Opinión: En ‘el juicio de la Sele’ la gran verdad es que hay mentiras

Imposible que, negando unos y afirmando otros un mismo hecho, la amenaza de perder partidos si Pinto seguía, todos hayan respetado el juramento hecho ante el tribunal.

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Lo único unánimemente cierto del juicio de futbolistas contra dirigentes ticos es que algunos han mentido.

Imposible que, negando unos y afirmando otros un mismo hecho, la amenaza de perder partidos si Pinto seguía, todos hayan respetado el juramento hecho ante el tribunal.

¿Quien mintió? Difícil saberlo. Fácil adivinar las razones por las que querellantes, querellados y testigos pudieron haber faltado a la verdad. Pasemos el polígrafo, para figurarnos algunas:

Navas, Bryan y Celso: admitir haber amenazado con perder partidos sería entregar el resultado de la querella y su reputación al escarnio popular. Porque dejarse ganar por ese motivo es tan reprochable como hacerlo cualquier otra circunstancia.

Los querellados Dr Adrián Gutiérrez y Juan Carlos Roman: No declararon, pero la posibilidad de que mintieran se remonta al 2018, cuando dieron las entrevistas cuestionadas. Motivo posible para falsear hechos: afectar la imagen de Rodolfo Vilalobos y otros miembros del Ejecutivo que se aprestaban a reelegirse. Contar que no habían tenido la autoridad para imponerse a los capitanes.

El testigo Rodolfo Villalobos: Haber admitido la presión de los jugadores no sólo lo elevaba al estatus de dirigente marioneta, sino que provocaría una ruptura definitiva con los jugadores. Es posible que todos renunciarían a ser convocados.

El testigo Eduardo Li: si el expresidente tiene ánimos de venganza por lo sucedido en el Fifagate, este fue el momento para el desquite. Recordemos que la Fedefutbol anterior, encabezada por Villalobos, lo denunció penalmente y que ambos dirigentes no estan en la lista de amigos del otro.

A finales del año pasado el Comité Ejecutivo acordó presentar una acción civil resarcitoria en el proceso penal que investiga supuestas actuaciones de Li y Rafael Vargas en la compra de uniformes y balones por $172.000. En esa causa aparecieron firmas falsas de Rodolfo Villalobos en las que se pedía, entre otras cosas, una solicitud de elevación a juicio. Li presentó una denuncia penal por ese hecho.

Li está sancionado de por vida por la FIFA y, como tal, su actuación como testigo en la querella no le afecta una imposible pretensión en la dirigencia del futbol.

El testigo Rafael Vargas: El exsecretario de la Fedefútbol fue invitado a salir, días después de que el presidente Villalobos dijera estar seguro de que Li había tenido una mano derecha y no era él. De hecho, se tomó un acuerdo de suspenderlo que fue luego anulado para pagarle y firmar un finiquito.

También pesa sobre él una acción civil resarcitoria, iniciada por la actual Fedefútbol por el tema de los balones y uniformes. Así que también tendría motivos para golpear la imagen de Rodolfo Villalobos.

El testigo Noel Ibo Campos: Mantuvo en vilo al actual Comité Ejecutivo, durante más de un año, con el tema de la nulidad planteada en el Registro para que se repitiera la Asamblea que eligió a los actuales federativos. No lo logró, pero es un claro adversario del actual presidente Villalobos.

El testigo Jorge Luis Pinto: Como lo han dicho todas las partes, fue el único que no la vio venir. Jamás espero que después del resultado del Mundial no lo renovarán.

Incluso, estaba poniendo condiciones y quería un nuevo cuerpo técnico.

Si fuese que nunca escuchó como argumento que los futbolistas pidieron su cabeza, sí es cierto que varios de ellos manifestaron públicamente que no era conveniente su permanencia. Además, Rodolfo Villalobos ni siquiera lo consideró como candidato cuando contrataron a Matosas. Por último, es amigo confeso del Dr. Gutiérrez y Juan Carlos Román lo ha traído a dar charlas en el país.

El testigo Álvaro Saborío: Al citarlo como testigo lo pusieron en una posición comprometedora. Es amigo de los querellados y de hecho, hasta hace poco fue compañero de camerino con Bryan Ruiz en La Liga. Pero al mismo tiempo fue un consentido de Pinto en la época previa al Mundial, al punto que el colombiano se vio muy compungido el día que fue descartado por lesión e incluso decidió llevarlo lesionado a Brasil como parte de la delegación.

En el ámbito futbolero habría quedado como un Judas si hubiese admitido la discutida amenaza de Navas en relación a perder juegos si seguía el técnico colombiano.

Cualquiera de ellos se expone, si el tribunal lo llegase a considerar necesario, a un proceso penal por faltar, falsear, u ocultar la verdad.

Según el artículo 316 del Código Penal “Será reprimido con prisión de uno a cinco años, el testigo, perito, intérprete o traductor que afirmare una falsedad o negare o callare la verdad, en todo o en parte, en su deposición, informe, interpretación o traducción, hecha ante la autoridad competente. Si el falso testimonio fuere cometido en una causa criminal, en perjuicio del inculpado, la pena será de dos a ocho años de prisión.

Por su parte, el perjurio se refiere a hechos propios y está contemplado en el artículo 311 del mismo Código, según el cual: “Se impondrá prisión de tres meses a dos años al que faltare a la verdad cuando la ley le impone bajo juramento o declaración jurada, la obligación de decirla con relación a hechos propios”.

¿Se atrevería usted a identificar al o los mentirosos?