Opinión: La jubilación acosa a Bryan

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Una ley natural de la vida tiene a Bryan Ruiz con un pie fuera del Santos, forzándolo a buscar un nuevo destino que lo saque de este presente de suplencias recurrentes en Brasil.

La jubilación amenaza en serio a un futbolista que cumplirá 34 años en agosto, una edad en la que no está para jugar 90 minutos, cierto, pero sí para tomar decisiones correctas que terminen en gol.

La pérdida de protagonismo no entra en los planes del capitán de la Selección, aunque el fútbol es ingrato y estigmatiza a todo aquel que supere la barrera de las tres décadas y media.

Ruiz sembró su camino de goles en el Gent belga -26-, Twente holandés -44- y, en menor medida, el Sporting portugués -18-, con un cóctel muy cotizado en el primer mundo del fútbol: goles y talento para prepararlos.

En Santos la mano vino mala desde el inicio, con un equipo en transición, en crisis de resultados, con un banquillo inestable y un técnico advenedizo, Sampaoli, que ni siquiera reparó en su hoja de vida.

Con los años suficientes para abonar la dignidad y el derecho a pelear por un futuro mejor, Bryan busca vida para seguir vigente en lo que más le gusta, sin importar el sello del país que estampe en su pasaporte.

El fútbol se las arregla para hacerle entender a los jugadores entrados en la década del 30’ que les esperan mercados más austeros y, posiblemente ignotos, en un currículo acostumbrado a los destinos clase A.

En casa, dar de baja a Ruiz es un lujo que la Sele no planea darse todavía, pues aunque el capitán no esté en condiciones para Catar 2022 –tendría 38– sí puede ayudar a encaminar una eliminatoria.

Su peso como referente y guía, y su papel aleccionador para los jóvenes que llegan se vuelven capitales en un ciclo que a tenor de la primera convocatoria de Gustavo Matosas, parece enrumbado a mezclar la savia de la juventud con el colmillo de los años.

Quizá una salida alterna para este “10” de los nuevos tiempos, por su capacidad para jugar como conductor, por afuera o los costados con llegada al área, sería enlistarse en un club local.

Uno piensa que su Liga podría ser un destino natural, si se acomoda al presupuesto y entiende que un precio a pagar en esta nueva etapa de su vida es, justamente, amoldarse también a nuevas realidades económicas.

Vivir es sumar años y acuñar experiencias que ayudan a convertirse en una persona mejor, pero, sobre todo y como está en boga ahora, construir recuerdos de calidad.

Y de eso, justamente, está llena la vida de Bryan.