¿Qué cambió Costa Rica para volver a los mundiales menores?

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Redacción

Alerta roja. Costa Rica quedaba eliminado de cuatro mundiales menores al hilo, dos infantiles y dos juveniles. Un país que convirtió en costumbre su presencia en las citas inferiores, las miraba desde lejos. Mientras Panamá y Honduras continuaban su andanza, la Sele seguía de tropiezo en tropiezo sin encontrar el rumbo.

Hubo que hacer un alto en el camino. Después de mirar por televisión los mundiales Sub-17 de México 2011 y Emiratos Árabes 2013, y las copas del mundo Sub-20 de Turquía 2013 y Nueva Zelanda 2015, estaba claro que la Nacional tenía un claro retroceso en uno de los puntales del éxito de la Tricolor Mayor.

No es casualidad que 14 de los 23 futbolistas que participaron en Brasil 2014, la copa mundial más exitosa de la historia tica, hubiesen disputado al menos una cita en categoría inferior.

Ahora el desafío era mayúsculo. Había que recuperar la hegemonía en el área, cuando ya había otras selecciones afianzadas, y volver a consolidar un proyecto que le permitiera a la Tricolor asistir a estos eventos.

Cinco años después de la seguidilla de caídas, Costa Rica acumula tres clasificaciones consecutivas: dos en infantil (Chile 2015 e India 2017) y el certamen Sub-20 de Corea del Sur que empieza este mes. Aun con altibajos en el desempeño, hay un progreso con respecto a los años anteriores.

De alguna manera, la etapa actual recuerda el éxito vivido del 2001 al 2009, cuando Costa Rica avanzó a cinco mundiales Sub-17 al hilo, la mejor racha de la historia. Y del 2007 al 2011, en que se clasificó a tres Sub-20.

¿Qué hubo que cambiar y renovar para regresar a las copas del mundo? Los nuevos bríos de las selecciones menores se recargan en cinco aspectos: Más inversión para aumentar el número de fogueos, mejor elección de los futbolistas, más estabilidad en el banquillo, definición de una metodología de trabajo y trazarse objetivos claros.

Roce internacional. Después de las debacles continuas, fue necesario empezar de cero. La Federación Costarricense de Fútbol contrató a Marcelo Popeye Herrera como director de selecciones menores, quien desarrolló una planificación en la que colocó como prioridad darles fogueos internacionales a todas las categorías, desde Sub-15.

El presidente de la Fedefútbol, Rodolfo Villalobos, explicó que este año se invirtieron $841.000 (¢481 millones) solo para solventar los gastos de los juegos amistosos de estos equipos. Esto alcanza para que cada camada realice alrededor de dos giras al exterior.

Para que los juveniles se adapten al ritmo internacional cuando den el salto a la Mayor, es necesario acumular un número alto de partidos en el exterior. Carlos Watson, entrenador mundialista en categoría menor, dice que una buena media es 85 cotejos por jugador en todo el proceso hasta llegar a la Tricolor absoluta.

"Los jóvenes deben ser sometidos a esa experimentación. No se trata solo de fútbol, sino que es algo cultural-deportivo. Es necesario que compitan en otro tipo de fútbol, que puedan compararse y que por ese roce tengan una maduración temprana", explicó Watson.

Captación de talento. Para reclutar a los mejores futbolistas es necesario recorrer el país de frontera a frontera. Después de la eliminación de los anteriores procesos, hubo una crítica profunda en torno a si realmente estaban representando a Costa Rica los mejores prospectos.

Con el desarrollo del proceso de selecciones regionales, se le abrió el abanico de alternativas a los técnicos de las selecciones Sub-15 y Sub-17. Del equipo que recién obtuvo el boleto al Mundial de India, ya se empiezan a ver algunas cartas de zonas rurales provenientes de este semillero.

Geovanni Alfaro, técnico mundialista en divisiones menores y miembro de la comisión técnica de la Fedefútbol, es claro al afirmar que se ha hecho mucho énfasis en la elección de los talentos.

El perfil de los futbolistas de ambos procesos (Sub-17 y Sub-20) es similar. En la mayoría de casos, predomina la técnica natural del futbolistas y las condiciones físicas.

"Se requiere mucho ojo clínico para escoger a un futbolista", agregó el entrenador.

Alfaro, quien llevó a Costa Rica a los mundiales de Perú y Canadá 2007, asegura que la principal coincidencia entre este proceso y la era comandada por Watson de la que formó parte, es precisamente el tino que se ha tenido en la escogencia de los valores.

Estabilidad en el banquillo y metodología de trabajo. Si en algo pecó la Fedefútbol en los procesos fallidos fue en el cambio constante de entrenadores. La camada que se perdió el Sub-17 de México 2011 y el Sub-20 de Turquía 2013 tuvo tres técnicos al frente de un mismo equipo.

Ante los malos resultados, también se descuidó el proceso, ya que disminuyeron los fogueos y el equipo terminó fracasando en todas las competiciones que disputó, pues hasta se quedó fuera de los Juegos Olímpicos.

"Se ponían muchos parches y no había un supervisor que comandara el barco. No existía un trabajo integral que unificara las metodologías de todos los técnicos", recalcó Villalobos.

A finales del 2014, se le encomendó la misión a Popeye Herrera, quien armó su equipo de trabajo. Le entregó el combinado Sub-15 a Breansse Camacho y él asumió el equipo infantil.

Popeye alcanzó la clasificación a la cita Sub-17 de Chile 2015, en donde Costa Rica avanzó hasta los cuartos de final. Con la base de este mismo equipo logró el boleto a la Copa del Mundo de Corea del Sur de este año.

Este Premundial juvenil fue, quizás, el talón de Aquiles de la era de Popeye en cuanto a desempeño, pues aunque obtuvo la clasificación, el rendimiento estuvo lejos del esperado. El propio timonel lo reconoció ante la prensa.

Herrera espera que el equipo tenga una mejora sustancial durante su participación en la cita mundialista.

Luego, Camacho alcanzó la clasificación al Mundial infantil de India que se disputará en octubre próximo.

También se le dio vía libre para encabezar el proyecto de selecciones regionales junto a Luis Roberto Sibaja y definir una metodología de juego para todos los equipos.