Una plegaria por Joel Campbell

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Lo alabó, lo pidió de regreso y ahora no lo alinea. Arsene Wenger se vuelve a contradecir con Joel Campbell, cuya explosión en la Liga Premier inglesa es una postergación permanente por su culpa.

El zurdo ve los juegos desde la grada y como se hartó de hacer pasantías, ahora parece condenado a oxidarse como si fuese un futbolista de segunda fila.

Joel no merece ese destino. Ya acumuló suficiente millaje en el Lorient francés, el Real Betis, el Olympiacos griego y el Villarreal, y se ganó el legítimo derecho a una oportunidad.

Pero la mano viene mala para el tico. Su sueño en Arsenal comenzó en agosto del 2011 y ya completó cuatro años de nada. La historia es un compendio de idas y venidas, préstamos, juegos de palabras y cero decisiones.

El plan del técnico Wenger para el tico se refleja en la pobreza de oportunidades brindadas: apenas 7 partidos en todas las competiciones. Y lo peor es el panorama que rodea a Joel, que empuja a pensar que Arsenal no se lo toma en serio ni piensa hacerlo.

Los gunners persiguen presas de otra dimensión. Los portales de fichajes ingleses calientan su parrilla a diario con flashazos de nombres estratosféricos. Esta semana, por ejemplo, pusieron en la mira de Wenger a Edison Cavani, Karin Benzema, Thomas Muller y Robert Lewandoski. El uruguayo les costaría, por ejemplo, 35 millones de libras esterlinas. Esos son goleadores seriales, “romperredes” del primer mundo, que se cotizan por sus goles y una experiencia patentada por caminos previos que sembraron de festejos. Uno es uruguayo, otro francés, otro alemán y otro polaco.

Pareciera que en el gusto de Wenger el origen cuenta, pero olvida que más allá de la nacionalidad esos depredadores que busca igual tuvieron que arrancar de cero favorecidos por la confianza de sus mentores y de un entrenador que se la jugó por ellos. Wenger es francés, pero tiene flema inglesa. No se la va a jugar por un joven de un país sin tradición.

El riesgo de Joel es continuar en ese limbo, con 23 años y el horizonte cerrado. Tampoco digiero el egoísmo. Esta semana, el presidente del Palermo italiano Maurizio Zamparini puso en la mesa del Arsenal 7,1 millones de libras esterlinas por el tico y le dijeron que no. Ellos piden 10 millones.

Arsene: ¿qué diablos quiere, entonces, con Joel? Quizá sea hora de rezar una plegaria por la libertad del zurdo que nos pone a delirar cada vez que toca la pelota con la roja de la Selección.