Una estampilla enmarca el coraje de Leo Chacón

Su papá le dio antes de salir a Londres una oración que usó en la billetera por 43 años

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

---

Liberia. Hace 43 años, con apenas 15 años y el sexto grado recién concluido, Rafael Chacón tomó la decisión de irse a trabajar a Guápiles para ayudar a su mamá.

Pequeño en estatura, mas no en ganas, le pidió ¢60 a su madre (Berta Arrieta) para cubrir los pases de San Isidro de Peñas Blancas a Ciudad Quesada, de ahí a San José, Guápiles y por último el bus de una bananera.

Aún no convencida de dejar ir a su retoño, la señora lo despidió, le dio los ¢60 y cuando estaba a punto de despedirse, le colocó en la mano una estampilla de la oración La Magnífica.

Esa misma estampilla, forrada con plástico para preservarla durante más de cuatro décadas, fue la que don Rafael puso en la mano de su hijo, Leonardo, poco antes de este viajara a competir en el triatlón de los Olímpicos.

“Mi mamá (abuela de Leo) pensó que la estampilla me cuidaría siempre. La anduve en mi billetera por 43 años, pero quise dársela a mi hijo porque creí que esta vez necesitaba un poco más de protección”, expresó el padre de Leonardo Chacón el jueves.

Don ‘Rafa’, casado con Eugenia Corrales, con quien procreó a cuatro vástagos (Magdalena, Rolando, Leonardo y Rafael) hoy dista mucho de aquel muchacho que con ¢60 salió a hacerse un lugar en el mundo y a ayudar a su mamá.

Esa misma valentía y coraje que llevó a este papá a salir de Peñas Blancas es la misma que levantó a Leonardo Chacón del suelo el pasado 7 de agosto, cuando una caída le dejó lesiones, dolor, una bicicleta dañada y casi acaba con la participación del triatleta.

“Verlo caer y no poder estar ahí me hizo sentir impotencia, pero cuando cayó supe que se iba a parar; eso se trae en la sangre”, dijo.

El papá de Chacón, quien se dedica a trabajar en back hoe , considera que su hijo encarna el esfuerzo, trabajo y honradez que su madre le inculcó en la época de infancia.

Siga a la moto. Sentada en su la cocina de la casa que tienen en San Roque, barrio donde nació Chacón, Eugenia Corrales recuerda que desde pequeño a su hijo le obsesionaba ser el primero, el mejor.

“Chiquitillo, cuando todavía no ganaba, me decía: mami, ¿qué pasa si alcanzó al segundo? Yo le decía: se va por el primero. Me preguntaba: ¿y si también lo alcanzo?; entonces se va por el de la moto”, recordó Corrales frente a una taza de café.

Orgullosa de Leo , tanto como lo está de sus otros retoños, la mamá considera que la actitud que su hijo tuvo en Londres, que lo vistió de héroe, le hace sentir tranquila. “Sé que cuando se le presente un problema, lo intentará solucionar”.

Tal y como lo hizo su padre hace 43 años, Leo Chacón enmarcó en una estampilla su coraje.