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Más que sentirme mal porque Argentina no alineó a Lionel Messi el martes anterior –pues, sinceramente, no es uno de mis favoritos–, lo que me dolió tras este hecho fue la desazón de miles de niños a los que el futbolista argentino ni siquiera se tomó la molestia de saludar.

No importa si se juega en uno de los mejores equipos del mundo, si se gana un salario anual que ronda los 10 millones de euros, o si la gente le adula, de forma equivocada, como a un dios, a Messi se le olvidó que lo que en realidad le hará grande es la humildad.

Y, al parecer, eso es algo de lo que carece este brillante jugador, a quien, definitivamente, el martes se le cayó la careta.

Quedó claro que el Messi que todos vimos no es el Messi que sonríe y saluda en España.

Sinceramente, tras observar la cara de este muchacho mascando chicle e ignorando a 35.000 personas que pagaron por verlo, prefiero tener en mi equipo al portugués Cristiano Ronaldo.

De Ronaldo, quien, según dicen, es lo que llamamos un “juega de vivo”, uno ya sabe qué esperar, no hay peligro de doble cara.

Sea o no un “bateador”, como le decíamos a los de este tipo en Turrialba, Cristiano siempre es Cristiano, no cambia.

Le gustan las cámaras, sale con bellas mujeres, modela ropa interior y juega bien al futbol, eso es Cristiano Ronaldo.

Pero Messi, ¿quién es?

Para mí un futbolista brillante de accionar reprochable.

¡Que no vuelva! Con tal comportamiento ante un país que se rindió a sus pies, espero que nuestra Federación de Futbol no vuelva a invitar a un equipo donde figure el “pequeño” Lionel Messi.

Acá no queremos a nadie de doble cara, y mucho menos a alguien al que le importó poco la ilusión de todos aquellos menores.

Costa Rica podrá ser un país de tercer mundo en lo futbolístico, como nos lo hizo ver el técnico de Argentina, pero es digno y tiene gente que sabe agradecer.

¿Qué le costaba a Messi levantar la mano?, ¿qué le costaba sonreir?, ¿qué le costaba decir una sola palabra,? Nada.

Pues con gente así los ticos no queremos nada, y no lo digo solo por mí, sino también por las muchas personas que piensan así, pero que no tienen el medio adecuado para expresarlo.

Que Messi se quede en España, donde sonríe y saluda, y ojalá que después de lo acontecido ahora los aficionados abran los ojos ante la realidad de que Lionel Messi es una persona más, y que como tal tiene muchos defectos.

Él no es de otro mundo y, por mucho que quiera, nunca en la vida llegará a ser Maradona.

Pero la comparación entre Messi y Maradona es un tema de otra columna, y cuando el pequeño haya sido campeón mundial.