Una vez más, la fuerza azul castigó al Santos

Con una gran faena de Pablo Brenes, el equipo brumoso dio buena cuenta del rival

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Cartago. Hay quienes dicen que en los campos de juego pervive la inspiración de las viejas glorias. Que las grandes jornadas no solo se recuerdan. Que también se reeditan.

Ignoramos si ayer, entre la afición brumosa y entusiasta que apoyaba a su equipo en el Fello Meza, se encontraba algún exintegrante del legendario e histórico Ballet Azul.

Lo cierto es que el 6 a 0 con que Cartaginés vapuleó al Santos, obedeció a un guión tildado de buen toque con vocación de metralla y red, un estilo de juego que, por momentos, nos llevó a recordar la filigrana del Ballet Azul de los años sesenta.

Con la guía y el buen tino del mediocampista Pablo Brenes, bien respaldado por la destreza del mexicano Erick Ponce, el Club Sport Cartaginés se deshizo con relativa facilidad del Santos de Guápiles.

Esta es la tercera tunda que los brumosos asestan a los caribeños, en cuestión de dos años, aproximadamente (7 a 1, 5 a 1 y 6 a 0).

El duelo de ayer no tuvo misterio. Prácticamente desde que el árbitro Pedro Navarro ordenó el arranque, los hombres de Johnny Chaves instalaron su vocación del toma y dame con chispas encendidas en la portería rojiblanca.

A partir de la certeza defensiva de José Villalobos Chan, con la cohesión entre la zaga y el sector de la creación que facilitaba Randall Alvarado, el vértigo de Paolo Jiménez y de Eduardo Valverde (relevo de Danny Fonseca, por lesión, al 22’), los trazos de Pablo Brenes habilitaron en varias ocasiones propicias al ariete Andrés Lezcano, quien abrió la cuenta en el minuto 10.

Pablo Brenes globeó un pase. Lezcano anticipó la salida del guardameta, elevó un globito y aterrizó en la red. Luego, al 24’, un tiro libre del mismo Brenes, decretó el 2 a 0.

Náufragos caribeños. Hanzell Arauz, al 59’; Erick Ponce, al 64’; de nuevo Pablo Brenes, de penal, al 69’, y el mismo Brenes al 74’, al aprovechar un rebote del arquero, culminaron la tunda por seis goles a cero que humilló al Santos.

Muy pocas figuras de los subcampeones nacionales se salvan de la crítica por sus actuaciones.

Quizás vale reconocer los desplazamientos de Kevin Fajardo y de Roberto Porras, poleas inútiles ante la posición estática del goleador Cristian Lagos.

El ariete fue anulado de principio a fin: hundido en la impotencia y en sus protestas estériles, cada vez que intentaba tomar la pelota y sufría por el hierro del adversario.

Mientras el libreto de Johnny Chaves era pródigo en variantes ofensivas, el esquema de su colega César Eduardo Méndez parecía limitado a los pelotazos que pudieran volar hasta la testa de Lagos.

No es posible obviar la gris actuación del Santos. Sin embargo, esta verdad no opaca, en modo alguno, la faena impecable de los descendientes del Ballet Azul.