Una enfermedad alejó a tica del atletismo pero hoy se alista para su maratón favorita

Gloriana Carazo pasó por varios procesos emocionales y físicos para volver a correr maratones. Este domingo tomará la salida en la Maratón de Berlín, la cual hará por segunda ocasión

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Gloriana Carazo pasó por varios procesos emocionales y físicos para volver a su maratón favorita: Berlín, este domingo. La apetecida carrera será significativa para esta atleta aficionada, quien hace dos años se enteró de una enfermedad que la alejó del asfalto.

En ese momento le dijeron que no podría volver a correr maratones y eso fue una de las noticias más difíciles de digerir. Pero no estaba dispuesta a quedarse con solo una versión.

Su padecimiento es hormonal, como ella misma lo describe, y uno de los efectos evidentes antes de conocer lo que tenía, fue la ausencia de la menstruación durante cuatro años.

Pero en 2017 otros síntomas de Carazo empezaron a generar alerta. Pasó a sentir fatiga excesiva, sobre todo cansancio en las piernas.

Hay dos teorías sobre las causas: la primera es por la presencia de un tumor benigno ubicado en la cabeza, el cual le fue detectado ese año. Esto provoca mal funcionamiento de la hipófisis o glándula pituitaria e impide que las glándulas suprarrenales produzcan cortisol, una hormona que entre otras funciones, controla el estrés.

La otra posibilidad es que se pudo haber fatigado la glándula suprarrenal, y por lo tanto tampoco hay producción de cortisol.

En cualquiera de los casos, los efectos seguían ahí. Pese a eso, Carazo corrió la Maratón de Chicago 2017. Hoy reconoce haber sido una decisión errónea.

"Fui por terca, no me asesoré muy bien, tampoco me dijeron la gravedad del asunto. Me sentí fatal, ha sido la peor maratón. Después me cambié de doctora y me dijo que pude haber muerto", recuerda esta corredora de 28 años.

Después de ese momento llegó el parón que tanto le costó aceptar, pues su amor por el deporte la hacía "desesperarse" por entrenar.

"Estuve sin ejercicio un mes, después solo me dejaban caminar media hora, así pasé como un año. Me recomendaron otro doctor, quien es deportista y me podía entender un poco más. Me dejó correr despacito".

Ahí empezó otro proceso y nuevamente se aproximaba Chicago. Se fue a la ciudad estadounidense con su mamá, Ana González, y un día antes le pidió permiso al médico.

"Estaba medicada, me sentía bien y él me dijo: 'intente, pero si se siente mal, se sale'".

Eso no pasó, hizo la maratón a un ritmo mayor de acuerdo a su historial, pero la felicidad fue completa, porque la soportó y además corrió junto a su mamá, quien debutaba en la distancia.

El cuerpo respondió bien a los medicamentos y los exámenes que se realiza cada tres meses tienen buenos resultados.

“El proceso más difícil fue el primer año porque me dan esteroides; me engordé, me dio insomnio, y hasta depresiones”, comentó.

Aunque su regreso a las maratones está marcado en Chicago, será hasta ahora, en la Maratón de Berlín, que vuelve de manera mucho más planificada.

En el proceso sufrió dolores del nervio ciático, pero se dice lista para su octava competencia de 42 km. Anteriormente hizo Chicago (tres veces), Miami, Nueva Jersey, Berlín y Boston.

"He pasado por todas las etapas emocionales, empecé (este proceso) con mucha ilusión, cuando volví a entrenar me daban ganas de llorar, porque realmente es algo que me apasiona y me dijeron que no podía volver a hacerlo. Con lesiones me frustré, lloré, pero le doy gracias a Dios que me dejó volver a hacer el deporte que me gusta", agregó.

Otro motivo para sentirse ilusionada con esta carrera es que también saldrá de la meta con su papá, Marco Carazo, con quien ha hecho la mayoría de sus maratones.