Angie Bonilla reta al destino y al autocross una vez más

Vuelve a correr en doble tracción luego de sufrir lesión seria de columna en el 2002

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Metida en una pelea por el segundo lugar contra Enrique Robert y Alberto Lang, la josefina Angie Bonilla Solís, la única mujer que se ha coronado campeona del autocross costarricense, sufrió una lesión que frenó su carrera.

Aquella noche del sábado 20 de julio del 2002, Bonilla corría uno de los heats del superautocross realizado en el estadio Pipilo Umaña, Moravia; allí, entre barro y adrenalina, en un fuerte salto sufrió el “efecto latigazo” en su cuello y se lesionó las cervicales 5 y 6, sufriendo, horas después, un adormecimiento en la parte izquierda del cuerpo.

Hoy, 13 años después, la “reina” de los doble tracción anuncia que el próximo 3 de mayo volverá a las pistas. Ese día arranca el campeonato de autocross .

“Lo del autocross siempre lo tuve; cunado yo tenía 17 años, mi papá (Rafael Bonilla) tenía una venta de repuestos y con su ayuda comencé a armar mi primer carro. Ahora voy a competir con mi esposo, Gustavo Canales; tengo mucha ansiedad por volver, no nervios”.

Para su segunda etapa en el torneo de los doble tracción, Bonilla dará un salto, ya que pasará de los cuatro a los seis cilindros.

Esta vez será con un Toyota Hilux armado exactamente igual que La Bestia, el “monstruo” con el que ella y su marido ganaron el Desafío 4x4 en diciembre pasado.

El carro tiene tres meses de preparación en el taller Canales, que es propiedad de ambos.

“El mismo carro lo usaremos tanto en la categoría seis cilindros, que correré yo, como en la absoluta –incluye los cuatro, seis y ocho cilindros–, que la correrá Gustavo”, explicó Bonilla, emocionada por el regreso.

Amor y corona. En 1997, cuando tenía apenas 15 años, ella iba con su amigo, Francisco Barquero, a ver las pruebas de los doble tracción con llantas de chapulín.

Bonilla se “enfiebró” hasta que a los 17 armó el carro (Suzuki) con el que empezó, y ganó en el 2000, el único título de autocross que una mujer se ha adjudicado.

Paralelo a su amor por el barro, Bonilla halló en la pista al que hombre con quien lleva 15 años casada: Gustavo Canales.

“Gustavo y yo éramos buenos amigos; cuando empecé a armarme el carro, él me ayudó a detallarlo en cosas como frenos y alternador. Ahí nos hicimos novios... todo fue por culpa del autocross ”, recordó sonriente.

Apenas dos meses después del matrimonio ambos abrieron el Taller Canales, donde laboran.

Tras superar con muchos medicamentos y visitas a doctores aquella lesión que le generó escoliosis (desviación de la columna vertebral), Angie respira cada vez más fuerte el regreso a uno de sus dos grandes amores.

Mientras hace pedidos, paga, cobra y administra, ella, de vez en cuando, va a observar la preparación del carro con el que pronto volverá a retar al destino.