La frustración del campeón de la Vuelta a Costa Rica al ver como la pandemia se trajo abajo sus planes

Daniel Bonilla creía que ganar el giro a la tica le abriría muchas puertas, pero la emergencia sanitaria lo cambió todo y anhela que al menos haya una luz para poder defender su corona

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Después de ser un sostén para otros capos, a Daniel Bonilla le llegó el momento de escribir su nombre en la selecta lista de campeones de la Vuelta a Costa Rica.

El ciclista paraiseño creía que ese triunfo en diciembre pasado serviría para que se abrieran otras puertas, tanto para él como para su equipo. Sin embargo, todo dio un giro inesperado.

“Para resumirlo en pocas palabras: este año para mí ha sido malo, jamás era lo que yo tenía en mente y mucho menos que fuese así después de yo haber ganado la Vuelta”, manifestó Bonilla a La Nación.

Desde liga menor, toda su carrera la ha hecho con la estructura de la Asociación de Ciclismo Tienda El Globo y con su título en diciembre daba la impresión de que la exposición de marca y los logros habían surtido efecto.

“Parecía que el patrocinador principal del equipo iba a continuar y eso era una gran alegría, pero no sé qué pasó y nos dijeron que no iban a seguir. En mi caso todo se me complicó porque mis estudios yo siempre los había pagado con mi trabajo como ciclista. De ahí me mantenía, pagaba la universidad y ha sido complicado”, citó.

A los pocos días apareció el nuevo coronavirus en el país “y lo vino a afectar todo”.

“Dejé de percibir ingresos, pero por dicha me salió un chance de trabajar en una tienda de ciclismo y con eso me la he jugado para seguir estudiando”.

La pandemia frenó el desarrollo habitual de las carreras, desbarató los planes y según las medidas administrativas temporales emitidas por el Ministerio de Salud para la atención de actividades y concentraciones masivas, en este momento no hay autorización para el desarrollo de eventos como la Vuelta.

En caso de que esa directriz se mantenga en pie, la Federación Costarricense de Ciclismo (Fecoci) intentará trasladar esta carrera tradicional del ciclismo latinoamericano para enero o febrero del 2021.

Bonilla no quiere hacerse ilusiones en vano, pero su anhelo es que como sea, la Vuelta sí pueda efectuarse.

“En otros países ya hay eventos, en Guatemala van a hacer su carrera y yo pienso que aquí podría ser igual. El ciclismo tiene una ventaja y tiene una contra, porque no es un deporte de contacto, que uno toque o abrace a los otros, pero los espectadores se acercan a la vía pública. Hacer una etapa en Cartago es imposible, pero sí hay lugares donde se puede hacer, porque hay etapas de la Vuelta a las que no llega nadie. Es cuestión de saber acomodarla”, indicó el rutero.

Según Bonilla, podría considerarse la posibilidad de que se autorice la competencia para los ciclistas élites, algo similar a lo que ocurre en el fútbol.

“Yo creo que nosotros mismos podemos ser embajadores de esta causa, de llevar el mensaje de que debemos seguir los protocolos y se ayudaría a reactivar algunas zonas que no sean tan concurridas. Hablamos de hoteles, sodas, restaurantes y demás”.

La posibilidad de que la Vuelta se traslade para inicios de 2021 la considera como “una buena opción”.

“Sería diferente, muy diferente porque ya se había convertido en una tradición de final de año, pero uno con tal de tener Vuelta a Costa Rica. Igual debería ser con protocolos y siempre en zonas un poco alejadas, no tan concurridas, inclusive que las llegadas sean en zonas un poco lejos de los centros de los pueblos, de manera que el público no se apersone, porque por más increíble que parezca, eso es lo que se necesita en esta ocasión por la pandemia”, citó.

En su nueva normalidad, Bonilla se levanta a las 5:30 a. m. para salir en bicicleta, vuelve a la casa, se alista para ir a trabajar y luego le toca estudiar.

Durante estos meses le ha tocado combatir la frustración de entrenar sin saber a ciencia cierta para qué lo hace, porque no hay un objetivo específico.

“Yo entreno para mantenerme, porque ya uno llega a un punto en el que cuesta, porque lo que le da nivel y ritmo a uno son las competencias. Es más complicado. Yo para estas fechas nunca había andado a como me estoy sintiendo ahorita. Para mí es extraño, es muy raro y por momentos hasta frustrante”.