Sangre nueva en el fútbol

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Una nota de Fiorella Masís acerca del surgimiento de jóvenes valores de la Primera División da pie para afirmar que, sin ignorar los problemas enormes de nuestro fútbol, hay aspectos positivos que se deben destacar.

La periodista de Puro Deporte informa del acatamiento de la regla Sub-21 por parte de siete clubes, a punto de completar los 1.440 minutos que la norma exige para poner en escena a sus promesas y evitar una multa. Estos son Carmelita, Liberia, Santos, Saprissa, Limón, Alajuelense y Grecia.

Un repaso del “Grupo Siete” identifica a Carmelita con el aire de renovación que experimenta también en el banquillo. Sin duda, Mario Víquez y Luis José Herra hacen muy buen trabajo, pues al estilo verdolaga se le nota alegría, chispa y dinámica. En Liberia, la inyección juvenil obedece a extrema necesidad, pero no por ello se desconoce ese afán renovador, con el riesgo, eso sí, de que las promesas se podrían malograr, si únicamente se les manda a la guerra.

De Santos, ya se sabe. Johnny Chaves es un maestro. Suman por decenas las figuras que este hombre estudioso y sereno ha hecho debutar en Cartaginés, San Carlos, Universidad, Pérez Zeledón y Santos.

En el Saprissa, a la recia personalidad y buen verbo de Víctor Cordero se agrega la vocación de Vladimir Quesada como forjador. Son un dúo competente, aunque irregular, pues resulta que solo Cordero puede hablar como timonel, dado que el titular (Quesada) carece de licencia A. Cosillas de nuestro folclor “mundialista”.

De Limón, ni hablar. Horacio Esquivel se arrolla las mangas y trabaja con lo que tiene a mano. Gracias a su buen ojo, en la provincia olvidada siguen germinando diamantes que “el extraño de pelo largo” sabe pulir muy bien.

En Alajuelense, como los golpes crean chichotas, tras tortas y gazapos por fin se nota una adecuada mezcla de juventud y experiencia que podría devolver a la divisa rojinegra la idoneidad de su estirpe.

En Grecia hay que elogiar el afán de Wálter Centeno, de insuflar en sus pupilos el espíritu del Paté tocador. Balón al piso, visión de juego, sentido del ajedrez.

Que los jóvenes tomen posiciones es un buen augurio en el fútbol y en la sociedad. Pero sin desdeñar la experiencia, pues mientras los cachorritos aprenden, los viejos zorros sostienen la madriguera.