Por las chicas, sin populismo

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Fue cosa del destino. Cuando los nostálgicos empezaron a desempolvar el primer aniversario de la hora más gloriosa de nuestro fútbol, ellas pidieron la palabra. La primera que atrapó mi atención fue Amelia Valverde, la entrenadora, una mujer de mirada profunda encapsulada tras unos lentes de aros gruesos. Cautiva por su inteligencia porque no la abruma la tensión del juego y toma la decisión correcta en el momento justo, como el ingreso de Karla Villalobos y el empate dramático ante Corea del Sur. La Selección femenina se abrió un hueco en la historia de los mundiales mayores con realidades muy gratas: una estratega de nivel, una guardameta de primer mundo y nombres a prueba de olvido.

Ahora van para los Juegos Panamericanos con la aspiración lógica de colgarse la medalla.

Hay con qué bordar la hazaña: seguridad en el fondo, manejo en el medio con Shirley Cruz y desequilibrio arriba con Melissa Herrera. Quizá con Gloriana tendríamos a una lanzadora que capitalice el vértigo de Meli y si Raquel llega a cerrar, puede ser. Sin el vedetismo de sus colegas masculinos y sin Fuente de la Hispanidad desbordada y teñida de rojo después de cada partido, ellas agitaron el corazón del país futbolero.

Las seguí en familia, en mi matriarcado —bendito destino— que integran mi compañera Lisbeth y mis hijas Valeria y Daniela, todos con la roja puesta, felices con el 1-1 ante España, gritando hasta la afonía el 2-2 contra las surcoreanas y dejando ir una lágrima cuando la insistencia de Brasil por fin venció a Dinnia.

Como cualquier aficionado tenemos a nuestras favoritas: Dinnia, una muralla con reflejos, Wendy, una mezcla de entereza y sentido para salir jugando desde atrás, Shirley, pelota al pie y pase correcto siempre, Raquel, manejo e intuición de gol de tres cuartos de cancha para adelante, y Meli Herrera, un rayo con gol.

Mi hija Valeria es fan de Gloriana Villalobos y no entiende por qué no jugó. Le digo que aun es muy joven, pero que fue convocada para los Panamericanos y que podría actuar ante Brasil, Canadá y Ecuador, a partir del 11 de julio. El calendario es durísimo. Caímos en un grupo con dos potencias regionales, pero vamos sin miedo. Ya dieron la primera campanada. Combinan talento, clase y van por más historia. Tienen con qué. Nuestra admiración para las chicas, a corazón abierto y sin populismo.