El peor país para ser mujer

Más de dos millones de mujeres mueren en India cada año. LA VIOLENCIA SE CIÑE ante la histórica indiferencia del Gobierno indio.

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Las violan, las queman, las torturan o secuestran. Así tratan a las mujeres en India, donde más de dos millones de ellas mueren al año víctimas de diferentes tipos de violencia.

La muerte de Amanat, una joven fisioterapeuta de 23 años, le volvió a recordar al mundo y a su propio país, el abandono en que tiene a las mujeres.

India, un país de más de 1.200 millones de habitantes, localizado al sur de Asia, se ha tapado los ojos ante el sufrimiento de sus hijas, madres, esposas, amigas y abuelas.

Cada año, se registran allí más de 24.000 violaciones , un número conservador si se toma en cuenta que hay miles de casos que no se denuncian. Más de la mitad de las víctimas (54,7%) tenían entre 18 y 30 años, y el 94% de ellas conocía a su agresor.

Pero, como analiza la BBC, “no solo se trata de violaciones”. “En el 2011, la policía también ha reportado que los secuestros y raptos de mujeres han aumentado desde el 2010 en 19,4%; mujeres asesinadas en disputas por el pago de dotes matrimoniales en 2,7%; las torturas en 5,4%; el acoso sexual en 5,8% y la trata de personas en un alarmante 122%”.

Quemadas, violadas...

Un estudio de los economistas Siwan Anderson y Debraj Ray –citado por la BBC– es el que arroja el fatídico número de dos millones de víctimas femeninas de la violencia en ese país: cerca de un 12% de ellas muere al nacer, 25% durante la infancia, 18% en edades reproductivas y 45% siendo adultas, precisa un informe de la BBC de Londres sobre el tema.

En India, 100.000 mujeres mueren quemadas en líos por dotes matrimoniales; las familias prefieren tener varones y se hacen abortos selectivos de niñas. Y todo sucede ante la indiferencia estatal. Según citan distintos medios, el gobierno ha aceptado prácticamente sin inmutarse 27 candidatos a elecciones estatales que enfrentan acusaciones por violación. Así. Como si nada.

Amanat, el símbolo

La bautizaron Amanat. Tenía 23 años al momento de morir y su plan para este 2013 era realizar su práctica hospitalaria como fisioterapeuta.

Provenía de una familia de extracción muy humilde y añoraba sacar a su papá de trabajar a través de su ejercicio profesional como fisioterapeuta.

La joven –originaria del pueblo Medawara Kala, en el estado de Uttar Pradesh, al norte de la India–, pasó a engrosar las fatídicas estadísticas. Mas no lo hizo sin antes dejar una marca que conmovió a muchos en su país, y lanzó a la calle a miles que exigieron justicia.

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La narración sobre su muerte estremeció. De acuerdo con relatos periodísticos en varios medios, la noche del 16 de diciembre, Amanat y un amigo salieron al cine a ver la película Life of Pi en un exclusivo centro comercial de Nueva Delhi, la capital, según consignó Telemundo47.com.

“(...) buscaban un medio de transporte para regresar a casa. Un mototaxi se negó a llevarlos, así que abordaron un autobús privado donde iban los seis agresores. Después de que la pareja había estado en el autobús un rato, los hombres comenzaron a molestarlos y agredirlos. El ataque fue tan brutal (se prolongó por más de dos horas) que me resulta difícil describirlo... ni siquiera los animales se comportan así”, relató el hombre que la acompañaba esa noche, días después de la muerte de su amiga.

Los agresores los arrojaron desnudos y ensangrentados debajo de un paso a desnivel. Y allí, nadie atendió sus llamados de auxilio.

Reclamo a mil voces

En protestas cibernéticas y presenciales multitudinarias alrededor del mundo, la gente pide justicia. La misma que pidió Amanat antes de morir.

Los presuntos responsables de su muerte podrían enfrentar la pena capital en India: la horca. Pero este es otro tema.

El asunto de fondo es conseguir que el sistema judicial actúe rápidamente en este caso (normalmente, historias como la de Amanat tardan décadas en resolverse en ese país; de ahí el desencanto de las mujeres para denunciar). Sobre todo, se busca conseguir cambios de fondo que garanticen la protección de las mujeres indias.

No es posible que continúen violando a una mujer cada veinte minutos. Tampoco es aceptable que en Nueva Delhi se dicte solo una condena por cada 635 casos que se denuncian penalmente.

Como menciona la agencia española EFE, diversas personalidades han pedido la horca para los acusados, pero las autoridades solo han anunciado algunas medidas para proteger a las mujeres en espacios públicos. También se está planteando endurecer la ley contra las agresiones y se ha prometido que el juicio se celebrará por la “vía rápida”, con audiencias diarias o casi diarias, y durante el proceso está previsto que comparezcan 30 testigos, incluidos varios de los médicos que atendieron a la víctima en Singapur, país adonde fue trasladada para su tratamiento.

Miles de personas le reclaman a la policía de India su indiferencia. Tanto es el desinterés policial, que se llega al extremo de acusar a la víctima y no al victimario.

Hasta la Secretaria General Adjunta y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, la expresidenta chilena Michelle Bachelet, se pronunció con estas palabras: “Honremos esta muerte absurda con nuestro trabajo. Debemos mostrar liderazgo y determinación para ofrecer a las mujeres el respeto, la dignidad, la posibilidad de elegir y la libertad que merecen todos los seres humanos.

”No nos quedemos de brazos cruzados: millones de mujeres y niñas anónimas quieren ver nuestro coraje y liderazgo. Quieren ver cómo nos comprometemos”.