Caninos pura sangre

Una TRANSFUSIÓN SANGUÍNEA podría ser determinante para salvarle la vida a un perro. Esta es una guía breve desde la yugular del procedimiento veterinario.

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Los donadores de sangre humana reciben galletas dulces y un jugo después de presentarse a hacer una donación. En el caso de los perros, el reconocimiento por su desprendimiento sanguíneo es una lata de suculento alimento para canes.

Así es como el pequeño animal recibe aliento para recuperarse de la sangre que le acaban de extraer, la cual irá a dar al cuerpo de algún ‘colega’ suyo, tal vez más peludo y menos orejón.

Sin lugar a dudas, muchos perros le deben la extensión de su vida a una tranfusión. El procedimiento es muy frecuente en los casos en los que un can sufre anemia por pérdida de sangre. Los motivos por lo que esto sucede también son numerosos...

En ocasiones, el animal pierde sangre tras ser golpeado por un vehículo o durante una pelea con otro perro; otras veces se debe a que tiene una parasitosis severa (en la que los parásitos extraen sangre). La deficiencia también se puede relacionar con la ingesta de veneno o con una esquiliosis (enfermedad transmitida por las garrapatas).

¿Cómo saber si el perro se encuentra en riesgo? Hay varias manifestaciones físicas para identificar que algo no anda bien.

“Esto se puede identificar cuando aumenta la frecuencia respiratoria y el ritmo cardíaco, se le empalidece la lengua y el perro se pone débil”, explica el veterinario Mauricio Jiménez, director del Hospital de Especies Menores y Silvestres de la Universidad Nacional, en Heredia. En dicho centro, las transfusiones a canes son pan de cada día. Además han realizado este mismo procedimiento a otras especies como gatos y –con menos frecuencia– a aves, como loras.

A pesar de que el examen físico puede ser determinante para evaluar al animal, no basta con eso, y puede requerirse un examen de sangre. Con este, se evalúa el nivel de hematocritos (porcentaje de la sangre ocupada por glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas).

“El nivel normal está entre 35% y 47%. Cuando es menor a 19%, tenemos que recurrir a una transfusión. Ha habido veces en que el paciente tiene cerca de 9%, es decir, prácticamente lleva agua en sus vasos sanguíneos”, comenta Jiménez.

DONADORES CON COLA

En nuestro país, no existen las condiciones ni el equipamiento para realizar pruebas de sangre que determinen a qué grupo sanguíneo pertenece cada perro. En el mundo de los canes hay ocho tipos; el más común –llamado DDEEAA 7– lo posee un 45% de ellos.

A falta de otros recursos, lo que le queda al veterinario es realizar una prueba de compatibilidad para reducir las posibilidades de que el receptor haga alguna reacción de rechazo. En este examen (que no es una prueba totalmente fidedigna), se mezclan las sangres de donador y el receptor.

La raza no incide en el tipo de sangre; es decir, si su perro es un pastor alemán, podría tener la sangre diferente a otro ejemplar de la misma raza o bien poseer el mismo tipo que un chihuahua.

Los perros donadores deben estar saludables, pesar más de 20 kilos y, preferiblemente, tener 7 años o menos de edad, aunque no deben ser cachorros.

Hay clínicas veterinarias que cuentan con una gran reserva de bolsas de sangre perruna; otros centros, en cambio, piden al dueño de la mascota receptora que provea el material para la transfusión.