Gourguen Mkrtytchian, el gigante con voz de trueno y alma de niño

Esta es la historia del maestro ruso de canto que instauró en el país su propio método, regido por la disciplina y el amor. La televisión lo puso en el ojo público y él hizo el resto: llegó a Costa Rica hace 25 años, sin saber español; iba de paso pero se enamoró del país, acá se casó y echó raíces.

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Ver en acción a Gourguen Mkrtytchian, mientras dirige a sus pupilos de Nace una estrella en el estudio Marco Picado de Canal 7, es todo un espectáculo.

Pero nada se compara a verlo en acción como contertulio, en una entrevista de vida que constituyó un safari emocional lleno de lágrimas, de estrofas de temas con una portentosa voz que parecía darle vuelta a la cuadra, de carcajadas intercaladas y, en general, de una asombrosa simbiosis entre un gigante fortachón con la mirada y ternura de un niño.

Hace 25 años, Gourguen llegó a un país que recién había ubicado en un mapamundi, en un viaje proyectado para unos días en ruta a su destino planeado, Estados Unidos. No hubo tal.

Procedente de Armenia, exrepública rusa, y sabiendo solo dos palabras en español: “Sí” y “No”, Gourguen (Jurgen, como le llaman en Tiquicia desde siempre, ante la dificultad de pronunciar su nombre y menos aún, su apellido) quedó prendado a primera vista de una Costa Rica que prácticamente idolatra.

No exagero. Desde que concertamos la cita telefónicamente, una noche de la semana pasada, se atropelló él mismo con sus palabras y antepuso su amor por el país antes que su historia misma. Le pudo la emoción y se le quebró la voz al contar que, por fin, hace poco menos de un mes recibió la ciudadanía tica.

El pasado viernes el fotoperiodista Alonso Tenorio y yo acudimos al ensayo de Nace una estrella en el Auditorio Marco Picado, de Canal 7, previa verificación de todos los estrictos protocolos de salud que aplica Televisora de Costa Rica con el fin de observar a Gourguen en acción con los participantes del concurso que se enrumban a la final.

De hecho, Mkrtytchian ya había hecho camino en el mundo de la música y el canto en el país, con su propia escuela y sus clases privadas cuando, hace 13 años y a raíz de las esplendorosas recomendaciones de cantantes conocidos en el país, fue reclutado por Teletica Formatos. Como es lógico, la visibilización que le generó “salir en tele” marcó en su vida un antes y un después.

Cada vez que es requerido en un programa de Teletica Formatos su participación es infaltable como juez -tal como lo hizo hace unos años en el programa Cantando por un sueño- o como profesor de canto, tal como ocurrió a partir del 2 de mayo, en el arranque de la actual edición de Nace una estrella y en la que realiza su faena junto con los profesores María Marta López, Flor Urbina, Silvia Baltodano y Maripili Araya.

No bien entramos al Marco Picado, en medio de aquel esplendoroso escenario en penumbras, cuando de pronto aparece Leo Jara, uno de los concursantes interpretando Mientes (de Camila), pieza que interpretaría el domingo 18.

En esos momentos, para Gourguen no existe absolutamente nada más a su alrededor. No permanece sentado casi en ningún momento mientras los participantes interpretan sus temas; se levanta, gesticula, les hace vigorosas señas, para la música, los llama a cuentas, no escuchamos qué les dice pero es evidente la mejoría en la interpretación de la pieza que, ahora, hace Jara. Por cierto, el domingo, los jueces a cargo felicitaron por unanimidad a Jara, debido a su excelente actuación de la noche, con Mientes como caballo de batalla.

No demeritamos, en absoluto, el trabajo de los demás jueces, cada cual tiene su estilo pero por ahora, vamos a concentrarnos en el de Georguen, quien no tiene el menor empacho en decirle a algún pupilo (como ocurrió con una de las niñas participantes hace unas semanas), cuando le espetó con aquel vozarrón, durante un ensayo, que “dejara de cantar como una verdulera”.

Cuando le comentamos esa anécdota, mientras degustábamos un café, ya tirando al mediodía en el restaurante citado, Gourguen demuestra con un sonoro ejemplo a qué se refiere con sus observaciones (la mejor forma de explicarlo es observando el video que acompaña esta entrevista en la versión digital de nacion.com):

“Es que yo uso ejemplos específicos para explicarme mejor, a veces los cantantes gritan, no modulan, mi intención jamás es humillar a nadie. Ese ejemplo es válido porque si ustedes ven, el ejemplo de las verduleras es para decirles que no es lo mismo gritar “¡Culaaaaaantrooooo lleve culantrooooo!” a realizar una correcta entonación, tanto para quien los escucha como para ellos mismos, que tienen que cuidar la voz.

Esa misma mañana “se la aplicó” a Zorán, otro de los participantes cuando ensayaba Si no te hubieras ido, de Marco Antonio Solís, y debió recomenzar varias veces. “Es que la idea que siempre trato que entiendan es que, aunque canten una canción popular, no tienen que interpretarla como el cantante original, deben imponerle su propio sello, ese es mi trabajo, enseñarles a cantar como ellos mismos, no a imitar”, explicaría más tarde el ruso-tico.

Parte de este estilo tan particular fue el que lo dio a conocer en el país, pues su afabilidad como persona no interfiere con el rigor con el que expresa sus recomendaciones a sus alumnos que, eso sí, no caen en la grosería: es tan solo un tema de al pan pan y al vino vino.

“Tico lindo”

Caminar los 150 metros desde Canal 7 a la cafetería favorita de Gourguen por esos lares, de los cuales además es vecino, pues vive en La Sabana, es casi una osadía: los choferes de los carros le pitan y lo saludan a los gritos, los cuidacarros y los peatones también, un señor mayor que se nos cruzó en el camino le lanzó un saludo lleno de frases eufóricas, guardando las distancias y aguantándose el abrazo que a todas luces, quería darle.

Gourguen le correspondió el saludo y siguió saludando con la mano levantada hasta que el señor avanzó como a media cuadra. Cuando volteó para seguir caminando, sus ojos estaban aguados y la mandíbula le temblaba por la emoción. “¿Ven? ¡Esto es siempre, ¿cómo no voy a amar a este país, que ahora sí puedo decir que es NUESTRO país? En ninguna capital del mundo pasan estas cosas ¡soy tan feliz!”, asegura con toda su fuerza interior y vocal.

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La propietaria del restaurante no lo dejó ni entrar: asidos ambos a sus cubrebocas, se dieron tremendo abrazo y así ocurrió cuando por ahí pasó el presentador Víctor Carvajal, quien también se apapachó a Gourguen mientras le decía “El amor de mi vida”... y así ocurrió con varios compañeros del Canal que lo ven a diario en Teletica, pero quienes no se resisten a esa especie de eje de buena vibra que emana de Gourguen.

Se sienta de espaldas para concentrarse y en seguida advierto que trae un cuaderno con anotaciones a mano, en letra grandota, de molde, donde ordenó sus ideas.

--¿Gourguen, por qué querés tanto a Costa Rica y por qué la gente te quiere tanto?

-- (Da un respingo y comienza): Yo llegué a Costa Rica como trampolín para ir a Estados Unidos, pero cuando vi este país tan maravilloso y bendecido ya no pude irme más, claro que era muy difícil, un país desconocido, sin el idioma, yo empecé un negocio haciendo galletas y las estaba vendiendo en las mañanas y en las noches. También estaba cantando porque llegué a este país como cantante de ópera y ahí empezó todo en mi cabeza, a buscar la forma de cantar música popular porque cantar solo ópera aquí no sirve, no solo aquí, en todo el mundo.

--¿O sea, vos inventaste tu propia fórmula de enseñanza, tu propio sistema?

-- Exacto, empecé a investigar gracias a mis maestros que eran muy muy grandes a nivel mundial, dos de mis maestros estudiaron en la Scala de Milán, recibí clases con el gran maestro Oscar Scaglioni (barítono milanés), Gaetano Bardini (italiano), uno de más grandes tenores nivel mundial. Empecé a investigar y de toda esta experiencia al final hice mi propio método que permite cantar desde ópera hasta rock a la misma persona.

--En palabras sencillas, ¿cómo describe su método?.

--Es totalmente diferente que los que dan aquí o fuera del país, porque excluye el teclado que usan la mayoría de los profesores. No estoy perdiendo 30 o 40 minutos calentando las voces, yo no hago (vocaliza con fuerza) “¡la-la-la-la!” eso yo no hago, mis ejercicios son de cinco minutos y el resto es puro puro canto. A mis alumnos les doy mis tips, artificios para el micrófono porque hay secretos de cómo mantener el micrófono para aguantar dos o tres horas seguidas cantando... y claro que el canto tiene muchos muchos y muchos secretos, ahí está basado mi método, yo estoy muy contento y los alumnos también... son montones los alumnos que pasaron la tortura de mis clases pero están felices.

-- Eso supe, que medio país ha pasado por sus clases, incluso gente muy destacada...

-- Entonces Gourguen, quien parece siempre andar adelante, abre el cuaderno (¡trajiste forro! le digo en broma) y enlista a varios de sus alumnos quienes, a todas luces, lo llenan de orgullo.

“Sí sí, hay muchos ejemplos, por ejemplo Luis Montalbert del grupo Gandhi, él es un cantante extraordinario y en las clases él muchas veces canta ópera, no canta rock, es el ejemplo que el método funciona. Además han pasado por mi método gente como Marta Fonseca, Eduardo Aguirre, Fabián Zolo, Sasha Campbell, Federico Madrigal, que hace poco grabó cuatro canciones con la Orquesta Sinfónica de Sarah Brightman, muy muy famosa cantante a nivel mundial que canta con Andrea Bocelli. También trabajé con Mechas, muy famoso cantante de grupo Kadeho; Tamela Hëdstrom: Juan Bernardo era mi alumno, que grabó en México -por cierto ahora está en la competencia La Voz- y mi alumno Josema, hoy me envió videos cómo va el proceso; Manuel Montero ganador concurso de Televisa; José Villa, mejor cantante de música ranchera; Cayeto, muy famoso de Ojo de Buey; el grupo Mentados; Mauricio Madriz de Entrelíneas; Julio Nájera, excantante de grupo Akasha; Eduardo Carmona, del grupo Sincrónico... hay montones... Esteban Calderón era mi alumno y con la guitarra se fue a audicionar en Berkeley, sacó la guitarra, empezó a cantar y le dieron la beca. Ni más, ni menos (dice con grandilocuencia y remarcando las sílabas) va a estudiar en Berkeley, que vale cienes y cienes de miles de dólares y ahora el muchacho está en Estados Unidos, tiene su propio estudio, está grabando y cantando.

“También la famosa Fátima Pinto, famosa cantante de nivel internacional estudió conmigo, ella tiene más de cinco millones de seguidores en Instagram... otro es Bernardo Quesada, y también Dani Blau, famosa cantante que escribe las canciones para el grupo Ha*Ash ¡puede imaginar!”, dice mientras se le entrecorta la voz por la emoción.

“También la famosa Fátima Pinto, famosa cantante de nivel internacional estudió conmigo, ella tiene más de cinco millones de seguidores en Instagram... otro es Bernardo Quesada, y también Danny Blow, famosa cantante que escribe las canciones para el grupo Hash ¡puede imaginar!”, dice mientras se le entrecorta la voz por la emoción.

--Se nota que vivís muy pleno, muy feliz, sobre todo por lo que han logrado tus alumnos...

--¡Pero claro! Pero es que ¿cómo no voy a estar feliz?. Además, porque ahora soy del país donde tenemos mejor agua en el mundo --mucha gente ni sabe--, tenemos un Premio Nóbel de la Paz, ganadores de Grammy, dos campeones del mundo de boxeo, campeón del mundo de atletismo, conquistador del Everest ¿ah? ¡Un astronauta, no todos los países tienen astronautas. ¿Ustedes saben que en nuestro país hay un campeón del mundo de un tipo de póker? ¿Pueden imaginar qué es lo que quiero tanto de este país? Aquí disfrutan la vida, debemos ser más cerca con Dios, eso es muy importante...

-- Contanos exactamente cómo fue el momento, hace unas semanas, cuando recibiste la nacionalidad y pudiste decir “Soy Tico”.

--(Hace un prolongado silencio, dientes apretados, ojos aguados, sollozos incontrolables) Ehmm....¿qué puedo decir? Esta sensación emocional es inexplicable, mi corazón está lleno de tanta felicidad ... estoy muy muy feliz, feliz que vivo en este país tan lindo!

-- También usás mucho palabras coloquiales ¿verdad?

--¡Ah sí! Mae y Mop.... así me dice mi esposa. Ella compró un carro --yo no, yo soy músico, bromea-- y me dice “¡Ahí tiene, mop!” (se ríe con sonoras carcajadas).

--¡Contanos de tu esposa, la mencionás mucho!

-- Ella es mi alumna, la conozco hace más de 14 años. Nos conocimos así, yo era su profesor de canto, luego nos hicimos novios y hace cuatro años estamos casados. Estamos muy enamorados (y exclama frente al camarógrafo ¡'Ouuuuiiiiiiiii Amor te amo con toda mi alma! ¡¡¡¡Juepucha!!!’).

-- ¿Tienen hijos o piensan tenerlos?--

-- (Se le ilumina el rostro) ¡No todavía, pero ya estamos empezando a trabajar fuerte en eso! Sí queremos ser padres, yo ya tengo 53 años, es un buen momento, nos sentimos preparados.

-- ¿A qué se dedica tu esposa?

--Ella también es cantante. Aunque como la mayoría de músicos, siempre para mantenerse en la vida, tiene otra profesión. Es jefa de cumplimiento para una empresa, ya grabó una canción y estamos en el proceso de grabar otras canciones, como yo dije ella era productora de una película tica, entonces ahí estamos bien.

--¿Qué siente al percibir el éxito de tantos alumnos que han pasado por su academia, que han aprendido de sus métodos?

-- Muy orgulloso, mis alumnos ya están acostumbrados y saben que soy muy estricto, pero un día ellos van a salir al escenario ganando la plata y la gente que va a escuchar va a decir ¡qué maravilla!. Y si no aprenden el día de mañana van a decir “¡hijuepúchica!”. Pagué la plata y por qué ¿para escuchar a este?.

-- ¿Qué pendientes tiene?

-- (Ahí sí hace un rostro como de exasperación) Pendiente ¡bajar de peso otra vez! No seás maje, había bajado ¡35 kilos! Hice una dieta estrictísima en unos meses y bajé montones, pero diay era muy estricta y ya volví a subir 28.

-- Diay, pero ahí le quedan como siete kilos de banca, todavía no ha alcanzado el peso que tenía... (le digo yo, a manera de premio de consolación)

--¡No no, qué va! Tengo que ponerle. Eso sí, yo camino todas las mañanas en La Sabana al menos una hora, pero tengo que buscar otra forma de hacer dieta u ordenarme con las comidas sin sentir que me siento castigado.

--¿Y a nivel musical, cuáles son sus pendientes?

--¡Estoy escribiendo un libro y espero publicarlo el año que viene! Cada cantante tiene sus toques, entonces aparte de profesores debemos ser cómo doctores para descubrir qué enfermedad tiene cada cantante, por lo que nacieron ideas que empecé a apuntar en mi libro. Ya está traducido al inglés, mi esposa me ayudó, todavía no tiene nombre pero estamos trabajando en eso con mucha ilusión.

--¿Y su sueño personal?

--¡Yo tengo todo, lo que puede soñar una persona, todo, no me quejo de nada! Pero sí tengo un sueño, ahora que soy costarricense, y eso sí, si mis nervios y la emoción me lo permiten: para mí sería un privilegio cantar el Himno Nacional de Costa Rica en un evento público. Vea, solo diciéndolo (hace una pausa y muestra cómo se le erizan los vellos de los brazos)... solo diciéndolo me pongo a llorar, porque no es solo de salir a cantar, es sentirlo... (e interpreta un pedacito de la primera estrofa. Tal como lo pronosticó, no pasó de las primeras líneas, lo venció la emoción).

Esperamos un rato a que nos pasara la emoción. Un muchacho que trabajaba en su laptop, en una mesa contigua, tampoco pudo contenerse y se le aguaron los ojos.

Entonces mi compañero Alonso Tenorio, evidentemente fascinado con el personaje, quiso hacer una gracia y aligerar el momento y le dice, todo emocionado:

--Vea Gourgen, usted va a tener la oportunidad de oro, ahora que es tico y que vienen las celebraciones del Bicentenario. Le propongo que se aprenda La Patriótica Costarricense para que la cante en alguno de los actos que va a tener el país en esos días.

--(El cantante se vuelve a descompensar, en el mejor sentido, y antes de cantar un pedacito de la Patriótica enjuga sus lágrimas una vez más:)

-- “La Patriótica... son muchos años que yo la he intentado cantar, porque mi alma por muchos años pertenece a Costa Rica. Yo me considero gran gran patriota de este país y apenas empiezo cantar esta parte ....... mi corazón se me revienta ¿me entiende? Voy a intentar una frase a ver si aguanto...” (No aguantó, como se observa en el video... supremamente conmovedor, hermosamente conmovedor).

Para romper un poco tanta emotividad, mientras Alonso se ausenta un momento, le pregunto por asuntos triviales, que no son menos importantes, como sus accesorios (cadenas y arete largo en una de sus orejas), típicos de Armenia.

El larguísimo cabello y el grosor no podían faltar en el tema, pues durante el ensayo observamos que se lo suelta, se lo amarra, se mesa los cabellos cuando algo no sale tan bien, y a la hora de realizarle los retratos provocó muchas risas entre varia gente del staff de Nace una estrella, porque se lo alborotó de tal forma que le quedó, literalmente, peliparado.

En medio de la música y el gentío no escuchaba hasta que alguien se le acercó y le dijo que se bajara “el pelucón”, lo que nos liquidó de risa a todos. Él acató de inmediato y siguió feliz y sonriente.

De vuelta al cierre de la entrevista, le pregunto que si usa productos especiales cuando se lava el pelo y si alguna vez se lo cortaría.

“Jamás. Así me lo dejo hasta el día que me muera, ojalá falte mucho. Y no, me lo lavo con lo que haya, si toca con jabón pues con jabón, me lo lavo con cualquier champú, la verdad”, dice muerto de risa.

--¿Tenés canas?

-- ¡Ay, no sé! ¿Tengo?, dice mientras se inclina y muestra el cráneo: no tiene una sola.

El grandote y amoroso personaje se levanta ante la solicitud de Alonso Tenorio, quien le pide un retrato que represente su amor por Costa Rica.

Entonces cruza la calle y se instala en el centro, con los brazos totalmente extendidos, la felicidad total, que llaman.

A la hora de despedirnos, Gourguen se coloca el cubrebocas y nos fundimos en un prolongadísimo abrazo, sin decir palabra. Desboca su descomunal fuerza, pero sin lastimarme, mientras me dice, de nuevo, entre lágrimas: “Tengas muchas bendiciones. Tú y este país. Tenemos que estar unidos y pedirle mucha fuerza a Dios, no es fácil lo que estamos viviendo pero tenemos que tener fe, te bendigo enormemente, amiga Yuri, Dios te acompañe siempre”.

Subo al carro del periódico con la emoción contenida y un fuerzón espiritual, una especie de alivio que hace meses no había sentido.

Como les dije a los míos, al regreso a mi casa: “Hoy recibí un abrazo de un calibre inimaginable. Sobre todo porque, cuando lo recibí, me percaté de cuánto lo estaba necesitando”.