Con la llegada de Watson, Saprissa adquirió sabiduría, una W de web, porque don Carlos es más que un libro orgánico de fútbol, es una especie de red informática viviente que absorbe cuanto material le llega por las vías audiovisual, impresa y en línea. Es un estudioso perenne.
Watson encontró la fórmula para sacar al Saprissa del bache en que cayó tras caer en Concacaf ante W Connection y Santos, así como por el bullying contra los supuestos princesos. Y tuvo el mérito de convertir las humillaciones en sed de revancha, hambre de gloria, coraje, pundonor y orden. Porque de nada vale el esfuerzo disperso, caótico, sino un buen guión que lo canalice.
Así, el monstruo conquistó su estrella 32, pero para darle sostenibilidad al proyecto, faltaba algo más, la otra W, la de watts, la de Wanchope, la de energía, la que encendiera las ilusiones saprissistas de mantenerse en liza siempre, con las mejores contrataciones y mentalidad ganadora.
En los últimos años, Horizonte Morado pecó de romántico, de ingenuo soñador, al querer competir con base en las ligas menores y unas poquitas contrataciones, permitiendo que Herediano y Alajuelense le ganaran en el mercado de fichajes.
Hoy, con Chope, Saprissa se ganó a un dirigente de peso, de prestigio internacional, forjado en las mejores ligas, como Inglaterra, España y Argentina. Quizás pecó de bullicioso con la traída del arquero Jaime Penedo en medio torneo de Invierno, lo que pudo sacar de concentración a Danny Carvajal. Pero, al César lo que es del (Paulo) César. Lejos de desmotivarlo, la contratación del tercer mejor portero de la Concacaf (detrás de Keylor y Howard, por encima del suplente del Málaga, Ochoa), más bien motivó a Danny, quien fue clave para la consecución del título.
Hoy, la S vuelve a dominar el mercado de rumores, con chismes que van y vienen sobre posibles fichajes bomba (Cubero, Barrantes, Miller, Blas, etc.), y al parecer todo ese cotilleo causó el mismo efecto que la novela Penedo/Carvajal, porque la mayoría de individualidades tibaseñas, como Aráuz, Calvo, Néstor, Ulises, Colindres y Ariel, lejos de mermar, más bien elevaron su rendimiento para beneficio del colectivo.
Con el plantel campeón reforzado y su propia W Connection (Watson y Wanchope), la S parte con todo por el bicampeonato.