¿Es usted humano?

La simple compra de un tiquete por Internet lo puede hacer pasar por una prueba para demostrar que usted es humano y no máquina. Quizá la palabra ‘Captcha’ no le diga nada, pero sin duda usted se ha topado con ese código muchas veces en su vida.

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Usted se mete a su computadora para comprar una entrada al concierto de su artista preferido.

Empieza a llenar los datos y, entre los requisitos, le salta en la pantalla un recuadro lleno de símbolos y letras del abecedario que usted debe reproducir con fidelidad.

¡Ni modo! Por más pereza que le dé, lo tiene que llenar. De lo contrario, no habrá entrada y, menos, concierto.

Ese código con pinta de un desordenado movimiento digital se llama Captcha , y fue inventado por un joven científico guatemalteco, Luis von Ahn (33 años), para que el sistema se asegure de que quien llena el formulario es un humano y no una máquina.

Casi para cualquier formulario que se llene por Internet se solicita un Captcha, que en sus siglas en inglés significa Prueba de Turing pública y automática para diferenciar máquinas y humanos.

Von Ahn es profesor de ciencias de la computación en la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos.

Según sus propias palabras, “la razón por la que está un Captcha ahí, es para asegurarse de que la ‘entidad’ que está llenando el formulario sea un humano y no una computadora o un programa formulado para llenar ese formulario millones de millones de veces. Los humanos pueden leer estos caracteres distorsionados pero las computadoras no lo pueden hacer todavía”.

Sí, soy humano

Sigamos con el ejemplo de la compra de billetes para un concierto, aunque bien podría ser para asistir a un partido de futbol o ingresar a una cuenta bancaria. El Captcha, dice Von Ahn, le impediría a los revendedores de entradas hacer un programa informático que compre todos los boletos por Internet y dispare la especulación con los precios.

Estos Captcha son usados en Internet. La secuencia de las letras están escogidas totalmente al azar.

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Se calcula que unos 200 millones de estos códigos se reproducen diariamente por Internet. En promedio, una persona invierte diez segundos para cumplir con ese requisito, para un total acumulado de 500.000 horas diarias llenando Captchas en todo el mundo.

Semejante “esfuerzo humano” debía encontrar alguna aplicación más allá de comprobar si es o no una máquina quien llena el formulario.

Por eso, Van Ahn ideó una nueva utilización del código: la digitalización de todos los libros producidos en la historia de la humanidad y la traducción de Internet a todos los idiomas posibles.

“Las computadoras no pueden descifrar alrededor del 30% de las palabras de un libro. Se han tomado esas palabras, y estamos haciendo que las personas las descifren para nosotros cada vez que llenan un Captcha”, explicó Luis en una sesión de TedEx en Río de la Plata, Uruguay.

“900 millones es el número de personas que nos han ayudado a digitalizar libros a través de los Captcha”, dijo el científico . Esto es el 13% de la población mundial actual.

El siguiente paso es la traducción del Internet. Para eso, creó el proyecto Doulingo en el 2011 . “Cien millones de personas aprenden el idioma gratis y, al mismo tiempo, traducen el Internet...”, contó Von Ahn con una sonrisa.