1966, el año en que Costa Rica (también) quemó los discos de los Beatles

El 9 de agosto de 1966, cientos de jóvenes se reunieron frente a la Iglesia de la Soledad a quemar discos, fotos y efigies del cuarteto de Liverpool ante una supuesta herejía contra Jesús

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“Ahora mismo somos más populares que Jesús”. Hace casi 58 años, esta controvertida frase desató hogueras, odio y hasta amenazas de muerte hacia los célebres Beatles, que estaban en el pico de su fama. Era 1966 y John Lennon, uno de los cuatro grandes de Liverpool, se lo dijo a la periodista Maureen Cleave al hablar de religión dentro de un perfil que publicó el periódico Evening London Standard el 4 de marzo de 1966.

La declaración acerca del impacto de la banda entre los jóvenes era parte de una idea más amplia que decía: “El cristianismo se está desvaneciendo y achicando. Va a desaparecer. No necesito argumentar demasiado. Tengo razón y con el tiempo quedará demostrado. Nosotros somos más populares que Jesús. No sé qué va a desaparecer primero, si el rock o el cristianismo”.

La opinión de Lennon pasó inadvertida en Inglaterra, la entrevista se incluyó en el material de prensa del grupo británico para su gira en Estados Unidos y terminó destacada en la revista para adolescentes DateBook el 29 de julio de ese año; allí nació una enorme crisis para el famoso grupo.

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En portada, DateBook destacó otra frase de la misma entrevista de Lennon: “No sé qué desaparecerá antes: si el rock o el cristianismo”. La bomba estalló. La publicación se agotó y tuvo que imprimir más ejemplares. A partir de entonces, en el sur de Estados Unidos comenzaron las protestas, un boicot de las radios para no programar la música de los Beatles y una quema de discos y artículos promocionales del grupo. En aquel agosto, la llama se extendió por el mundo.

El veneno llegó hasta Costa Rica en la primera quincena de agosto. Diferentes informaciones en los medios locales daban cuenta del “atrevimiento” del Beatle y transmitieron –y sembraron– un ambiente de repudio contra los ingleses. En la cabeza de la página 12, La Nación anunció el domingo 7 de agosto que un grupo de jóvenes armaría una hoguera con los materiales de los Beatles.

Dora Amalia Maduro, presidenta del club de fans de Los Beatles en Costa Rica, le dijo al diario: “Somos admiradoras de la música de los melenudos ingleses, pero no permitiremos que se burlen de la religión, diciendo que son más populares que Jesucristo”. Convocó a un acto de repudio el martes 9 de agosto, a las 7 p. m., frente a la Iglesia de la Soledad, en San José, y esperó que participaran muchos jóvenes.

“Vamos a protestar en forma terminante por la actitud que han tomado nuestros cantantes favoritos”, agregaba la joven, que explicaba que muchas de las integrantes del club estaban en colegios católicos y todas estaban muy dolidas por las declaraciones publicadas en los periódicos.

Maduro sabía de las hogueras que hubo en otros lares y afirmó que “Costa Rica como un país católico no se puede quedar atrás”.

La indignación en otros países seguía reportándose y atizando la molestia cristiana. Al día siguiente, este mismo diario dio cuenta, en una brevísima nota, acerca de la prohibición en Johannesburgo de los discos de la banda debido al polémico comentario.

Quema, ventanales rotos y mucho odio en el acto de repudio contra los Beatles

La protesta, quema y acto de repudio contra los Beatles quedó grabada en las crónicas de diarios como La Nación y La República, según lo recordó hace unas semanas la cuenta especializada Historia de Costa Rica (vea recuadro).

En la publicación con casi 1.500 “me gusta” y más de 100 comentarios, Gabriel Cerdas, cofundador de la página, detalla: “En Costa Rica, gran cantidad de jóvenes se reunieron en La Soledad, con vivas a la religión y muerte a los Beatles, utilizando llantas y gasolina para la hoguera, comenzó la quema de discos, LPs, fotos y demás alimentaron las llamas, luego de media hora de quema, sacaron un muñeco de pelo largo simbolizando a Lennon, le rociaron gasolina y le prendieron fuego, cual farol, los jóvenes pasearon por la Avenida Central con el muñeco en llamas”.

Al revisitar las páginas de los periódicos de la época, el movimiento convocó a jóvenes estudiantes en defensa de la religión y ataques a sus antiguos ídolos, curiosos que querían ver qué pasaba con la publicitada protesta y amantes de los Beatles que no aceptaban tanto encono.

Además de la previsible hoguera con discos y materiales del cuarteto de Liverpool, hubo gritos contra los músicos, un Lennon quemado a la usanza del Judas luego de la Semana Santa, pedradas y ventanas quebradas e, incluso, la intervención de la Fuerza Pública.

Según recuerda el artículo de La Nación, el miércoles 10 de agosto, gran cantidad de jóvenes pese a la lluvia se concentraron frente a la Iglesia de la Soledad a las 7 de la noche que comenzaron a quemar papeles y armaron un gran fuego con ayuda de una llanta y gasolina.

“Vimos a una jovencita que tiró su álbum de Los Beatles al fuego gritando los odio. Otro estudiante con algunos discos pequeños llegó cerca de la hoguera y fue lanzando uno por uno al fuego”, cuenta.

El ambiente anti-Beatle fue “tremendo”, tanto que cuando una “tipo muy lleno de pelos” –posible seguidor de los llamados melenudos– se acercó a la hoguera y fue empujado por los otros jóvenes, en su mayoría estudiantes de colegios públicos. La confrontación, anota el periodista, no pasó a más en ese momento.

El repudio alcanzó su punto álgido al quemar las representaciones casi del tamaño real que hicieron de los miembros de la agrupación. Con el Lennon manufacturado aquí fueron especialmente furibundos: lo quemaron con gasolina, lo patearon y lo pasearon por las calles en medio de los vítores de la masa enardecida.

A eso de las 9 de la noche, el grupo regresó a las afueras de la Iglesia de la Soledad. La indignación aún no cedía y dejaba espacio para seguir en la vapuleada simbólica para la banda que estaba preparándose para la gira en Estados Unidos, que comenzó el 11 de agosto.

Fueron cientos de jóvenes –La Republica calculó 500– y, en algún momento del acto, las cosas se salieron de control: hubo pedradas, ventanales quebrados, daños en comercios e intervención de la Fuerza Pública.

¿Tiraron gases lacrimógenos para controlar la situación? La República lo afirma y La Nación asegura que no. Lo curioso es que en la información se detalla que la manifestación de los estudiantes se degeneró después de que se unieron “pachucos” y “algunos fichados camaradas”. Incluso, se señala que hubo agresión a “dos señoritas”, mas que no fueron “vejadas” por la turba.

El resultado fueron dos detenidos, entre ellos “un conocido pachuco”, y un estudiante. Además, se reprodujo el mensaje del Ministerio de Seguridad de que intervinieron para dar protección a la gente, los comercios y la decencia.

La presencia policial envió a todos a sus hogares y la organización prometió que presionaría a las radioemisoras para buscar eliminar la música de los Beatles de la programación nacional. La supuesta herejía todavía no había sido perdonada.

El resto es historia conocida: por presión de Brian Epstein, mánager de los Beatles, el propio Lennon se disculpó en una conferencia en Chicago. “Mi comentario hacía relación a Inglaterra: por aquel entonces, allí éramos más importantes para los jóvenes que Jesús o la religión. No era mi intención ofender. No nos estaba comparando con Jesucristo”, explicó.

La gira estuvo marcada por sus éxitos, por mucho público, así como por la tensión, las amenazas del Ku Klux Klan y la imposibilidad de la prensa de dar por zanjado el tema religioso. El agotamiento, el mal sonido en algunos escenarios y la preocupación por la seguridad de los integrantes los hizo alejarse para siempre de las presentaciones en vivo desde entonces.

Pasaron 45 años antes de que llegara la justicia poética para aquel episodio. Desde noviembre del 2011, una escultura de John Lennon –que le costó ¢7 millones a la Municipalidad de San José y creó el escultor cubano José Ramón Villa– descansa en una banca y se deja acompañar de quien se acerque en la plaza frente a la Iglesia de la Soledad en San José. Let it be, let it be…

Un proyecto para divulgar la historia patria

Historia de Costa Rica es un proyecto independiente que ofrece información e imágenes acerca de diferentes episodios y personajes de la historia patria.

Hace casi cinco años nació por la afición en este tema de Luis Mauricio Martínez, de 30 años y estudiante de Derecho, a quien se unió Gabriel Cerdas, de 27 años y estudiante de la Enseñanza de los Estudios Sociales.

Se trata de una iniciativa que divulga la historia costarricense en plataformas como Instagram, su red social más fuerte, donde tienen poco menos de 95.000 seguidores, así como en TikTok, donde tiene una comunidad de más de 60.000. Asimismo, tienen más de 92.000 suscriptores en YouTube y un pódcast en Spotify.

Las publicaciones surgen de efemérides, sugerencias de sus seguidores, así como temas o imágenes que se plantean en diversas páginas de historia, explicó el educador. Tanto Martínez como Cerdas se encargan de la investigación y la publicación en las redes sociales.

El proyecto obtuvo una mención de honor en el Premio Nacional de Comunicación Cultural Joaquín García Monge 2023 por popularizar un tema relevante como la historia costarricense, por su labor en la divulgación histórica, “mediante contenidos con un lenguaje sencillo y de fácil lectura” y por trabajar con constancia y perseverancia desde el 2019, explicó el acta del reconocimiento.

“Los temas suelen funcionar bien, pero nunca se sabe. Hay temas que le dedicamos un tiempo considerable y al final no tienen la cantidad de interacciones que otras, que se hicieron en menos tiempo. En general, nos sentimos muy orgullosos de que todos nuestros seguidores son orgánicos”, comentó Cerdas.