Saprissa dio el zarpazo en un clásico de vértigo

El equipo morado venció a sus rivales de toda la vida y así confirmó su mejoría

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Alajuela. Las dos aficiones más grandes del país terminaron exactamente igual: bajando a todos los santos.

Tiro libre para la Liga –cuando se jugaban tres minutos de reposición– al frente del área del Saprissa en los pies de su mejor cobrador, Pablo Antonio Gabas...

El tiro se perdió sobre el larguero y con él se escapó la esperanza manuda de un rescate y llegó la certeza morada de un triunfo en la casa liguista.

Fue un final digno de un clásico de vértigo, jugado con todo, con nobleza y aspereza, en el que los nervios y emociones fueron y vinieron de un lado para otro.

Con un partido como el de anoche, se hace innecesario explicar la importancia de este partido en el país futbolero.

Ennoblecido por los actores, que se entregaron a jugar, el partido fue empañado por esas hordas que se hacen llamar “barras” y que carcomen al futbol como el cáncer más agresivo.

Fue el feo lunar de un clásico que vio a dos equipos en un “mano a mano”, bravío y sin pausa, que se decidió sobre la recta final.

Sentencia. El gol de Jorge Alejandro Castro sentenció el clásico, le dio el liderato a la S y confirma la mejoría morada que se veía, de a poquitos, en las fechas previas.

El Saprissa de toque y buen pase apareció desde el arranque, aunque fue por la vía de pelota quieta que se puso adelante en el marcador con dos goles de Alexander Robinson (23’ y 28’).

La Liga, más directa y vertical que sus acérrimos rivales, era la que ofrecía mayor peligro, pero se encontró con un 0-2.

Sin embargo, en menos tiempo del que se tarda en contarlo, acortó distancias por medio de Gabas (31’) y volvió al partido.

Regreso que certificó cuando Allen Guevara se le escapó, como en todo el juego, a Michael Barquero y este lo tumbó para un claro penal, cobrado por Cristian Oviedo (39’). Entre uno y otro tanto alajuelense, se fue el liguista José Salvatierra, en un incidente poco claro, luego de un “intercambio de opiniones” tras el descuento.

La segunda mitad fue buena, pero no tan buena como en la inicial.

Ambos equipos calcularon más sus movimientos, pues las fuerzas no eran las mismas y el tiempo era menos para responder con un gol. Eso le pasó a la Liga: el zarpazo del Monstruo llegó al minuto 75.

Sin embargo, no era un clásico para echarse a morir..., al menos no sin las botas puestas.

No le alcanzó a la Liga el esfuerzo postrero –amén de aquel tiro libre, Álvaro Sánchez casi hace una trastada– ante un Saprissa que hizo su mejor partido del torneo.