Ciclista que perdió la vista hace 31 años tiene la osadía de desafiar a La Ruta de los Conquistadores

Un santacruceño que quedó ciego de forma inexplicable, según narra, corre hoy a sus 53 años en una de las competencias de ciclismo de montaña más duras del planeta.

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Playa Jacó, Garabito. Hace 31 años, Carlos Luis Carmona Aguilar se durmió en su casa en Santa Cruz, Guanacaste, y al cerrar los ojos nunca imaginó que sería la última vez que tendría la oportunidad de ver.

Al despertar era ciego y hasta el día de hoy, para él, no hay una explicación concreta y convincente. Los médicos, según cuenta, consideraron muy distintas causas, desde las retinas quemadas por rayos ultravioletas hasta una enfermedad degenerativa que afectó su visión.

Hoy, sin embargo, no busca respuestas. Va detrás de otra meta: pese a todas las limitaciones económicas y físicas vividas por años, está a las puertas de concretar uno de sus grandes sueños, correr La Ruta de los Conquistadores, que se inicia este jueves 31 de octubre con 77 km a las 5 a. m. entre Jacó y Pan de Azúcar en Atenas, junto al pedalista David Herrera, en una bicicleta para dos personas.

La segunda jornada será el 1 de noviembre entre Tres Ríos y Turrialba para 78 km, mientras el 2 de noviembre concluye la competencia con una fracción de 38 km entre Siquirres y Caño Blanco, en el embarcadero a Parismina y Tortuguero.

“Siempre me gustó andar en bicicleta de ruta, incluso estaba en un equipo. Durante un verano unos familiares de San José llegaron a Playa Mata Palo a vacacionar, por lo que tomé mi bici y me fui a la playa. Al regreso me sentía extraño, el sol brillaba rarísimo, sentía mucho calor. Llegué a casa, me bañé y después de comer salí a jugar billar. Al regresar me acosté y nunca más volví a ver”, relató Carmona.

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Su dolor al quedar ciego a los 22 años hizo que pensara en quitarse la vida, lanzándose del quinto piso del hospital Calderón Guardia o tirándose debajo de las llantas de un autobús, pero el sufrimiento que habría causado a sus padres lo detuvo, según narra.

Pesé a una y mil citas médicas su estado nunca cambió. Entró en una depresión muy grande, no se bañaba, ni quería comer, y pasaba encerrado en su cuarto. Por varios años no quiso hablar con nadie, masticando en silencio su dolor.

“Fue un primo que una vez llegó a mi casa y me empezó a sacar. Me llevaba a caminar y después poco a poco empezamos a correr. El deporte me habría nuevos retos, porque yo había querido suicidarme al quedar ciego. Fue una época muy dura para mí”, explicó Carmona.

El atletismo fue su desahogo. Entrenó y corrió la Clásica Sol y Arena y otras competencias con unos amigos que le ayudaron, por lo que volvió a sentirse vivo. Mientras tanto, sobrevivía con una pensión no contributiva de ¢9.200 y a punta de rifas, las cuales salía a vender en compañía de uno de sus hijos y después con su madre.

Pasaron 20 años. Dos décadas después de quedar ciego, mientras estaba en el centro de Santa Cruz un amigo le habló de una bicicleta tandem o doble que una persona tenía en Nicoya. En él revivió la pasión por el ciclismo. A como pudo consiguió la dirección y acompañado de un amigo se fue a buscar al dueño de la bicicleta.

“Al principio no me la quería vender y tenía poca ayuda. Pero aquí es donde me di cuenta que perdí la vista, pero gané grandes amigos como don Wílbert, de ciclo Aro en Nicoya, quien me ayudó a repararla, y Miguel Gómez de Coopeguanacaste, quienes me ayudaron mucho”, recordó Carmona.

La bicicleta le costó ¢40.000, pero pintarla y repararla costaba ¢500.000. Lo consiguió con un préstamo, gracias a su amigo Miguel Gómez, quien además la prima (¢70.000).

“Empezamos a salir a las recreativas con un amigo y me entusiasmé. Usted no tiene la idea de lo duro que fue, las caídas que sufrí, pero valía la pena. La bicicleta con el tiempo se me reventó por las caídas y los largos recorridos, pero todo había valido la pena. 20 años después de quedar ciego había vuelto a andar en bici, una mis pasiones”, añadió Carmona.

Su amor por el ciclismo continúo y hace un par de años el grupo de ciclistas de Liberia, Las Tortugas, organizó una carrera recreativa de ciclismo de montaña para comprarle una tandem en Estados Unidos y que pudiera competir con más facilidad. Poco a poco, con esfuerzo e ilusión, Carmona llegó al día esperado: está listo para intentar La Ruta.

Ilusionado con La Ruta. Carlos Luis comentó que siempre ha sido un hombre de retos y pese a su ceguera le han gustado los deportes extremos y sentir la adrenalina de competir, por lo que en su mente estuvo la idea de participar en La Ruta, al escuchar los relatos de la misma.

Es por eso que cuando supo que el santacuceño David Herrera había participado este año en la prueba de ciclismo de montaña Titan Desert, en Marruecos, quiso conocerlo y hablar con él, para que le contara sus experiencias.

“Le consulté de todo. Cómo había sido competir en el desierto y muchas cosas, pero al final le pregunté si competiría conmigo en La Ruta. Él me dijo que sí, por lo que me entusiasmé y decidí llamar a los organizadores. Aunque no fue fácil, pude contactar primero a Florencia (Urbina) y después a Román (Urbina), les conté mi historia y desde entonces me apoyaron”, afirmó Carmona.

El ciclista recordó que primero Román Urbina estaba preocupado, incluso le dijo que debía pasar unas pruebas como pedalear en la tandem alrededor de siete horas y cumplir otra serie de requisitos, porque debía estar seguro que podría terminarla.

“Junto a David (Herrera) logramos hacer más de ocho horas en bicicleta el 3 de agosto, a pesar de muchas dificultades y 10 días después Román nos dio la noticia que nos aceptaban. Los hermanos Urbina me han tratado muy bien, me regalaron la inscripción para los dos, así como el hospedaje y la mecánica, me ayudaron a cumplir mi sueño. Sé que será muy duro, pero me siento preparado, estoy con muchas ganas y espero Dios primero poder terminarla”, sentenció Carmona.

Equilibrio y pedalear al mismo ritmo es el principal reto

Lograr el equilibrio y pedalear al mismo ritmo, son dos de los retos que se plantea el padalista David Herrera, quien acompañará al ciclista ciego Carlos Luis Carmona, en la bicicleta doble, en su reto de concluir La Ruta de los Conquistadores.

El funcionario de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y quien en junio anterior participó en la competencia de ciclismo de montaña Titan Desert, en Marruecos, indicó que el poco tiempo que tienen entrenando junto es de momento el primer obstáculo que deben sortear.

“Don Carlos tenía cinco años de intentar hacer La Ruta, pero nadie se atrevía. Nosotros tenemos como tres meses de entrenar juntos y aún nos cuesta un poquito el asunto del equilibrio y pedalear a un mismo ritmo” especificó Herrera.

Al pesar la bicicleta 35 kilogramos es claro que deben hacer un gran esfuerzo para moverla y también deben mantener un pedaleo constante.

“Por ejemplo, en los descensos debemos cuidarnos de mover el cuerpo al mismo lado y al mismo tiempo. Como él va atrás es necesario una buena sincronización para no desbalancearnos. No es fácil porque tenemos pocos de andar juntos en la bici”, explicó Herrera.

El pedalista santacruceño agradeció a la marca 226ERS, quien les colaboró con la hidratación y la alimentación que tendrán en la carrera.

“Si yo tomo agua, hidratante o me alimento, debo decirle a don Carlos que lo haga. Si por ejemplo, hay una rama en el camino tengo que advertirle que se agache, que tenga cuidado. Estar muy pendiente del camino, así como los huecos, indicarle dónde todos los obstáculos a su alrededor, para que no tenga un percance. Nuestro objetivo es concluir la carrera”, dijo Herrera.