Héroe, por encima de toda duda

¿Cuánto sabe usted de Juan Santamaría? A lo largo de la historia, se ha cuestionado su existencia y su deceso en Rivas. Mas los registros demuestran que El Erizo le prendió fuego al mesón estando consciente del inminente riesgo de muerte.

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“Santamaría me contestó: ‘Si voy, soy hombre, ya fui y vuelvo: yo no pongo obstáculos’. Fue un asunto convenido: cada uno alistó su respectiva caña; nos abrió la puerta el General y salimos a toda carrera: yo primero y Santamaría inmediatamente después. Llegamos al punto que se nos indicó, una puerta quedó en medio de nosotros. Simultáneamente, hacíamos nuestra operación de dar fuego al mesón. Cuando dirigí la vista a Santamaría, vi que dio media vuelta fuera del punto en que estaba recostado a la pared, inmediatamente se sentó, cerrando a la vez los ojos, también noté que el fuego que caía del alero se le prendió en el pelo, le vi correr sangre hacia el cuello y comprendí que estaba muerto”.

La narración es de Gerónimo Segura, un agricultor de San Rafael de Heredia que combatió contra los filibusteros de William Walker .

Tenía 55 años cuando declaró bajo juramento lo sucedido en la batalla del 11 de de abril de 1856.

El texto tiene fecha del 19 de agosto de 1891 y está presente en el documento número 9.836, serie Guerra y Marina, del Archivo Nacional. Forma parte de la información Ad-perpetuam levantada por la Secretaría de Guerra, la cual agrupa la percepción que múltiples excombatientes tenían de Juan Santamaría.

Esta es una de las pruebas más recientes y contundentes de la existencia de El Erizo , como se le conoce al héroe nacional de Costa Rica.

Rafael Méndez es el responsable del hallazgo. Lo hizo en 1996 como parte de una investigación para su tesis de graduación en Historia. El trabajo se convirtió en un libro, el cual publicó la editorial UNED en el 2007.

La obra de Méndez estuvo inspirada en frecuentes dudas y cuestionamientos que diversos sectores han planteado sobre aspectos esenciales del héroe costarricense, como que no murió en la batalla de Rivas.

Incluso algunos han puesto en duda su existencia. Allá por 1997 –un año después del descubrimiento de Méndez–, la profesora de Estudios Sociales de octavo año del periodista que escribe esta nota, dijo a la clase: “¿Ustedes saben que Juan Santamaría no existió, verdad?”, como si la pregunta, por ser tan obvia, no requiriese respuesta.

La docente puso sobre la mesa cuestionamientos que habían surgido en 1887, de la pluma del historiador guatemalteco Lorenzo Montúfar, quien alegó nunca haber escuchado en los campos de batalla la supuesta hazaña de El Erizo . Catorce años después, Julio Sanfuentes afirmó que el acto heroico atribuido a Santamaría era una invención y, en 1926, el diputado Jorge Volio lo calificó de “mito”.

Las pruebas

Si bien es cierto que el legado de Santamaría germinó a partir de la oralidad, hay documentos–como el expuesto al inicio de este artículo– que dan fe de su existencia, por ejemplo, el libro de partidas de bautismo de la Parroquia de Alajuela, en el que se encuentra la partida oficial de Juan Santamaría, y su fecha de nacimiento: el 29 de agosto de 1831.

Destaca también la solicitud de pensión de guerra de la madre de Juan, Manuela Gayego, elevada a las autoridades de gobierno en 1857.

Otro elemento clave se registra en la información Ad-perpetuam elaborada en 1891 por la Municipalidad de Alajuela, para recuperar de entre los excombatientes de la Campaña Nacional, los testimonios de aquellos que tuvieran entre sus recuerdos, hechos o memorias sobre la participación de El Erizo en los campos de batalla.

En cuanto a las dudas con respecto a la muerte de Juan, estas se originan en el Libro de defunciones de la Iglesia católica, del capellán del ejército, el sacerdote Francisco Calvo. Allí se indica que Santamaría murió de cólera asiático y no al pie del mesón.

Sin embargo, el investigador Eladio Prado, en la segunda mitad de la década de los 1920, evidencia las múltiples deficiencias que tuvo la recolección de información por parte de Calvo. Una de ellas es que en el ejército había al menos cinco persona llamadas Juan Santamaría.

“El libro probablemente nunca estuvo en el campo de batalla, el padre Calvo llevaba borradores, anotaba lo que escuchaba y luego lo transcribía. Había contradicciones y vacíos”, detalla Méndez.

Además, el historiador localizó un acta elaborada por la Secretaría de Guerra de los fallecidos en abril y mayo de 1856: allí aparece un Juan Santamaría. No se indica de qué murió, pero su nombre figura a la par de otros que, de acuerdo con la información disponible, perecieron en la batalla de Rivas.

La construcción

Dado lo expuesto, los historiadores contemporáneos aseguran que la gesta heroica de El Erizo carece de cuestionamientos sólidos.

“El hecho de que todavía se ponga en duda la existencia de Santamaría, el papel que desempeñó en la quema del mesón y su muerte durante tal acto revela, en parte, el desconocimiento del debate historiográfico y de sus avances. En parte también, tales dudas indican la persistencia de arraigados prejuicios contra las tradiciones orales”, señaló el historiador Ivan Molina en un articuló publicado en este diario en el 2009.

El periodista e investigador histórico Rodolfo González opina que el hecho de que a lo largo de la historia se haya hablado de “la invención de un héroe”, confundió a muchos, que interpretaron que se había inventado a Santamaría.

González explica que lo que hubo fue la construcción de un héroe a partir de Santamaría, pues el soldado representaba lo que en ese momento se buscaba en el espíritu de lucha patrio: humildad, valentía, entrega; no se trataba de un condecorado estratega militar, sino de un tipo “pata descalzo” que había dado su vida por Costa Rica.

El periodista añade que la promoción de Juan como héroe también fue una estrategia de los enemigos del presidente Juan Rafael Mora Porras , cabeza de la Campaña del 56.

Mora fue derrocado en 1859 y un año después fue fusilado tras intentar retomar el poder. Pese a ello, aún había muchos moristas, los cuales, podían retomar fuerza si a don Juanito se le reconocía como héroe.

La batalla

Otro tema que ha sido digno de estudio es la relevancia de la batalla del 11 de abril. Pese a lo que se dice en los actos cívicos escolares, esta no fue determinante en la Campaña del 56; más bien, a mediano plazao, desancadenó miles de muertes, pues a partir de la expedición para ese combate se propagó el cólera en Costa Rica.

Así lo reconocen los historiadores, incluso el propio Rafael Méndez, mas eso no le resta mérito a la hazaña de Juan Santamaría.

“Lo que sí es cierto es que cuando él intenta la quema del mesón, la posibilidad de morir era casi inminente y él estaba consciente de ello”.