observa en el video, ella apura su despedida pero no logra salir del aire en vista de que los otros dos insisten angustiados: “¡Buscá refugio! ¿Tienes un estacionamiento en la zona del hotel? Aléjate de las ventanas, eso es lo más importante que tienes que hacer, Betta”, insiste Laje, ante la congoja galopante de la mujer, quien justamente está tratando de cortar la transmisión y alcanza a balbucear que recién llegó y que no ha podido inspeccionar el hotel.

Sus colegas continúan haciéndole preguntas hasta que ella los interrumpe: “Saludos, saludos”, se despide, pero no se percata de que la cámara siguió encendida y en vivo y mientras busca retirarse del lugar exclama, desconcertada: “¿Quién es este pelotudo?”.

El conductor de segmento matutino, Fernando Carnota, salió al paso de la expresión de Piqué y empeoró todo al decirle: “Elisabetta, tranquila. Tomá refugio”. Ella, evidentemente, ya había terminado la transmisión y se había retirado a buscar donde guarecerse, pero Carnota no se percató y empeoró el desaguisado. “Como si la desubicada –o la loca– fuera ella”, editorializó el portal Infobae.

El exabrupto de la periodista no hizo más que aderezar el extraño episodio, que se viralizó rápidamente y que generó todo tipo de reacciones de usuarios en redes sociales, pero también en medios de comunicación.

Fama no buscada

Basta googlear el nombre de la periodista, incluso a cinco días del incidente, para constatar por qué la situación fue mucho más allá de un zipizape en los apuros de una transmisión en vivo.

De hecho, abundaron quienes acusaron a Diego Laje de incurrir en mansplaining, que se compone de las palabras man (hombre) y explaining (explicar), un anglicismo usado para definir los casos en que un hombre explica algo a una mujer que justamente es experta en el tema. Y denuncia cómo la sociedad patriarcal permite a los hombres creer que, de cualquier cosa, saben más que las mujeres e intentan imponer una autoridad que no se merecen, explica la escritora y editora estadounidense Lily Rothman en varias publicaciones.

La escritora estadounidense y creadora del término, Rebecca Solnit, atribuye el fenómeno a una combinación de “exceso de confianza e ignorancia” que muestran algunos varones.


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De hecho, refiriéndose al incidente que protagonizó Elissabetta, Solnit citó una anécdota: “En una fiesta del verano en el 2003, un señor me preguntó de qué iba mi último libro. Cuando comencé a explicárselo él me interrumpió para hablarle de otro libro que trataba el mismo tema y que, a todas luces, sería mucho más importante”, escribió ella. En realidad, el señor estaba describiendo el argumento de River of Shadows: Edward Muybridge and the Technological Wild West, el ensayo que Solnit acababa de publicar –y que estaba recibiendo el beneplácito de la crítica cultural– sobre la aniquilación del tiempo y el espacio y la industrialización de la vida cotidiana.

Esta anécdota dio pie a un pequeño ensayo que, junto a ocho más, ahora publica la revista digital Capitan Swing bajo el título Los hombres me explican cosas, en el que Solnit entreteje toda una serie de ideas sobre la persistente desigualdad entre mujeres y hombres y la violencia basada en el género.

¿Se puede hilar tan fino en un caso que podría considerarse un episodio fortuito?

Al parecer, en estos tiempos, sí.

De hecho, la reacción de la corresponsal argentina fue particularmente aplaudida en Twitter, donde el incidente se definió como el mansplaining más inoportuno de la historia.

Incluso, sobraron las comparaciones con lo que le ocurrió a Matthew Chance, periodista de CNN, que vivió en directo el primer bombardeo sobre Ucrania, 24 horas antes de lo que vivió la comunicadora argentina. “La diferencia es que a este periodista nadie le dio consejos sobre cómo actuar. No corrió tanta suerte Piqué, experta en conflictos armados, que tuvo que escuchar cómo uno de los presentadores le decía cómo actuar en una situación de este calibre”, ironiza el medio español Público.es.

Otros cibernautas no escalaron hasta este nivel y se lo tomaron como una suerte de sketch de humor en el que quizá los compañeros de la periodista tuvieron genuina preocupación, lo cual los hizo desbocarse al aire y quedar como ingenuos o bobos, por decir lo menos.

Ya propiamente sobre el tema primario de la presencia de Piqué en el convulso Kiev, capital de Ucrania, tras el incidente del video, muchos se preguntaron en redes sociales cuál había sido el epílogo del incidente, pues era evidente que la periodista estaba en medio de una situación de real peligro.

Ella misma, quien no se pronunció en absoluto sobre el episodio que la viralizó en el planeta, ha emitido en Twitter una seguidilla de reportes tras los bombardeos.

Mientras que las tropas rusas rodeaban la ciudad de Kiev y los ataques aéreos continuaban, Elisabetta Piqué tuvo que pasar la noche en el refugio que se organizó en un hotel de la capital de Ucrania, junto a otros colegas y hasta refugiados locales.

“4 a. m. en Kiev y como hay rumores, versiones, noticias de ataques o bombardeos inminentes, pidieron a todos los clientes del hotel –la mayoría desplazados ucranianos– de bajar al refugio”, describió Piqué en su cuenta de Twitter.

Una vez en el búnker, la periodista mostró cómo pasaron la noche junto a los vehículos que había en el estacionamiento subterráneo; junto a colegas, extranjeros y vecinos de la zona que llegaron con sus hijos a refugiarse.

El drama y la incertidumbre que se viven en la capital de Ucrania se plasman, así sea en un párrafo, por la hidalguía de los corresponsales de guerra como Piqué: “10 a. m., esta pareja de jóvenes arquitectos ucranianos que vino a refugiarse al hotel, pese a que hay bombardeos intermitentes, decide escapar de Kiev e irse hacia el suroeste, a Rumania - #Kiev bajo ataque #UkraineRussie”, posteó el sábado.

¿Quién es Elisabetta Piqué?

Paralelamente a la viralización del video, los focos se dirigieron hacia la laureada comunicadora. De hecho, la pregunta que se derivó del incidente fue: ¿Quién es Elisabetta Piqué?

Pregunta difícil de resolver: a grandes rasgos es la corresponsal de La Nación de Argentina en Roma, siempre y cuando, claro está, no haya algún conflicto bélico de alta envergadura en el planeta, ya que casi es un hecho que ahí estará ella.

Piqué también es escritora y entre su bibliografía más respetada están Diario de guerra: apuntes de una corresponsal (Afganistán 2001- Irak 2003) y El Papa Francisco: vida y revolución: Una biografía de Jorge Bergoglio, publicada en el 2014 y que le dio un acceso inédito a la vida personal del Sumo Pontífice.

Nacida en Florencia, Italia, se crió en Argentina. Es licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Católica Argentina.

De acuerdo con una reseña biográfica publicada por la editorial argentina El Ateneo, Piqué, acreditada en el Vaticano desde 1999, fue la única periodista que anticipó la elección de Jorge Bergoglio como Papa.

De hecho, es de conocimiento público que apenas al día siguiente de su designación, Bergoglio la llamó por teléfono. Así de cercanos son. La anécdota no habría trascendido de no haber sido por la posterior publicación de la biografía del Papa, ya mencionada, y en la que ella se permite incursionar en algunos segmentos.

Entre literatura y trabajos especiales, desde hace más de veinte años ha cubierto los conflictos de Bosnia, Haití, Kosovo, Indonesia, Afganistán e Irak. Y fue la primera periodista argentina en llegar la semana pasada a Kiev, el epicentro de la guerra que acaba de desatarse.

Conforme más se lee sobre la trayectoria de Elisabetta, más se comprende por qué se armó tal rifirrafe mundial por las casi infantiles indicaciones de sus compañeros.

Académicamente, además, Elisabetta tiene una hoja de vida impresionante.

Becada por el World Press Institute de Estados Unidos, obtuvo en 2003 el Premio Santa Clara de Asís de periodismo y, en 2013, el premio Mariano Moreno de la Universidad Argentina de la Empresa, por mejor cobertura periodística sobre la renuncia de Benedicto XVI.

Es miembro correspondiente de la Academia Nacional de Periodismo de la Argentina. Realizó varios viajes con Juan Pablo II y Benedicto XVI, además de acompañar a Francisco en su primer viaje internacional a Brasil.

Ha seguido y sigue de cerca la carrera del Pontífice desde que fue designado cardenal en 2001. Integró el grupo de cincuenta periodistas que tuvieron el privilegio de saludar al Papa en su primera audiencia a la prensa mundial, el 16 de marzo de 2013. También es colaboradora de CNN en español y Deutsche Welle.

“Rara Avis”

En un artículo especial sobre el trabajo de los corresponsales de guerra, publicado justo en La Nación de Argentina, el diario dedica un segmento completo a su trayectoria.

“Elisabetta Piqué, la enviada de La Nación de Argentina a Kiev, es una de esas rara avis, una profesional implacable que lleva cubiertas guerras, revoluciones, caídas de regímenes dictatoriales y estruendos de todo calibre y pelaje.

“Con sus 54 años a cuestas (ahora tiene 55) 26 de ellos en La Nación, hizo sus primeras armas fronteras afuera, cuando el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) tomó a sangre y fuego la embajada de Japón en Lima, Perú, allá por diciembre de 1996, que concluyó con el exterminio de todos los terroristas por parte del gobierno de Fujimori.

“A ese bautismo de fuego le siguió la caída del tirano Suharto en Indonesia, en 1998. Ese mismo año Elisabetta viajó a cubrir la guerra en Kosovo, en plena desintegración de los Balcanes, en aquel momento tierra de nadie”.

Como es evidente, la carrera de Elisabetta es sencillamente trepidante.

“En 2001, Piqué fue testigo de la Segunda Intifada, en Palestina. Sus vibrantes crónicas desde Afganistán poblaron las tapas de La Nación en 2001. Un año después pudimos leerla desde Irak, cuando invadieron las tropas de una coalición internacional encabezada por los Estados Unidos, a la que se sumaron Gran Bretaña, España e Italia, entre otros países.

“Los siguientes pasos de esta extraordinaria trotamundos del periodismo fueron para dar cuenta de la Primavera Árabe en el norte africano, con las caídas de Hosni Mubarak en Egipto y de Muamar Khadafy en Libia, en 2011″.

A pesar de ser tan conocida y respetada en el ámbito del periodismo de guerra -tanto por su versatilidad temática y talento como escritora-, al parecer es tremendamente celosa de su privacidad, al punto de que a pesar de la notoriedad que obtuvo por estos días a nivel mundial, no ha sido posible conseguir más datos personales que lo básico: es madre de dos hijos adolescentes y esposa de un periodista irlandés especialista en asuntos del Vaticano.

Es sumamente prolija hasta con el fondo de imagen, por ejemplo, de su cuenta en Twitter: es una foto de una bandera de Argentina con la cara de Diego Armando Maradona y la frase:“La mano de D10S”.

Pues bien, para ir cerrando el círculo de esta historia que empezó como un video viral más y que fue adquiriendo profundidad con base en el supuesto caso de mansplaining -aunque Piqué, en medio conflicto, debe ser lo último en lo que está pensando-, pues hay que decir que el episodio sigue generando análisis y el tan mencionado video aún sigue pululando por todas partes.

Cada quien hará su propia interpretación, lo cierto es que tras rastrear la historia de esta “rara avis”, pues ciertamente la recomendación de “¡aléjate de las ventanas!” se convierte en un absurdo gigante.

“Hay tanta violencia simbólica en el señor que la manda a calmarse desde el confort de un estudio de televisión de cable, como en el hecho absurdo de ver los flashes de la guerra desde nuestro celular, antes del último video del tiktoker de turno.

“Pero, de nuevo, dudo que Betta le haya dado o quiera darle mayor trascendencia a ese intercambio, que expone en menos de un minuto lo más constitutivo del mansplaining”, se lamenta la columnista Mercedes Funes, de Infobae.

Por su parte, Rebecca Solnit sigue con sangre en el ojo y culmina con el tema... por ahora: “A Elisabetta no le debe haber gustado nada este sorpresivo alto perfil. Siempre hizo su trabajo sin jactancias, tan lejos del muchacho que la mandó a preguntar por un estacionamiento subterráneo que es inútil medirlo en kilómetros. Su respuesta es el grito de muchísimas mujeres: esta vez la vaca se comió a la anaconda. Y en cuanto al refugio subterráneo, tal vez podamos explicarle al señor Muy Importante (Fernando Carnota, el que intervino ante la palabrota y lo empeoró todo) donde encontrar uno para él. Cuando esté más tranquilo, claro”..