Alajuela. Es su estilo y ya no sorprende... Óscar Ramírez siempre se aleja de los festejos en las grandes conquistas de su Liga.
Apenas y se asoma a las celebraciones cuando levantan un título, menos se iba a echar encima el mérito por derrotar al América en el Estadio Azteca.
Ayer, mientras los jugadores recibían abrazos y cariños de los aficionados, Machillo se apartó a una esquina. Cumplió con su deber de atender a la prensa, pero evitó figurar en la fiesta.
“No me da para pensar en eso. Quizá ustedes (los periodistas) que están ahí en eso...”, comentó, fríamente, cuando la prensa intentó hacerlo responsable de la victoria en el Coloso de Santa Úrsula.
Tampoco quiso comentar el hecho de que en el semestre le ganó los dos partidos a Miguel Herrera, desde ayer requerido como el salvador de la selección de México.
No, lo suyo es ordenar al equipo, dar la cara si se pierde y esconderse cuando se trata de cosechar.
En todo caso, él preferiría amainar la fiesta. Recordar que el torneo sigue, que el sábado enfrentan al Santos en casa y que “aún no se ha ganado nada”.
Ni para el desahogo propio se dio tiempo. Tras dos ediciones consecutivas quedando en la frontera de la fase de grupos, Óscar tenía encima esa “espinita” de hacer algo mejor en la Concachampions .
El martes finalmente consiguió esa gran victoria que buscó en las ediciones pasadas.
El carácter. Un poco rebuscado, Machillo sí aceptó estar contento por algo y es por sus dirigidos.
“Por los muchachos, muy contento por ellos. Yo sé que se aplicaron muy bien y pusieron todo en la cancha. Con personalidad, tanto futbolística como de coraje.
“Supieron llevar bien el partido a lo que nos convenía y tuvimos arrestos”, dijo en el aeropuerto.
Para pensar en el torneo regional falta mucho tiempo, a su criterio. El parón de cinco meses, entre la fase de grupos y los cuartos de final, hace que la Liga de Campeones parezca dividirse en dos torneos.
“En ese tiempo pasan muchas cosas, hay que ver el momento, el cierre del torneo... Hay que ver muchas cosas”, finalizó.