Adicciones en cuarentena: del apoyo y la recuperación a larga distancia

Los adictos en recuperación sufren de diferentes picos de emociones debido al encierro en casa por causa del covid-19. Los grupos de apoyo son fundamentales para mantener la sobriedad en las personas que están en rehabilitación.

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Ana tiene dos años y medio sin tomar una gota de licor, vivió gran parte de su vida atrapada por la terrible enfermedad del alcoholismo. Luisa vio cómo su adicción al alcohol fue creciendo con los años hasta que no la pudo controlar, hoy tiene poco más de un año sin probar ninguna bebida. Sus logros los viven con orgullo pero a la vez con mesura porque la enfermedad está presente, no abandona y como bien lo dicen en los grupos de Alchólicos Anónimos deben de vivir un día a la vez, tienen que cumplir uno a uno los 12 pasos para la recuperación, todos los días.

Desde hace unos tres meses, cuando el covid-19 llegó a Costa Rica, Ana se vio obligada como muchos ticos a confinarse en su casa. Su negocio propio se vio afectado por la baja de clientes y por lo tanto, sus finanzas también; además durante este tiempo terminó la relación con su esposo. Ana es alcohólica en recuperación, padece de cambios de humor constantemente, cuenta que le cuesta manejar el estrés y la ansiedad que le producen el encierro y la convivencia familiar.

Su ayuda y su escape para mantener la sobriedad son los grupos en los que se reúne semanalmente con personas que la entienden: otros alcohólicos, los que hablan su propio idioma, los que han vivido lo mismo que ella, los que han tenido alucinaciones, dolor, vergüenza, promesas incumplidas, desesperación y hasta recaídas. Pero de manera abrupta un día recibió la noticia de que ya no se podía congregar con sus pares porque en el país se tomaron fuertes medidas para evitar el contagio de la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2.

“Somos personas diferentes, a las que nos ha costado más todo. A nosotros nos ha quedado grande la vida, por eso nos refugiamos en el consumo y eso cuesta que los familiares lo entiendan, por eso buscamos a otros adictos que sepan por lo que pasamos, somos hermanos en el dolor”, explica Ana, quien diariamente desde su casa, apoyada con su teléfono celular, busca guía para mantenerse fuerte en su lucha de 24 horas.

Luisa vive sola, tiene miedos y preocupaciones, ella también se reunía en dos grupos diferentes, uno de Alcohólicos Anónimos y otro con los egresados del centro de rehabilitación donde se internó para desintoxicarse. De vez en cuando sufre de “bajonazos” de ánimo, pero mantiene la mente ocupada haciendo deporte todos los días en las mañanas, además empezó un pequeño emprendimiento que la llena de esperanza; esas son dos de las recomendaciones de los expertos para mitigar un poco la ansiedad de las personas adictas en recuperación que necesitan sí o sí del acompañamiento y las reuniones anónimas donde se encuentra con quienes los entienden.

Ella busca en Internet videos con charlas de la organización de Alcohólicos Anónimos, hace lecturas, tiene contacto constante con su padrino en la recuperación y con sus compañeros adictos gracias a grupos de WhatsApp y Facebook; hasta el momento estas son sus herramientas para mantenerse sobria.

Si ya vivir la cuarentena ha despertado en muchos diferentes emociones y sentimientos de encierro o estrés y ansiedad, vivirla con una enfermedad como el alcoholismo o la drogadicción puede aumentar en los adictos en recuperación el riesgo de recaídas. El temor existe en las personas que conocen íntimamente el concepto de “distanciamiento social” y los peligros que pueden existir para aquellos que buscan un escondite con el fin de volver a la bebida o a la ingesta de drogas. Pero no todo es negativo, las organizaciones como Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos han buscado los medios para seguir acompañando en tiempos difíciles.

Así lo confirma Jorge, quien con 35 años de ser alcohólico en recuperación es una guía para muchos. Él es padrino de muchos adictos y asegura que en estos meses las consultas han aumentado, lo mismo que personas nuevas que llegan a él en busca de un apoyo.

“Nuestra enfermedad es multifactorial, estamos hablando de que el cuerpo, la mente y el alma son un conjunto que nos arrojan a una serie de circunstancias y situaciones que nos motivan a entrar muchas veces en depresión, que es uno de los síntomas latentes de que el individuo quiere consumir, de que buscará un escape. El encierro ha traído estrés y ansiedad en todos, pero en un adicto esos sentimientos lo ponen todavía más tenso y le provocan la necesidad de escapar en el alcohol y las drogas”, dijo Jorge.

En una persona adicta los problemas que tal vez muchos vean como “pasajeros” o que se pueden tratar con medicinas, se multiplican miles de veces en intensidad. Falta de sueño o por el contrario somnolencia constante, cansancio, dolores de cabeza y estomacales, ansiedad, tristeza, apatía y depresión, por mencionar algunos son síntomas que pueden provocar la búsqueda de licor o drogas.

Apoyo en familia y con otros adictos

De acuerdo con Jorge, el programa de recuperación es de psicoterapia y tiene la necesidad de asistir a un centro de rehabilitación o a un grupo de adictos anónimos para compartir las experiencias y así fortalecer la fe y la esperanza.

“En 1935 uno de los fundadores de Alcohólicos Anónimos hablaba del instinto de congregación el cual nos da fortaleza y esperanza, entonces al ahora no existir las reuniones presenciales hemos tenido que buscar alternativas como los chats, las reuniones virtuales o las llamadas telefónicas. Los que somos veteranos hemos estado a la escucha del muchacho o la muchacha con pocas 24 horas; existe la anuencia de brindarles la mano, de escucharlos y orientarlos en el comportamiento conductivo y correctivo, esas son nuestras acciones para manejar la problemática y el peligro que existe en la cuarentena”, afirmó.

La convivencia familiar que se ha visto reforzada por la cuarentena es otro de los factores que suman estrés y ansiedad en los enfermos. La psicóloga María Esther Flores, especialista en temas de familia, explicó que la convivencia en el hogar se puede ver afectada por los cambios de humor de una persona en recuperación. “Los grupos de adictos anónimos son la medicina emocional para que los enfermos se sostengan porque el grupo crea una dinámica de ajuste a los miedos. Cuando abruptamente viene una circunstancia y te quita esa posibilidad se genera la angustia y encima de que deben de abstenerse a consumir, deben de abstenerse de tener ese acompañamiento tan necesario”, explicó la doctora.

La especialista afirma que en el seno de la familia debe de existir paciencia y comprensión hacia la persona en recuperación. “No tenemos que tomarnos las cosas como algo personal, hay que entender que son momentos de angustia. Cuando hay abstinencia hay compensación, en este tiempo estar con la familia es un premio porque la mayor parte de las veces un adicto no tiene ese acompañamiento familiar y se aíslan”, agregó la especialista.

Ana afirma que en su caso tiene picos emocionales y que pese a que trata de manejarlos hay momentos en los que no puede hacerlo. “Solamente un adicto hablando con otro adicto puede explicarse y hacerse entender, el amor de la familia es muy importante, mis hermanas me dicen que yo soy la más valiente de la familia, pero yo no lo creo así porque tuve que refugiarme en una adicción para enfrentar la vida”, dice.

Luisa en su familia tiene también mucho apoyo, pero afirma que no es lo mismo abrirse con una persona que realmente la entiende. Es firme en su convicción, pero necesita de apoyo profesional para mantenerse.

En nuestro país las adicciones afectan a hombres, mujeres, adultos mayores, jóvenes y hasta niños. El Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) y los grupos de Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos son los organismos más adecuados para buscar la ayuda en la recuperación y rehabilitación.

Una de las poblaciones en riesgo y que no queda exenta de las complicaciones por la cuarentena son los niños y jóvenes en recuperación de alguna adicción. El doctor Óscar Montero, director de Casa Jaguar, centro de atención a menores de edad del IAFA, confirmó que desde la institución han continuado con la atención presencial y a distancia de esta población.

El médico explicó que durante marzo y mediados de abril hubo disminución en los accesos a los servicios como un reflejo de la contención nacional por parte de la sociedad, mas no de la demanda de la ayuda. “La demanda seguía, ellos tienen la necesidad de seguir un patrón terapéutico al cual respondimos con un monitoreo y seguimiento a través de teléfono y también con las consultas presenciales a quienes asistían”, explicó.

Agregó que en la segunda mitad del tiempo que llevamos de emergencia nacional la consulta y demanda han sido muy altas. Explicó el doctor que en Casa Jaguar han realizado una mayor atención porque aumentó el consumo.

“Puedo hacer referencia a estudios internacionales que los podemos traspolar a la dinámica social costarricense. En Argentina y Suramérica se estableció que existe un aumento en el consumo de las personas menores de edad y también en las mayores por causa de la pandemia y las características del distanciamiento social. Esos estudios establecen que al estar encerrado y perder la dinámica como el hecho de no asistir a clases, genera estrés por la presión social y los problemas económicos que son factores que van a desencadenar una mayor ansiedad y frustración y, por lo tanto, en mayor consumo y recaídas que son las dos variables”, explicó.

El especialista recomienda que ante la crisis sanitaria es momento de aprovechar que las personas menores de edad están bajo el control de sus familiares (lo mismo aplica para los adultos en recuperación). “Podemos pasar más tiempo con ellos, leer, informarnos y entretenerlos en un entorno emocional para prevenir y controlar el consumo. Tenemos que verlo como una oportunidad”, finalizó.

**Con el fin de mantener el principio de anonimato fundamental en los grupos de adictos, los nombres reales se cambiaron por ficticios.