Los galones de la Selección Nacional no bastan para ser rey

Tras un Mundial brillante, la Selección Nacional patinó ayer ante el tesón canalero

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Dallas, Texas. El fútbol desde hace tiempo dejó de tener distancias entre los que tienen talento y los que ponen músculo, los que ganan prestigio y los que aspiran.

Ayer Costa Rica llegó como favorito, pero no jugó como tal.

Fue Panamá, sediento, el que puso la sangre y estuvo a punto de sacar a los ticos de la final de la Copa Uncaf de forma anticipada.

Pese a que la Tricolor aún tiene esperanzas de acceder a la lucha por el cetro, los canaleros tienen la mesa servida pues lo que les queda es un juego ante Nicaragua, y si ganan por más de tres goles –los que metió Costa Rica a los pinoleros– están adentro de la fiesta.

Fueron dos luces en un partido sin hambre por parte de los ticos las que encendieron un brillo, que aunque es tenue, existe .

Fueron Johan Venegas, con un gol y un penal provocado, y Patrick Pemberton, con una pena máxima espectacularmente detenida, los que sostuvieron el anhelo vivo.

Pese a que en la primera parte Costa Rica jugó excelentes 25 minutos, no fue efectiva. Primero, erró en la puntada final y segundo, Panamá la mermó con faltas y un bloque muy cerrado.

Los canaleros comenzaron presionando la salida tica, y allí calzó a la perfección Johan Condega, asociado con Dave Myrie y Joel Campbell por derecha, mas no con Cristopher Meneses y Rodney Wallace.

De una combinación entre Condega, Wallace y Ureña surgió la mejor opción del arranque, cuando Penedo tuvo que salir a despejar.

Era el minuto 15, la Tricolor se veía mejor y Panamá golpeaba.

Cambio de mando. Pero, diez minutos después se acabó el gas y los canaleros se apoderaron del balón.

El bloque defensivo rival se convirtió rápidamente en un dolor de cabeza para el ataque tico, que nunca tuvo opción en las alturas.

Mientras la Sele peloteaba, Panamá, con Armando Cooper y Gabriel Gómez, alimentaban a Rolando Escobar y Blas Pérez. Este bastó para incomodar a toda la defensa, a veces muy débil.

Y cuando se da esa impresión, aunque se tenga más talento, el tesón del rival gana terreno.

Así fue como cayó el primer tanto, cuando Gavilán Gómez le ganó de cabeza un balón aéreo a Cubero, la puso cerca del área y Pérez la metió ante la marca, también muy débil, de Duarte.

Grogui por el impacto, la Tricolor no supo responder y recibió el segundo en una pésima salida de la defensa, a la que Roberto Nurse le ganó la espalda y marcó.

La lápida caía hasta que apareció un refrescante Venegas para descontar y luego provocar el penal que metió Borges. Después, Pemberton le negó un penal al Gavilán, y Costa Rica rescató un juego donde quedó claro que los galones no bastan para ser rey.