Santos: cómo un equipo pequeño se gana los honores de los grandes

Llega a fases finales, se atreve a exportar jugadores, tiene mundialistas menores y ahora busca meter a algún jugador en lista del Machillo

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Hay trofeos que no se recogen en una tarima. El último le llegó al Santos desde Suecia. Un futbolista de la zona, formado en la cantera, había sido llamado a la Selección. La convocatoria de este jugador venía precedida por su participación en mundiales menores y un prematuro debut en Primera.

Ian Smith es el reflejo del progreso del Santos, que ya consigue lo que muchos otros equipos ven de lejos: protagonismo en el torneo local, exportación de jugadores de la cantera, mundialistas menores, participación en los certámenes internacionales y ahora futbolistas con posibilidades de estar en Rusia 2018.

De conseguir que alguno de sus jugadores asista a la próxima Copa del Mundo, sería como la cereza al pastel. Como subir todos los escalones para pasar de ser un alumno que se sienta atrás en la clase y no le importan las calificaciones, a transformarse en un estudiante con honores.

Siguiendo con la analogía, Santos pasó de ser el alumno que reprobó, cuando descendió en el 2008, a convertirse en el estudiante ejemplar, que con menos recursos que el resto alcanza iguales o mejores resultados en algunas áreas.

El progreso del Santos se alimenta de una realidad: pese a ser muy bueno en casi todo, aún no logra que la afición llene al estadio y se compenetre con el equipo, aún cuando predomina una base de futbolistas oriundos de la región y de pueblos cercanos.

Ya se dio cuenta Alajuelense, por ejemplo, del talento que se puede proyectar en esta zona y colocó dos canchas para desarrollar una academia formadora de nuevos valores.

Johnny Chaves cree que el éxito reciente de los santistas proviene, en gran medida, del poco desarrollo en infraestructura, o para decirlo más sencillo, no hay centros comerciales grandes que distraigan a los jóvenes, que encuentran en el fútbol su principal distracción.

Todavía nadan en las pozas y los ríos, corren por las fincas y juegan en las plazas que rodean las bananeras, lo que al fin de cuentas fortalece sus habilidades motoras.

La tradición es que en cada finca bananera haya una plaza. Y para Wíllmer siempre había una plaza. Así creció hasta que debutó en Segunda y luego saltó a la Primera División.

"En el barrio hay mucha gente trabajadora pero también mucha drogadicción. El que yo llegara a Primera y al Santos sirve como ejemplo para que la gente de mi barrio vea que sí se puede salir adelante con el fútbol", explicó Azofeifa.

Y en parte, esta es la filosofía que predica el Santos. Todavía les cuesta captar a los futboleros para que se consideren “santistas de corazón”, pero al menos la comunidad ya percibe al equipo como una ventana para que los más jóvenes puedan salir adelante.

A la fecha, exportaron a Smith. El camino de Azofeifa parece llevar a la misma ruta y también hacen lo posible por mover a Alexis Gamboa, seleccionado Sub-20, y Pablo Arboine, mundialista infantil y juvenil.

Johnny Chaves, quien ha trabajado en otras zonas rurales como San Carlos y Pérez Zeledón, reconoce que la calidad pasa por la cantidad de niños y jóvenes que le toman el gusto al fútbol. Las distracciones son mínimas en Guápiles y el talento florece sin grandes esfuerzos.

Desde hace tres años, cuando Chaves y la directiva plasmaron en el papel el proyecto que hoy ve sus frutos, se incentivó la necesidad de proyectar a los jóvenes para venderlos y conseguir ganancias que les permitan sostener el equipo y mejorar la competitividad.

Como no se puede competir con Saprissa, Alajuelense y Herediano en cantidad de afición, la premisa es convertirse en una máquina de exportación de futbolistas.

Chaves cree que ‘pegar’ un mundialista les permitiría subir el último escalón para entrar a las ligas mayores: que los agentes los tomen en serio y coloquen a sus jugadores fuera del país, sin necesitar del trampolín que ofrecen morados y manudos, mucho más conocidos.

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El jugador de esta zona es rápido, habilidoso y técnico. No muy alto, pero con hambre de surgir. Está acostumbrado a trabajar desde muy joven para colaborar con el hogar.

Ahora, la premisa de los santistas es capacitar a la mayoría de entrenadores de liga menor para formar mejor a los talentos y que no suban a Primera con limitaciones técnicas.

"Hay que enriquecer la academia. A veces los entrenadores se preocupan mucho por el resultado y lo más importante es formar a los muchachos", explicó Chaves.