Una vez más, la táctica fija fue la vía para acertar en las redes

Norteños y sureños ejercieron una intensa presión que solo dio opción por bola quieta

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Pital, San Carlos. La táctica fija funcionó otra vez. Emergió del cuerpo a cuerpo como la única vía factible para quebrar las marcas.

El empate entre los Toros del Norte y los Guerreros del Sur premió el afán de los contendientes, pero quedó en deuda con el espectáculo. Uno a uno, síntesis del sudor.

Muchas veces sucede. Conscientes del poder adversario y, sobre todo, del papel que juega el clima en condiciones de alta temperatura, el toque bonito y los estilos de filigrana desaparecen de los libretos y dan margen a la danza frenética del cuerpo a cuerpo. Vaho en la nuca. Sensación de asfixia.

El 1 a 1 final le sirve a Pérez Zeledón para seguir con buen ritmo bajo la batuta de Daniel Casas, mientras ofrece apenas un leve alivio a los sancarleños de Johnny Chaves, tripulantes del drama, inquilinos de la oscuridad.

Tras insistir varias veces por el flanco ofensivo izquierdo, el norteño Mario Bello pescó un tiro de esquina de Miguel Marín y prolongó Steven Sánchez. Su globo en curva aterrizó lejos del alcance del arquero Luis Diego Sequeira. 1 a 0, al 27’.

La anotación del experimentado defensor fue el resultado del mejor desempeño de los anfitriones (esta vez en Pital) en la primera mitad, cuando un esforzado Miguel Marín se bastó a sí mismo para enredar y desconectar los circuitos del medio campo rival.

Su virtud fue impedir el contacto entre Ariel Rodríguez, Camilo Aguirre y Rodolfo Rodríguez, los arquitectos de Casas, y habilitar a la vez el avance local por las alas.

La pizarra de Daniel. Ante la presión que ejercía San Carlos en el sector creativo de Pérez Zeledón, Daniel Casas atinó al incluir a Juan Diego Monge, quien combinó mejor con Ariel Rodríguez y Camilo Aguirre.

Una mención especial merece el despliegue del capitán Keylor Soto. Además de que aporta su cuota de liderazgo en el club, ayer demostró una envidiable proyección desde la zaga a la ofensiva, como la que culminó con el empate visitante en el minuto 56.

Los factores señalados influyeron decisivamente en el mejor desenvolvimiento de Pérez Zeledón en la segunda parte.

En el equipo local, Daniel Varela se comportó a su vez como el relevo positivo de Chaves, de tal modo que aunque el rival jugó mejor en esta fase, no hubo forma de que alguno de los dos marcara diferencia. Tampoco se logró que mejorara el espectáculo futbolístico.

En resumen, el empate aporta y quita. Suma porque ninguno merecía perder. Pero también resta, pues sobre la emoción y el grito, al fin de cuentas dominó un perfil de cautela en las propuestas de ambos estrategas.

Así pudimos apreciar este duelo entre el norte y el sur, trepados en la vieja carreta de un tráiler.

Esa desvencijada estructura nos sirvió como “palco de prensa”. Improvisado, pero necesario.