Cabezas de dos cabelleras

¿Larga vida a los mullets? Solo en la parte de atrás. Así se resume este asunto capilar que se resiste a morir a pesar de que su época dorada tuvo lugar tres décadas atrás.

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El primero tiene un cierto parecido con Mauricio El Chunche Montero. Poco después vemos a un hombre que se asemeja bastante a Wilmer El Pato López. Uno más recuerda a Juan Carlos Arguedas y el cuarto, el cuarto tal vez no remite a algún jugador del fútbol local pero, al igual que los demás, comparte el mismo corte de pelo que llevaban aquellos futbolistas y el mismísimo Angus McGyver.

Hablamos acá del mullet.

En inglés –el mismo idioma que le dio mote a este corte de cabellera– hay una frase que describe al recorte así: “ business in front, party in the back ”, que, traducido, sería algo como: “negocios al frente, fiesta en la parte posterior”. Tal vez sobra la explicación, pero, bueno, si a eso vinimos, entremos en materia.

Corto adelante y largo atrás. Así se resume este peinado que nació tiempo atrás, con el objetivo de proteger del sol los cuellos de los marineros; más tarde, tuvo su época de gloria en los años 80 del siglo pasado, aunque todavía sobrevive en muchas cabezas. A los fotografiados en estas páginas nos los encontramos merodeando en los mercados de San José y Cartago. ¿Cómo no retratarlos?

Cada uno tiene su propia historia en torno a su mullet, pero a todos los cobija un orgullo genuino por ese recorte que, a la distancia, los hace fácilmente identificables.

En uno de los pasillos del mercado cartucho, divisamos a un hombre bajito y delgado, de anteojos oscuros y corbata colorida. Sobre sus hombros, cae una melena sobresaliente que se debate entre pelos negros y grises. Se llama Álvaro Alberto pero le dicen El Pirulino.

El Pirulino era el baile que hacía aquel personaje colombiano de nombre Pedro el Escamoso quien, por cierto, tenía un corte igualito. Su cara y cabellera se popularizaron en el 2001, gracias a la telenovela que dio al mullet un nuevo respiro.

Álvaro, un pensionado de 52 años, se pavonea por su apodo y dice que no cambia de look porque no puede: recortarlo atentaría contra su escamosa identidad.

A Rafael Castillo, un carnicero rubio de 48 años, también lo llaman El Pirulino en su barrio, al igual que a Fernando, un chancero oriundo de San Blas.

Uno de ellos no paga cortes en un salón sino que es cliente “modelo”, de esos que confían en la destreza de peluqueros novatos que necesitaban cabezas sobre las cuales practicar.

El mullet de don Rafa queda al cuidado de sus hijas, ambas de manos delicadas; otro, el de melena rubia, se acomoda el cabello a cada rato con una peineta gruesa que lleva en el pantalón.

En las cercanías del meracado brumoso, en la barbería del Este, un joven con tijera en mano confirma lo que ya nos suponíamos: la clientela de los mullets aún existe.

“Ese corte lo piden especialmente los señores mayores. Ahora está volviendo a ponerse de moda. Vienen aquí, piden que le dejemos el pelo muy largo atrás y recortemos el resto; esa es toda la instruccción”, asevera.

Alguna vez fue moda

Fanáticos del corte, que dictan cátedra sobre la materia en Internet , recomiendan suavizar las esquinas para que se fusionen los límites entre la parte larga y la más corta. Además, aconsejan dejar la parte delantera con “un recorte normal de hombre” y permitir crecer la parte trasera a gusto del cliente, en capas o como si fueran los pelos de una brocha.

Sin embargo el mullet no es solo una opción para varones y, como muestra, un botón: el músico Paul McCartney usó mullet en los mismos días en que su esposa Linda llevó ese mismo estilo de cabellera.

“Hay mucha gente que me dice que parece que estoy en una banda de rock n’ roll . Por eso me encanta llevar este corte”, dice una pelirroja estadounidense en el documental American Mullet .

El audiovisual salió en el año 2001, aunque parece una filmación realizada hace tres décadas, debido al look de sus protagonistas. Hablan los portadores de mullets : músicos, motociclistas, abogados, activistas homosexuales, granjeros, niños y adolescentes. A todos los interrogados les encanta lo que llevan sobre su cabeza.

“Hay que tener cierta personalidad para atreverse a llevar el pelo así, lo que dice de mí es que soy una mujer fuerte”, afirma una escritora rubia con un largo mechón que solo se hace visible cuando se gira de perfil. Engaña al ojo cada vez que ve de frente a la cámara.

A veces, parece que el mullet quiere retomar su protagonismo, aunque tal vez con pocas probabilidades de lograrlo. Así lo asegura el asesor de modas Johnny Murillo. “En los 80, no estabas en nada si no usabas ese corte. Yo en esa época lo tuve, pero ahora me parece abominable. Sin embargo, está queriendo regresar; ha aparecido recientemente en portadas de revistas y artistas como Rihanna se han atrevido a usarlo”, comenta.

En Costa Rica, en pleno 2014, la cabellera en la cabeza de Nelson Serrano viaja en taxi por Cartago en horas laborales. Dice él que nunca le ha gustado que le recorten el pelo de atrás y que a su hijo, quien tiene 14 años, desde pequeño le cortaban el pelo de la misma forma... El mullet también se hereda.