Seleccionado de fútbol sala alcanza el sueño europeo pero le cuesta ‘digerir’ dejar a su hijo en el país

José ‘Toño’ Guevara jugará en Francia, una oportunidad dorada para él, que para su pequeño Gonzalo de siete años no es fácil de asimilar, porque su padre no lo verá tan seguido como acostumbra

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José Antonio Guevara nunca se imaginó lo que viviendo. El alero de la Selección Nacional de Fútbol Sala será legionario y jugará en Francia, algo que ni él se lo esperaba en el mejor de los escenarios.

Guevara tiene 30 años y aunque en 2012 fue mundialista por primera vez y tuvo el chance de jugar en Estados Unidos un año después, lo cierto es que él veía lejana la posibilidad de llegar al exterior, sobre todo porque el desempeño de Costa Rica no fue el mejor en la Copa del Mundo de Lituania.

José regresó al país después de lo vivido en el torneo del orbe y contó que se fue para su natal Nicoya, Guanacaste, a disfrutar de un periodo de vacaciones; sin embargo, recibió una llamada que le cambió la vida.

Un representante de jugadores de nacionalidad portuguesa le comentó que habían tres clubes interesados en él, uno de Portugal, otro de Francia y uno de Chipre. Inmediatamente el corazón de ‘Toño’ se aceleró y el sueño comenzó a tomar forma.

Llamadas fueron y vinieron, también pensamientos y conversaciones con las personas más cercanas, no obstante la decisión había que tomarla rápido, porque el Bastia Agglomération de la segunda división de Francia había movido ficha por el tico.

“Estando yo en Nicoya, venía yo de la playa y me llamaron, el representante me explicó cuál era mi situación, también me dio a conocer el ofrecimiento que me estaban dando y yo le dije que estaba muy interesado. El lunes pasado ya me dio a conocer que el equipo había mandado los tiquetes”, expresó.

Ya con la decisión tomada, el exjugador de Orotina empezó a resolver contra el tiempo una serie de situaciones antes de su partida, la cual será en principio por un año.

“Tengo que dejar mi familia, mi hijo tiene siete años y ese era todo un tema, porque son cosas que él no entiende, pero bueno, este paso que estoy dando sin duda que me cambia la vida para bien y eso es lo que yo le trato de trasladar a él, que yo me voy a allá para darle todo lo que merece”, acotó.

El fútbol sala en Costa Rica no es profesional, por lo que José tenía otro trabajo como analista de inventario en las bodegas de una empresa privada. Ya él renunció y ahora espera vivir únicamente del futbol sala.

“En el trabajo siempre tuve el apoyo de mis jefes, desde el momento que estaba en la Selección, ellos siempre me ayudaron con los permisos, cuando les conté la opción ellos fueron los primeros que me dijeron que no desaprovechara la oportunidad y me fuera”, dijo.

“Nosotros que no somos profesionales necesitamos ese apoyo. Ahora me cambia un poco la vida porque voy a hacer lo que siempre me ha gustado y me van a pagar por eso”, añadió.

Pese a sus 30 años, el exmundialista es claro en que lo que viene es un reto no solo deportivo sino de vida.

José deberá aprender el idioma francés y adaptarse a vivir solo en un país desconocido.

El jugador confiesa que este chance fue sorpresivo, por el antecedente que venía viviendo con la Selección Nacional.

“Pasamos por muchísimas cosas, queríamos llegar al quinto partido, desde que llegamos tuvimos pruebas en el camino porque un compañero nos dio positivo covid, lo aíslan, aíslan a cuatro compañeros más, entonces no fue sencillo. Llegó yo al país y quedo sorprendido con esto. Lo bueno es que a este experiencia no voy como el chiquillo del Mundial 2012, cuando tenía 22 años apenas”, profundizó.

Guevara en medio de la ilusión se alista para un momento complejo que vivirá el próximo domingo cuando parta a Francia, porque deberá despedirse de su pequeño Gonzalo de siete años. El niño que espera el final de la semana para verlo y compartir con él, pero que ahora tendrá que entender que su padre se va al Viejo Continente a conquistar un sueño.