Escultor de grandes en pequeña dimensión

Cuando el sol se esconde, en un rincón de Cartago un joven moldea los rostros de personas y personajes, y los convierte en productos coleccionables de exportación.

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El aroma de los vegetales en salsa de soya y el wan tan recién salido del sartén apenas se disipa al atravesar la puerta que lleva a un mundo que se esconde al fondo del restaurante de comida china.

En un rincón insospechado, las manos del cartaginés Johnny Cheung moldean figuras de 30 centímetros de altura que salen de la antigua metrópoli hasta destinos como Canadá, Inglaterra y Malasia.

El joven, de 31 años, mezcla la administración del establecimiento familiar con el don que tiene para esculpir. La habilidad la desarrolló con el deseo de hacer tangible lo que le salía tan bien en los dibujos que hacía desde el colegio.

Ahora se dedica de lleno a eso entre las 9:30 p. m., cuando cierra el local, y las 4:00 a. m., cuando de repente recuerda que los artistas también duermen.

Las suyas son figuras en escala 1 a 6 (seis veces más pequeñas que un ser humano). Con esas proporciones, le ha dado vida a Sylvester Stallone y a Leslie Nielsen, así como a los personajes Cíclope (de X Men ), Jigsaw (de Punisher War Zone ), Max Payne y otros más hasta completar las diez esculturas que ha elaborado desde hace un año y medio.

La última de esta decena de creaciones es una figura del inolvidable músico Freddie Mercury. Por ahora, un solo muñeco de él se mantiene de pie al lado de su computadora, mientras que una veintena de cabezas idénticas (que él hizo) están a la espera de sus respectivos cuerpos (que él modificó), antes de ser empacados y enviados a los clientes.

Ya cada figura de Mercury tiene dueño. Todos poseen cabelleras idénticas, el ceño fruncido y el bigote grueso. La vestimenta fue mandada a hacer a Corea, donde una experimentada costurera de renombre fabrica lo que Johnny le pide desde Cartago.

“El Freddie Mercury lo hice como un reto, después de que ella me dijo que solo trabajaba con gente talentosa”, cuenta, tras mostrar que hasta las bolsas de los pantalones de estas figuras cumplen con su función.

“Todo lo que yo haga debe ser buen negocio”, comenta para justificar porqué prefiere poner en el mercado varias copias de cada figura. En cambio, rechaza los encargos de un solo ejemplar, tal y como los de quienes desean una figura de ellos mismos.

De las personas que siguen sus obras en foros y en Facebook, muchos le solicitan consejo, por lo que él decidió abrir un sitio web de escultura pop , en el cual revela los secretos que plasma en sus figuras de 30 centímetros. Para todos hay recomendaciones: desde los materiales, hasta las técnicas.

Aunque en Costa Rica el nicho apenas empieza a abrirse, el mercado de las esculturas de este tipo es solo para coleccionistas acérrimos, la mayoría de ellos radicados en Asia.

Los precios de venta van desde $600 (¢336.000) hasta $1.000 (¢560.000) pero también están aquellos que compran las cabezas sueltas, listas para ser pintadas y ensambladas.

De esas, Johnny ha moldeado a Don Ramón, Leonardo Di Caprio, Morgan Freeman, Will Smith y otros, en materiales como resina plástica o un tipo de plasticina llamada Sculpey firm.

Algún día, espera él, tendrá su propio estudio pero nunca –¡nunca jamás!– permitirá que sus figuras dejen de ser arte y pasen a ser productos elaborados en serie. Lo suyo es lo artesanal, lo coleccionable, lo que no se escape de sus manos.

Hasta ahora, la única figura que no ha hecho con fines comerciales es la del nuevo presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís. De él solo hay tres copias: una es suya, otra se la dio a su hermana y la última se la obsequió al gobernante el martes pasado. Puede afirmarse que solo Cheung ha sido capaz de moldear, pintar y meter al horno al nuevo mandatario.