Vendedora de 62 años en Puntarenas se ilusiona con grandes ventas de vigorón ante Saprissa y Alajuelense en Primera

Mujer de 62 años es una de las tantos vendedores que viven de los ingresos cuando hay partidos y aseguran que el tiempo del PFC en Liga de Ascenso ha sido muy duro para ellos

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Bajo un árbol de almendros, doña Dionisia Bejarano Serrano, a quien todos conocen como doña Nicha prepara el vigorón, la yuca y el chimichurri para vender su comida. Durante 38 años doña Niña ha ofrecido el típico platillo en Puntarenas, ya sea en las afueras del estadio Lito Pérez, en el muelle del ferry o en su casa, en el barrio Juanito Mora, en Barranca.

La alegría le embarga este sábado más que nunca. Preparar sus vigorones y deleitar a los clientes tiene un significado especial cuando hay partido y más aún cuando se trata de una final, con llenazo garantizado con el Puntarenas FC a las puertas de regresar a la Primera División, si se impone ante Carmelita en el cierre del Torneo de Clausura 2022.

Doña Nicha vio campionizar al Municipal Puntarenas y también sufrió con el descenso, no solo porque es porteña de corazón, sino porque cuando su equipo bajó a la segunda división sus ingresos no fueron los mismos con las ventas. Dependiendo de los resultados del PFC así se comportan sus ventas y es que cuando el club está bien, los fanáticos salen más contentos y al parecer con más hambre, pero cuando pierden o algo marcha mal, el apetito se pierde y esta vendedora de comida lo sufre.

“Tengo 62 años y 38 de vender vigorones en Puntarenas. En estos días cuando el equipo está bien puedo vender entre 30 y 50 vigorones, que valen entre los ¢2.000 y los ¢2.500. La verdad es que es una gran felicidad ver al Puerto cerca de volver a la Primera División, porque esto mejorará los ingresos de los que vendemos acá. La hemos pasado muy duro sin el Puntarenas en Primera, las ventas no son buenas y hemos tenido que pulsearla, como todos, para sobrevivir”, dijo Bejarano.

Doña Nicha recuerda como durante la pandemia no podía vender sus productos y esto la desanimó mucho, porque este negocio es su forma de vida, una manera de compartir con amigos y clientes, más aún en las afueras del Lito Pérez, donde más la conocen.

“Lo de la pandemia fue muy duro, porque no nos dejaban trabajar y no podíamos salir; como soy adulta mayor era más complicado. Es por esto que ahora me pone muy feliz estar de regreso, porque durante la pandemia tuve que pedir el ‘bono proteger’ y también ayuda al IMAS, pero esto fue solo por tres meses. Fue muy duro, no había trabajo y tampoco mucho que comer, pero ahora todo es alegría”, comentó.

Mientras esta esforzada mujer vende los vigorones en un carrito de supermercado, Ana Vallejos vende mangos y plátanos con chile a ¢1.000. Ella también se ilusiona con llevar dinero a su casa y la fiesta color naranja no se puede dejar pasar para hacer negocio y ganar un poco de plata extra.

Tanto doña Nicha como doña Ana ya hacen números de lo que podrían ganar si el PFC vuelve a la Primera y se ilusionan con todo lo que podrían vender cuando vuelvan al Lito Pérez Saprissa o Alajuelense porque “acá vamos a ganar todos, va a ser como antes, cuando venía mucha afición de paseo y nos compraban”, finalizó con una gran sonrisa doña Nicha.