¡Que se note autoridad en el banquillo!

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¿Hasta cuándo tiene plazo Bryan Ruiz para recuperar un nivel aceptable? Si Roy Miller y Júnior Díaz acumulan "tortas" como para abrir una franquicia de hamburguesas, ¿por qué siguen jugando? ¿Cuánta autoridad real tiene el DT, Paulo César Wanchope? ¿Sirven para responder esta última pregunta los casos de Navas y Umaña? Uno no estaba tan lesionado como se temía (por dicha) y el otro se retiró en media Copa Oro para solucionar un tema contractual con su equipo (¿es eso fuerza mayor?).

De la boca para afuera, todos los futbolistas dirán que el seleccionador es un militar de la disciplina, un líder napoleónico, un tirano de la táctica, un estratega consumado... Pero, ¿será cierto?

Con el rancho ardiendo, 2 a 2 ante Jamaica, y más cerca del tercero los Reggae Boyz que Costa Rica, se vio al alemán Winfried Schäfer arengar, regañar, correr de un lado al otro como león enjaulado, mecerse los cabellos, al borde de la zona técnica y de la desesperación... Y, mientras tanto, a nuestro elegante timonel indemne. Pasivo. Como si la cosa no fuera con él. ¿Defecto o virtud? Depende. Si de esa tranquilidad se derivaran decisiones sabias, frías, útiles para cerrar bien los partidos, respondería "virtud"...

¿Qué sucedió? Jamaica cerró mejor que Costa Rica y Alvarado nos salvó de la derrota. Contra El Salvador, cuando mejor jugaba la "Sele", y parecía más cerca del 2-0, ajustó líneas (innecesariamente) para sostener la pírrica ventaja, lo cual no sería malo si se defendiese bien. Pero tampoco. El equipo se tiró atrás, dejó de presionar salida, cedió bola, terreno, ¡todo! Y los cuscatlecos agarraron el confite. Se apoderaron del balón, adelantaron filas, crecieron en confianza y empataron en tiempo de reposición.

La historia del repliegue excesivo se repitió contra Canadá, con dos diferencias puntuales: 1) se jugó mal todo el partido, no solo los últimos 15 minutos. 2) Gracias a Dios y a la buena vista del árbitro asistente, se anuló la anotación de Haber. Ese tanto significaba la eliminación.

"Chope" tiene estrella, porque no se estrelló, pese a los despropósitos acumulados. Sigue con vida y, por ende, con posibilidades reales de reivindicación. Pero, para comenzar, necesita hacer correctivos en jugadas específicas y recurrentes (los centros de tiro libre por bajo: gol válido de El Salvador y gol invalidado a Canadá).

Por lo demás, ya no me importa el planteamiento, si juega con cinco, cuatro o tres zagueros o si pone al portero de creativo. Me vale un pepino. Tampoco lo quiero ver fingiéndose Schäfer, porque no es su estilo. Lo que quiero es verle autoridad, creerle que lleva las riendas. ¿Cómo? Quiero leer en el terreno de juego que sí los regañó, que les dejó vibrando los tímpanos, que se desgalilló recitándoles mil veces los errores y horrores cometidos en zaga, creación y ataque, ¡que se note que por fin reconoció que Costa Rica había jugado peor que mal, sin la entrega ni la concentración suficientes para defender el prestigio ganado en 2014! Eso quiero ver este domingo contra México, el rival idóneo para reivindicarse.