El álbum Panini de Luis Fernando Suárez

Columna de opinión: el seleccionador nacional tiene algunos ahorros a su favor que le permiten darse el lujo de algunos “caprichosos” en su lista de convocados para Qatar 2022

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Si el álbum mundialista dependiera del gusto de cada uno de nosotros, tendríamos la Enciclopedia Panini y no La Selección de Luis Fernando Suárez.

Cada quien defendería sus caprichosos gustos, igual que el técnico colombiano defiende los suyos, seguramente con más criterio que Pedro, María y Juan.

¿Que Guzmán no? ¡Está loco! ¿Sequeira en lugar de Moreira? ¡Le falta un tornillo! ¿Gamboa se queda en Alemania? ¡Nooooo! ¿Qué le gusta Venegas? ¡Anteojos para el profe!

“Argollero”, “acomodado”, “Bryan-lover”, “Floriciento”, y todos los epítetos que a usted se le ocurran pueden condimentar esta ensalada de juicios, linchamientos, chotas, insultos y demás yerbas futboleras contra el autor de la lista mundialista.

Pasó con Bora, Guimaraes, Pinto y “El Macho”. Convertimos a Coronado y Pastor en mártires, al “Peche” Rodríguez en misterioso apadrinado de Guima, al “Zorro” y a Waston en los marginados de Brasil y a Oscar Ramírez lo pusimos en el paredón del fusilamiento, apenas anunció a sus muchachos, algunos saliendo de lesiones y otros con poca actividad.

A Milutinovic lo absolvió su gran Mundial y a Pinto lo glorificó la epopeya. El gran veredicto siempre viene de la mano con el resultado, aunque Suárez tiene unos cuantos comodines para cuando tenga que rendir cuentas.

¿Quién puede discutirle un nombre al seleccionador que, sobre los escombros de un equipo avejentado y sin retoños visibles, rescató una clasificación imposible, a punta de prueba y error, de la mano de un puñado de jovencitos cuya alineación nos crispó los nervios a todos?

Suárez apostó a juveniles para rescatar la nave que, tripulada por los viejos marineros, llevaba destino al naufragio. Una amalgama extraña, con más corazón que futbol, aderezada con manos milagrosas de Navas, con pelotazos en la portería santificada y goles en la hora de la agonía, nos puso en un repechaje igual de sobrenatural.

Así que, como mínimo, al técnico nacional hay que darle el beneficio de la duda. Si un boleto a segunda ronda parece imposible, más difícil era clasificar a Catar. El colombiano ya justificó su salario, el premio, y hasta le queda crédito para mitigar algún saldo de la próxima Copa Mundo.

Le disculpo que lleve a Bryan Ruiz como homenajeado, a Patrick sin guantes, a Venegas sin gol y a varios sin sumar dos partidos completos con la camiseta tricolor. A lo mejor, después del Mundial no sea tan indulgente. Pero, por ahora, permítanme purgar tantas horas acumuladas de incredulidad.